lunes, 17 de septiembre de 2007

Pacto.

Trío: Ayer probé otros labios, / fue capricho tuyo, / una experiencia más, dijiste. / Eran suaves cálidos, / yo sentía que expertos. / Los entreabrí con mi lengua, / los lamí, mordisqueé. / En algún momento, / sus manos y las mías, / desabotonamos con ansia. / Y de nuevo la inquietud / de los labios acariciando / y piel con piel estremecida. / No entiendo tu confusión / cuando te arrojamos del lecho /para quedarnos solas. (Luci Garcés)

De acuerdo, pactaremos, será como tú quieras, nos amaremos, furiosos como nadadores que llegan a la playa después del naufragio, nos tocaremos el alma y soplaremos un caramillo, flautas para encantarnos, nos enroscaremos como serpientes de lujuria. Me excitan nuestros susurros, pensarte desnuda, a mi merced, sumisa, dispuesta a satisfacernos, entregada, obediente, plegada a mi voz, a mis caricias, despeinada, tu cara, esa mirada que me inquieta, los sonidos incontrolados de tu garganta, los ruidos en tu sexo, su humedad, cada uno de sus pliegues, como te inclinas, como te restriegas, te cobijas contra mí cuando estás de rodillas, como me llamas, me pides, me ordenas, me ruegas que entre en ti, ay, toda tú.

Pactaremos, nos seguiremos amando, buscando no solo el temblor sino otras puertas, las abriremos, trémulos, sin saber a donde llevan, bajaremos donde el aire se estanca, donde huele a humedad y se apagan las velas, donde no hemos estado y ya tengo en la nuca esa sensación de mis labios ávidos sobre tu espalda y tus muslos, las manos oprimiendo tus caderas, tu ojos velados, mi ansiedad por lamerte, por decirte, por bañarte los oídos con luces sucias que me arranco de muy dentro, que aún me sangran cuando las restriego por tus orejas de mujer que no conozco, que me bebe, que me oprime y me obliga, que me ordena, que me grita, que me incita a llevarnos a lo oscuro, que me sube la cuerda, que me la enrosca por la garganta, que tira de ella sonriendo, justo antes de encender la luz y regresar al reloj, a las citas, a lo que es.

Y te cambia la voz y me rebelo, no puedo dejarte sóla, así, como un desconocido, como un esforzado amante ocasional entre horas, pondría tu retrato en una pared y me daría cabezazos contra ella, tu frialdad me mata, hasta tu tibieza de a veces me aniquila. Pero también tu dulzura me enajena, me esclaviza, me hace peregrinar hacia ti, eres mi camino, quiero recorrerte en cada palmo, saberte en cada piedra, bañarme en cada arroyo que te cruce, ahogarme incluso en tus torrentes, quiero perderme en tus senderos, por donde nadie haya pasado aún ¿me dejarás?, ¿nos daremos lo que nos queda?. Amor ¿saltamos?



12 comments :

Camille dijo...

Salta, salta !!!

Besos, guapo.

Me alegra verte de nuevo.

P.D. Primeeeeeeeeeeeeee

tomatita dijo...

Mmmm, vaya pactos más interesantes...los míos son más grises, quien recoge la cocina, quien limpia el salón, las acuarelas no se tocan, y los amigos sin horario fijo.

A lo mejor es que deberíamos saltar.

Un placer, como siempre, lindo Pedro.

Besos

ybris dijo...

Son curiosos los pactos.
Suelen acordarse de consuno e incumplirse también de mutuo acuerdo.

Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

¡¡¡hoooooola!!! Camille, ya te pensaba en las Islas Vírgenes, mimetizada.
Me alegro mucho de tu regreso.
Muchos besos.

Pedro M. Martínez dijo...

tomatita, pues si hay que saltar, saltamos.
Va.
(No te preocupes que te recojo abajo)
Besos

Pedro M. Martínez dijo...

Puntual ybris, este que cuento no recuerdo con quién lo pacte y si lo incumplí.
Hace tanto tiempo de todo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

De nuevo está esa mirada, de hilos pegajosos que quieren detenerme en el umbral de la recámara, que buscan de nuevo mis labios, mis senos oprimidos aun por el deseo de sus manos, mi piel aún húmeda de sus abrazos.

Me doy la vuelta y sé que me sigue mirando, con esos ojos suplicantes que no logran hacerse palabra nunca, que en el amor parecen estar tan seguros, tan ciertos de este pacto nuestro, pero a penas suenan las horas se descompone su aliento, se sienten húerfanos en sus órbitas secas.

Un día le dije que deberíamos llorar en cada despedida, como si con ello pudieramos limpiar la culpa de nuestras mutuas huídas; llorar como si fuera el fin del mundo, como si él se fuera al Congo a morir de malaria, o como si yo me fuera a un claustro de silencio, a la guerra final, total, absoluta, cómo si me fuera a cambiar de nombre para entregarme a la mafia y matar por un sueldo y entonces tratara de olvidarlo en cada cuarto de hotel en que fuera a guardar mis recuerdos.

Pero no hay más que esta mirada, y cómo la siento bullir en mi espalda mientras él se queda en cualquier cama, esperando escuchar mis últimos pasos a la salida, pensando aun en mis pasos por la calle, sobre las escaleras o los andenes, se queda esperando que vuelva, con los pies helados entre la soledad de esas sábanas.

Esta vez lo he sentido distinto, quizá como sería si pudiera recordar el principio; una furia soterrada, una urgencia de acabar con el desamparo, una desición unánime que sin duda han tomado en reunión plenaria sus sentidos. Nos hemos amado con fuerza, con el fervor de lo desconocido, las manos atadas a nuestros cuerpos, los labios prendidos de nuestro silencio, a penas aliviados por el fluir del amor, ese ir y venir de alientos, gemidos incontenibles, rasguños con presuntuosos acentos.

Estoy en el umbral, de nuevo el reloj, siento el aire atemperado por nuestro encuentro, la atmósfera pesa un poco por los humores dulces de nuestros cuerpos... giro sobre mí misma, de nuevo el desencuentro, sigo de frente, sin mirar, miro las puntas de mis zapatos sobre la duela, me detengo un poco para bajar por esta escalera, igual a todas las escaleras, pero de pronto siento su mano oprimiendo mi muñeca, su voz cálida en mi nuca que esta vez suena igual a su mirada, que me dice despacio, saboreando cada sonido que me exalta: "Amor, ¿saltamos?", y entonces me vuelvo a sus brazos y siento como el piso desaparece al contacto de sus labios.

SEI

Anónimo dijo...

ME APUESTO EL SUELDO A QUÉ NO.

Pedro M. Martínez dijo...

Inmarcesible, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, ¡bravo!

Pedro M. Martínez dijo...

E V A, a que no ¿qué?
En cualquier caso depende de tu sueldo.
Descreída.

Nikté dijo...

No puedo parar de leerte. No puedo parar pero debo hacerlo.

Pedro M. Martínez dijo...

Claro, Nikté.para, te va a dar algo…

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