viernes, 23 de marzo de 2007

Hombre en cuclillas.


En el aire roto por el amanecer hay polvo detenido,
entre las parras, un hombre en cuclillas
lleva la cabeza cubierta,
se oculta el rostro con las manos.

Este podría ser el inicio de un poema, no lo es, apenas es un vano ejercicio de jueves por la noche, un rechinar de codos abriéndose paso entre el griterío de loros de tantos colores que me aturden. Nunca fui capaz de distinguir el amarillo del verde.

Ese hombre está humillado,
sí, por sentirse culpable,
por añorar la voz en su oído.
Con esfuerzo educa el corazón,
el cuerpo no se deja, su cabeza gira,
choca con las paredes del laberinto de sí mismo.

Escribo de lejos, convertido en otro, un personaje de Coetzee, Ganapathy, máster en ciencia computacional, paradigma del contraste alimentándose de plátanos, mirando fijamente la pantalla que devuelve brillos y ausencias. Escribo disfrazado para confundirme, para reconocer a ese hombre, para sacarlo del reflejo, para que sea, quizás para recordar sus labios heridos en la cavidad poplítea de lo que tanto amó. Escribo ahora desde un recuerdo fúlgido, empavesado para no caer en paráfrasis, sentado bajo el tragaluz cuando escuchaba a Bessie Smith, su canto, pietista, que trae camas de hospital vacías, la voz junto a un saxo roto en espesas notas de jazz.

Escucha el bufido del Minotauro.
viene, no está preparado,
acorralado, se defiende, a mordiscos,
mirando a los ojos de la soledad eterna.
Se irá, la hoguera de la muerte
brilla en el monte.

Escribo algo que no entiendo, que llevo clavado en las tripas, algo de lo que no puedo desprenderme, palabras que me obsesionan, pegadizas, que se repiten dentro de mi cabeza, que me hieren, que me tocan con dedos ásperos, que me turban. Frases sin sentido, surrealistas, viento simio, absurda forma de expresión que no coincide con la realidad que me duele demasiado. Solo así puedo esbozarlo.

En el aire roto por el amanecer hay polvo detenido,
entre las parras, un hombre en cuclillas
lleva la cabeza cubierta,
se oculta el rostro con las manos.


Ese hombre murió el martes.
No sé, no puedo contarlo.



20 comments :

Atzavara dijo...

Bessie Smith y el hueco poplíteo... sugerente.
Pero... qué ocurrió el martes? Qué llevó al reciclaje del cosmonauta?
Tal vez no tenga derecho a preguntarlo, pero me tiene intrigada-preocupada...

Besos varios... de todos los colores y sabores...

Anónimo dijo...

Tu si que me matas, pero de purita envida, y de la mala. Y eso que estabas en cuclillas, no quiero ni imaginarte... sentado, en una mesa, escribiendo como Dios manda.

Pedro M. Martínez dijo...

Atzavara no busques coherencia entre lo que cuelgo aquí y lo que vivo. No la tiene. Esto es literatura (eso intento).
A veces, releyéndome, le encuentro sentido, le atribuyo realidades, intimidad, momentos. Generalmente, cuando lo escribo, sale de quién sabe dónde.

En cualquier caso, después de un largo y doloroso proceso, el martes murió un familiar, alguien a quién estaba muy unido.
No he querido, no he sabido escribirlo.
Es demasiado profundo.
Gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio un hombre en cuclillas intenta reflejar una postura entregada, de miedo, de impotencia, de sujeción a las leyes naturales.
He reescrito el post que tenía, lo he reinterpretado, lo he modificado.
No dice nada de lo que llevo aquí dentro.
Es tan doloroso que aún no puedo sacarlo.
Quizás cuando acabe los trámites legales, lo social, lo que hay que hacer, pueda dedicarme a llorar serenamente, a dejar sueltas mis emociones. Ahora debo dedicarme a mantenerme sereno, apoyando, estando ahí.
Bueno, tú sabes.
Un abrazo.

