martes, 18 de septiembre de 2007

El demonio del mediodía


Llámase "demonio del mediodía" a la crisis de personalidad que muchos varones experimentan al cumplir los cincuenta años. Les nace un deseo, que creían ya sepultado desde la mocedad, de algo nuevo, que les devuelva la ilusión por vivir. Durante demasiado tiempo, discurren, han cumplido con puntualidad y sin emoción todos los deberes profesionales y familiares que se les habían amontonado encima de los hombros, y se les hace evidente ahora que ha llegado el momento de ocuparse del deber hacia uno mismo. Quieren sentir la vida, que empieza a declinar, antes de que les abandone del todo. Con frecuencia el achaque lo desencadena un nuevo o antiguo amor; otras veces una necesidad irreprimible de cambiar de trabajo...
...A esa edad, hartos de seguir el patrón social impuesto por un dictador anónimo e impersonal, queremos hacer algo distinto, original. Y ¿qué solemos hacer cuando anhelamos la originalidad? Paradójicamente, tendemos a imitar, imitamos a otros que han sido originales antes. (Javier Goma.)


-¿Eso te ocurrió?
-Si, algo así, aunque Pániker lo describía mejor.

-¿Cambiaste de trabajo?
-No, estaba en el paro.

-¿Te enamoraste?
-Quizás, ya no lo recuerdo.

-¿Fuiste original?
-Vale, deja ya de preguntar, hombre invisible

-Pero ¿la amaste?
-Han pasado mas de treinta años, yo qué sé. ¿Y tú?

-Hale, vamos al comedor que las monjas se enfadan.




26 comments :

Anónimo dijo...

SI, YA SÉ, DUERMO POCO. COMO TÚ. OYE, LOS ANCIANOS NO LOGRAN SER \"ORIGINALES\" Y ¿FELICES?

Camille dijo...

Las monjas?

Buenos días de martes!

El Toro de Barro editorial dijo...

Acabo de encontrarte en las lindes de Las mujeres de Roma. Termino no más de rondar una parte de tu escritura. Y te dejo acá mi paso, entre sorprendido y cercano, en parte porque no ando lejos de esa edad fronteriza a la que te refieres; en parte -también- porque mi mundo interior no me basta ya para recuperar la energía suficiente para apoyarme muchos días ni siquiera encima de la mesa; y en parte porque no hay mejor placer que el placer inesperado, el mismo que he sentido al entrar en tu mundo por la puerta de atrás, como un merodeador que hace mucho tiempo perdió el rumbo.

Un saludo
carlosmorales@yahoo.es

Anónimo dijo...

Estimado Pedro:

Esta vez no hay réplica, ni alegoría, ni refrendo, no hay palabra para acompañar, desde la timidez, su encuentro. Hay, sí, silencio, sitiado por los rincones de los sonidos matinales de nuestro cuerpo... el gruñido al despertar, el suspiro al recordar el sueño, la visceralidad capciosa al sur de nuestro intestino grueso.

Pero hay, sobre todo, estimado Pedro, algunas preguntas que me apena lanzar tan de-re-pen-te, tan sin acomodo a nuestro diálogo cuerdo, las sopeso un poco, pero hace mucho que el peso de las cosas me tiene sin cuidado, como la mayoría de las cualidades cuantificables de los cuerpos, y decido lanzarlas, a pesar de ser cuestiones, precisamente de números más o menos.

Dígame algo Pedro, ¿qué edad tiene usted? (edad biológica por supuesto, aclaro para evitar salidas tangenciales innecesarias a una amistad sin dueño como la que sus palabras han venido a cultivarme en el cuerpo).

Y aún dígame más, si no le parece un exceso, ¿qué hace usted de sus días, cómo sobrevive, qué dice en su recibo de sueldo, qué papel desempeña en los atiborrados engranajes del mundo moderno?

Sin duda le agradezco de antemano (lo digo para comprometerlo un poco, sólo un poco), su amable respuesta.

SEI

Coblenza dijo...

Pedro ¿es tu cumpleaños?

HombreeePorDió!!! y yo con éstos pelos!
¿Cómo no me avisas?
Hubiera ido por tí, a los cimientos ferroipáticos del museo que Reina patrimonio en tu ciudad natal.
Hubiera disecado las almas que te conceden -sentimiento-, para que fueras mío.

Hubiera triplicado las posibilidades para ser tu "mamiblue".

Hubiera cerrado noche y día las ventanas de nuestras orgías virtuales.

Hubiera roto el derecho concebido para procrear, porque ya no es tiempo de recreo. (Vaya fiesta Pedro)

Y hubiera dejado a ese demonio del medio día, que dejara la purpurina sobre nuestras letras para sacarte la guitarra y dejarte en dique seco con mi cante que -hoy por hoy- no se torna de sirena, sino de polizón.

(es que estoy resfriada sabes?)

Eso que,

las fechas de los cumpleaños se avisan!!!


Por lo demás,

te estimo, pero eso ya lo sabes.


Besos mil.

Pedro M. Martínez dijo...

