sábado, 7 de julio de 2007

Tal día como hoy.

Escribir no es vivir, apenas es disfrazarse de otro. A veces es mentir, engañarse uno mismo, vivir fuera de lo que es, recrear en la cabeza aquello que no llega al alma. Escribir bien o mal apenas tiene importancia, depende más de la mirada del que lee. Por supuesto hay muchos criterios de valoración respecto a la calidad literaria. Y gustos.

Escribir bajo seudónimo tiene un punto de cobardía, es fácil aplicar la verborrea para esconder un anhelo, el que sea, de reconocimiento, de vanidad, de necesidad de sacar sentimientos, de recibir pataleos o aplausos, de inseguridad, de ¿ves?, escaparate con paisajes pintados, lluvia de papel. Aunque claro, escribir siempre con las tripas es demasiado expuesto, aquí queda, al desnudo, ingenuo, sincero, abierto, vulnerable.

Historias, publicarlas aquí para que alguien las lea. Escribir historias sobre otros, sobre otro yo, sobre alguien que no eres tú. Son mentira, están inventadas, no son reales, aunque a veces lo parezcan. Es fácil hacerlo, solo se necesita imaginación, algo de técnica, desparpajo, no tener miedo, estar seguro. Una forma de pasar el tiempo, es un trabajo estéril.

Poesía, escribir poesía es sencillo, ya no hay normas, el poema libre, se necesita sentimiento y habilidad, un poco de música y gusto para jugar con la belleza, una mirada detrás de la mirada y la íntima desfachatez de saber que nadie entiende, todo vale, vale la hermosura de la rima, lo recóndito, lo prohibido, el enigma. La poesía es una trampa al azar de los cazadores de palabras.

Escribir de lo de dentro es difícil, los días son iguales, uno igual a otro, no hay demasiado espacio para la aventura, lo mágico, lo sublime. Tampoco hay quién soporte una vida así, n continua tensión emocional, al límite. Recuerdo los momentos que viví en la pasión, pero esa es otra cuestión, pasada además.

No me paro ahora a considerar ahora si todo esto de hoy está bien o mal escrito en la forma, en el estilo. Viene a partir de algunas conversaciones con el corazón en la mano. No sé transcribirlas pero quisiera cambiar ahora el tono de lo que habitualmente dejo aquí. Quizás porque empieza Julio, están próximas las vacaciones y quiero vivirlas desde la sinceridad conmigo mismo.

Miro alrededor, estoy acostumbrado a vivir con coraza, no llegan dentro, no les deja la mirada, la frase, la sonrisa, el gesto, la aparente fortaleza, la ironía. Y me siento tan necesitado de cariño, de ternura como todos, como tú. Este es un guión repetido desde que recuerdo, lo de fuera disfraza lo de dentro.

Empiezo diciendo que detrás del oficio, del gesto autosuficiente, de la rutina de estar -ser honesto, legal, fiel, cumplidor, correcto, buen vecino, ciudadano, trabajador, ejemplar en la vida familiar, etc- tengo miedo, estoy confuso, quiero asimilar las aflicciones que se me acumulan por enfermedades de personas próximas, la muerte rondando en algún caso, el relevo generacional, el trabajo, la falta de intensidad en lo afectivo, el aburrimiento, la necesidad de pasión, los contrastes, las añoranzas, querer estar en tantos sitios a la vez y no estar en ninguno, los continuos reencuentros con el pasado (que no pasa), la vida camina tan rápido que nos deja atrás y es tan corta y soy tan consciente de todo, estoy tan despierto que no me soporto en esta vida de dormido, por seguir haciendo lo que debo y no lo que quiero, por dejar de lado tantas oportunidades para ser el que soy y seguir siendo el que no soy, por no tener creencias, ni maestros, nadie a quién admirar, nadie ante quién derrumbarme, nadie que me aconseje, que me señale otros caminos, por ser tan débil que debo ser fuerte, enérgico, aparentarlo, sacar pecho, pavonearme, presumir, seguir y seguir sabiendo, sabiendo. Y no hacer nada para cambiar.

Contar esto no es apropiado, no es literatura, no cumple lo que me propuse al empezar esta página. Además no acaba de quedar claro si esto es lo que siento o lo que invento, si es un paraguas de colores o es una debilidad de un momento concreto. Puede ser una doble trampa, una que me hago y otra que os hago. No está definida la frontera entre lo imaginario y lo real. ¿Cómo convencer? ¿Esto es todo? Pues no, el fin de este blog es dejar lo que escribo, pretende ser, solo, literario, de ficción, pero hoy, hoy he querido dejar lo que siento, lo que me duele, sin velos, sin buscar frases bonitas, mañana ya intentaré poemas. Queda pues la palabra, sin ropas, sincera, para el que quiera entenderla. Gracias por llegar hasta aquí.





16 comments :

Gusthav dijo...

Uy Pedro, pues primero quiero decirte que la foto del fósforo (cerilla ó cerillo) que tiene hielo (???) en lugar de fuego está muy interesante, me gustó mucho.

Lo de escribir, pues, escribí, no importa si a lo demás les gusta, yo tengo un post de flatulencias bastante asqueroso, pero que igual a algunos les da mucha risa.

Lo de pasar dormido todo el tiempo, lo de la enfermedad y la muerte rondando en algunos casos, lo decís por Arthur?