M dijo...

Glup...para dolores sin consuelo, solo sirven abrazos intensos...

Te dejo uno, por escrito, que casi no pesa...

No creo en educar el corazón...como mucho, lo amaestras, lo amansas, lo sedas...

Anónimo dijo...

Perdona que me repita, pero a esto me refería con lo del esfuerzo: Atzavara te pregunta sobre algo que no sabe y sin embargo le intriga, algo que tú le has transmitido con esa "¿incoherencia?" tan coherente entre la realidad en toda su amplitud sea física, emocional, onírica... y la escritura.

Algo que sólo algunos lograis transformar en literatura (y otros entender o al menos intuir)con aparente facilidad, pero que contiene muchos años detrás de transpiración, de leer a otros, de borrarse uno mismo.

Y sí, has conseguido la metáfora: es así como nos sentimos cuando el dolor nos arrolla: encogidos.

Otro para tí, grande, muy grande.

Anónimo dijo...

Pedro mio. Lo siento. Sentía con tristeza ese proceso en tu interior.
Lo sabes.
Pero ya se que no hay palabras.
¿Estás bien?
Te envío un abrazo fuerte, muy fuerte.
Y te beso mucho. Mucho.
PaquiLou.

Pedro M. Martínez dijo...

Ofelia gracias por tu consolador abrazo.
Estoy de acuerdo en lo del corazón (queda en hibernación. Qué remedio)

Marc dijo...

La fragilidad de la vida nos consume, pero tus palabras la hacen más soportable.

Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio no tengo ni idea. Me limito a escribir. Transmito (o lo intento) lo que imagino, lo que siento, lo que invento, lo que me ocurre o ha ocurrido (muchas veces sin saberlo), lo que me pasa por la cabeza (y otras partes de mi cuerpo). Sin acierto o no es más mérito del que lee que mío. Lo digo absolutamente convencido. Me gusta escribir, no tiene ningún mérito. Como es algo que hago en mi intimidad me resulta fácil. Hay otras cosas que me gustan hacer, muchas. Cuando las tengo que hacer con alguien es más difícil. Como todos.
En lo que se refiere a estos días, me siento incapaz de plasmarlo. Además no quiero, no quiero mezclar lo privado con este medio abierto. No puedo sustraerme a ello, claro, pero sé que saldrá en el momento oportuno.
Un abrazo y un beso, preciosa, muy apretado, muy necesitado.

Pedro M. Martínez dijo...

PaquiLou gracias por todo. Es una alegría escuchar tu voz.
Un beso fuerte.

Pedro M. Martínez dijo...

Muchas gracias, Marc hay momentos que debemos pasar, irremediablemente.
Un abrazo.

Misántropo dijo...

Me quedo con tu escrito. Lo dice todo.

El dolor no es otra cosa que dolor. No afecta al miedo.

Un abrazo fuerte.

Pedro M. Martínez dijo...

Misántropo el miedo a la muerte duele.
Te lo puedo asegurar.
Duele mucho.
Un abrazo fuerte.

tomatita dijo...

Un abrazo, Pedro, todos, o muchos o los suficientes para reciclar lo que abruma.

Y besos, también.
Eva

Pedro M. Martínez dijo...

Eva, recibidos, muchas gracias.

Rain en ZQ. dijo...

Hay tristezas que al compartirlas no desaparecen, mas sí se tornan como depósitos de energías, generosas miradas: afectos que atraviesan distancias para llegar hasta el que sufre.

Una suave mirada para ti, Pedro.

Valeria dijo...

Siento la muerte de tu familiar, aún sin conocerte.
Recupérate pronto.
Un saludo, Pedro

Pedro M. Martínez dijo...

Rain (v.m.t.) recibo tu mirada con agradecimiento-

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias, Valeria, muchas gracias.

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