EVA, Orfidal, es muy bueno para dormir (consulta a tu médico)
No tengo ni idea si los ancianos son originales y/o felices. ¿Todos los ancianos? ¿algunos?
Cuando lo sea (anciano), si sigo aquí, te lo contaré.
Por cierto ¿quién eres?

Pedro M. Martínez dijo...

Camille, los textos, como los chistes de guipuzcoanos, si hay que explicarlos pierden la gracia. O así.
Reina ¿has perdido agilidad?
Va. Quiero indicar que el protagonista está en un asilo y recuerda años mejores.
Ay, bilbainita.

Pedro M. Martínez dijo...

El Toro de Barro, no hombre, no, no entres por la puerta de atrás, pasa por la principal. Bienvenido.
Estoy en muchas lindes, no solo romanas, pero mi territorio está bien definido y mis sembrados también. Los frutos no lo sé.
Esa edad fronteriza (la tuya ¿por arriba o por abajo) y sus consecuencias la define el que firma ese artículo (que me he atrevido a copiar).
Muy agradecido por tu visita.
Saludos

Pedro M. Martínez dijo...

Ay, Inmarcesible, qué cosas tienes. Esa visceralidad capciosa al sur de nuestro intestino grueso y los elementos que por él transitan dan un toque humano, ¿oloroso?, a esta literatura del aire, a veces sin alma, a veces vana palabrería que se lleva la prisa de los días, la urgencia por llegar quién sabe dónde, con quién. Hace tiempo que no practico el noble arte de las doce cuerdas, quizás esté desentrenado, pero esto, eso, como andar en bicicleta o coleccionar insultos, malas palabras, no se olvida.
Veamos, se me juntan las preguntas, voy por ellas.
Una, mi edad: la que represento, una edad razonable, la que podría susurrarle al oído, la que desmentiría mi energía al amarla al amanecer –repetición del amor del anochecer-, en ese momento de los sonidos que citabas, algunos más, quejidos, mimos, roces de cuerpos y almas, suspiros, cantos de pájaros, estremecimiento bajo (o sobre) las sábanas, algarabía de besos y gruñidos.
Otra: mis días están llenos de trabajo, de obligaciones, de responsabilidades, de entrega. Hay sitio para el anhelo, para el goce, para el disfrute, para mirar por muchas ventanas, sí, pero después de cumplir lo primero. (otro día definiré lo primero, no me atosigues)
Más: mi recibo de sueldo dice con esto debe vivir y ahí vamos, sobreviviendo. Se admiten donativos, mecenas, ramos de flores, pasteles, caricias al alba
Y ya: mi papel es importante, estoy vivo y trato de demostrarlo, me agito, hablo, pienso, escribo, me muevo, voy, vengo, me comunico, pinto, leo, corro, canto, bebo música, mantengo amistades, las riego, me enamoro, sufro, intento, me caigo, y ahora, precisamente ahora, me doy cuenta que los exámenes los aprobé hace tiempo y que estoy suspendido, sólo, de mi criterio.
No hay porqué darlas.
Un beso..

Pedro M. Martínez dijo...

Coblenza, no, que coño va a ser mi cumpleaños, no lo es, 25 de enero, apúntalo, edad, la de antes y uno más, ¿llegaremos?, me aburre un poco esta esquina, me cansa, me estimula poco, no, tú no, digo tú sí, preciosa, cantante, que llenas de arte este rincón de comentaristas pertinaces y a los que voy a dedicar una farola en el parque de Doña Casilda (aquí, en mi city). Y se me ha terminao la tinta, las ganas no. Ni los besos, todos para ti.

Anónimo dijo...

Huir, también es un arte, que, como todos, se hace manía con el tiempo... termina uno siendo el Houdini de su propio pensamiento. Escapa usted de mi intento de concreción, de mis afanes clasificatorios (graves y a veces vergonzosos). Pero en sus palabras encuentro exactamente la respuesta que se me había extraviado.

SEI

Isabel Barceló Chico dijo...

Esto no les ocurre sólo a los hombres. También las mujeres alcanzan un momento en que sienten la necesidad de romper con muchas cosas, con la rutina, con las obligaciones, reencontrar esa energía de la que hablas y que nos permita afrontar la siguiente etapa de la vida con nuevas o viejas ilusiones, pero desde luego renovadas y actualizadas. Para mí, eso fue Roma: un regalo de la vida que me permitió, durante seis meses, dejar de lado todo y vivir inmersa en mi pasión romana con toda intensidad y todo mi tiempo y mis energías. Pasada esa maravilla, me copio a mí misma.
Me alegra que te haya descubierto el toro de barro, creo que teneís parcelas de sensibilidad en común. Besos, querido amigo.

gaia07 dijo...

Siempre he dudado que el hombre sea un “ser sociable por naturaleza”, y cada vez creo más que es un “animal domesticado”.

¿Anhelamos originalidad o es pura necesidad? ¿Ocurre cuando llegamos a la vejez porque disponemos de más tiempo para pensar en ello, o porque ya nos da exactamente igual lo que piensen los demás socializados?

Camille dijo...