Molto grazzie por seguir acá.

Saludos y abrazos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav (tercera vez que soy primero, UHU???)

Anónimo dijo...

La palabra es lo único que tenemos para darnos lo único de veras...

Esta vez por alusión, sin seudónimos, le habré escrito a través de una de mis palabras favoritas, Inmarcesible, ahora mi nombre, que también son palabras, ni más ni menos.

Tendría que escribirle más sobre su texto, eso que me han despertado sus letras en mis párpados muertos, pero el sueño es implacable a estas horas de nuestro tiempo.

Anónimo dijo...

Un abrazo enorme pequerrecho

Guada

Margot dijo...

Escribir es como dialogar, es intentar hacerlo con muchos a la vez, y dialogar es intentar sacar de dentro a afuera nuestros juicios. Siempre hay un poso de alegría tras de ello, por la posibilidad, aunque hablemos de miedos o tristezas... aunque finjamos o engalanemos.

Y las trampas, las corazas que nos ponemos unos a otros, a nosotros, van dentro del paquete. En ese caso escribir es tanto como vivir.

Ah y sólo una cosa: me niego a pensar que escribir poesía sea sencillo... todo lo que dices de ella la convierte precisamente en algo no sencillo, aunque no haya normas ya. No es más trampa que el resto y tiene mucho más de honesta precisamente por ser el enigma de una cazador de palabras al acecho.

Me gustas sin ropajes, ya te lo he dicho? Sin ellos resulta más fácil ver y comprender y sentirse parecido...

Un beso, tal cual hoy, sin pasarela.

Atzavara dijo...

http://atzavara.podOmatic.com/entry/2007-07-07T06_59_04-07_00

"puedo comer mierda
y acostarme en los portales
si a la noche tengo a alguien que me abraza,
que me abraza,

sólo quiero que me quieran,
como tú, como tol mundo,
deshaciendo primaveras,
enhebrando los segundos"

"Alfileres" - Marea

Pedro M. Martínez dijo...

Gusthav, espero que lo de Arthur no llegue ahí, que se recupere pronto, que se deje de pavadas, coma, se reconcilie con su Mamá y siga alegrándonos con su peculiar parlamento.
¿Un post de flatulencias? Bueno, puede ser interesante, es un tema peculiar ¿qué haces? ¿medirlas por intensidad? ¿calibrarlas? ¿compararlas?
Seguimos.
Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

Emma Selene Ixchel, un saludo a su tierra mexicana, todo mi respeto y mi agradecimiento por sus comentarios tan llenos de poesía y cariño.
Muchas gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Doña Guada, a estas alturas del año necesitamos vacaciones, cambiar, contrastar, descansar.
A ti te queda poco.
Ye envío besos y besos.
Guapa.

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, pues sí, sin ropajes estoy (todavía) bien. Jajajajaja
Del resto, según qué cosas, soy tan pudoroso que no hablo (solo escribo)
Pero eso no me impide darte un beso de náufrago, como si fuera el último (ahí, entre las aguas)

Pedro M. Martínez dijo...

Atzavara, pues me parece que me equivoqué.
Marea toca en Amorebieta el 19 de julio, en un campo de fútbol. Son fiestas ahí.
...deshaciendo primaveras...
Besos.

Atzavara dijo...

Si finalmente te decides a descocarte e ir a verlos, ya me cuentas pa' que babee un poco... de todas formas, el 24 de agosto los tengo aquí al lado, en Cambrils...

Más besos...

Anónimo dijo...

Es muy difícil dejar las argucias de lado...siempre nos acompañan porque son las que nos visten.
Somos endebles siempre, porque entre tanta ficción, la catarsis es nuestra, aunque neguemos el parecido a nuestra vida.
De otra manera no podríamos estar erguidos, distantes y todopoderosos para los demás.
(A veces quisiera que sepan cuando ficciono y cuando no, para poder ser felíz).
Sencillamente,
Cecilia

Anónimo dijo...

O que supieran que nunca ficciono...

Pedro M. Martínez dijo...

Cecilia, parece sencillo ¿no?
Solo hay que decirlo.
Hoy toca ficción.
Hoy realidad, pura realidad.
Hoy me pongo la máscara.
Hoy me la quito.
¿A que es fácil?

Pues no lo es, en absoluto.

Saludos.

Anónimo dijo...

¿Sabés que sucede Pedro? Nuestras máscaras suelen ser el reflejo de lo que sentimos en ese instante y muchos creen, que no.

Daría mucho de mí, si encuentro a alguien que sabe entender que hasta las máscaras son ciertas.

Sólo las usamos para poder hablar sin vergüenza, para no quedar expuestos y por no quedar a la intemperie, corriendo el riesgo cierto de la soledad.

Un abrazo de esencia a esencia
Cecilia

P.D.: ¿Y si quedaramos expuestos no sería un acto de valentía?

Pedro M. Martínez dijo...

Cecilia, realmente creo que es muy difícil encontrar a alguien a quién le importe entender nuestras máscaras. Bastante tiene cada uno con disimular las propias. Así vamos, unos por otros. Es lo cotidiano, lo de todos los días, lo de tantos días.
Duele ¿verdad?
Nos entendemos.
La verdad, Cecilia, aquí me expongo bastante.
Saludos.

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