Ay, Pedro. Que no, que no he perdido agilidad (aunque te prometo que nunca fui ágil). Que estamos con lo de siempre. Tú te lo tomas literal y me explicas. Retórica, sin más. Pensar en voz alta. Metáforas(incluso) en otras ocasiones.
O simplemente sorpresa (la mayoría de las veces)

Unknown dijo...

Mira que coincido con la historia , pero me la popngo como un saco y me doy cuenta que a las mujeres nos pasa igual o mejor dicho parecido jajaaj!!! te cito dos ocasiones:

1.-Cuando se esta embarazada y se sale de ello.

2.- Cuando la edad efectivamente nos alcanza y voala...!!! ese demonio se suelta la trenza .. jajajaaj!!

Pedro un beso endemoniado va para ti...pero se discreto qeu mi marido es celosillo... jajaja!!!

Pedro M. Martínez dijo...

Mi estimada Inmarcesible, vamos a ver, comprenda usted que este es un medio abierto a ojos cálidos y a posibles miradas malintencionadas, tan amplio que entramos usted y yo (oiga, oiga, no empuje, que hay sitio para todos) y una infinita posibilidad de visitantes (aunque entren tan pocos).
No suelo huir, ni esconderme, ni mentir, mi verdad es suficiente. Ocurre que tengo una dirección de correo en la que acostumbro a contestar -supeditado a mi escaso tiempo libre- aquellas cartas que recibo -generalmente con educación y buen humor-, a preguntas y cuestiones más bien curiosas, de tipo personal y que suelen interesar, -ay, señor- exclusivamente a quién las realiza.
Quedo, como no, a su disposición.
Y besos su mano.

Pedro M. Martínez dijo...

Vale, vale, Isabel Romana, ya se lo diré a Javier Goma.
Roma tiene tanta magia que no me extraña que te haya fascinado.
Y que bien te sienta.
Pues me alegro que Carlos Morales haya venido de tu página a la mía. Gracias por tu link (o por lo que sea)
Besos, un día tomaremos un café en el Trastévere.

Pedro M. Martínez dijo...

Que no lo sééééé gaia07, que no soy anciano, leches, que he copiado un texto de Javier Goma, que no tengo ni idea si el hombre es un “ser sociable por naturaleza”, o un “animal domesticado” o un “ ser que no sabe por donde le pega el aire”. Aire.
Eso. Sé que me gusta que me comentes. Y tú, también me gustas tú.

Pedro M. Martínez dijo...

Pues vale, Camille, pues eso, que te echaba en falta, ya ves, como lo lees, qué cosas, ¿qué será?, si seguro que eres maja, maja.
Sin que sirva de precedente te voy a dar un beso de áupa (en la frente, que tu chico se mosquea)

Pedro M. Martínez dijo...

Piel, que bien te ha sentado tu segunda maternidad.
Beso a tus hijos (cualquiera se mete con tu marido)
Jajajajaja

Anónimo dijo...

Cómo dices?

de qué esquina me hablas?
Y si te aburre para que te paras?
No logro entenderte. Y poco me da, que menos que los comentarista pertinaces (me suena tan vulgar)entre a la city de la que hablas.

Yo vengo sin acritud, sin mucha relevancia. Llevas leyéndome años. Tantos son que a veces -lo admito- vengo por defecto.

No me necesitas a mí, para que le ponga la salsa a la city precisamente.

Sólo se que vengo con afecto. El que justamente te tengo. Además un día te tengo que agradecer algo importante. Pero eso llegará en su momento.
Por lo tanto tendré tu cumpleaños apuntáo en la agenda del Google.


HombreporDió cómo está el patio.

Eso.


pd. Tendré que regalarte para tu próximo 25 de enero un recambio de tinta, para que no se te acabe.
Por cierto, sabes que ya tengo 35 años?
Eso.

Pedro M. Martínez dijo...

Besos Coblenza, muchos, todos para ti, de madrugada, ya ves.
No duermo, niña, y no por gusto.
Tienes una edad perfecta.
Beso cada año que tienes.

ybris dijo...

Je, je.
Como ando más cerca lo entiendo mejor.
Y está claro que llega un momento en que no importa haber sido originales sino no enfadar a las monjas.

Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Seguro ybris, al menos a las de antes.
Las de ahora han cambiado bastante (por suerte para ellas).
Merecen todos mis respetos (y mi sorpresa, no las entiendo, ni un poco).
Un abrazo.

gaia07 dijo...

¡Ah! no, no… en realidad las preguntas van con respuestas incluidas, yo si que lo sé.

Me alegro que no seas un anciano, las posibilidades de disfrutarte se acrecientan. ¿Gustarte? Tu par de ojos me tienen hechizada, si vieras la cara de boba con la que te leo no dirías eso.

Pedro M. Martínez dijo...

Que bien, gaia07, explícamelo.
Y me alegro que te alegres, nos disfrutaremos leyéndonos mutuamente.
Lo que te he leído hoy me ha halagado, que lo sepas.
(y no por otra cosa sino porque lo necesito, estoy muy bajo)
Muchas gracias.

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