lunes, 25 de agosto de 2008

Y el rocío nos mordió de madrugada.

Pensábamos de niños que las montañas estaban ahí para la eternidad, que aquellos hermosos gigantes no morirían nunca, luego supimos que estábamos equivocados, las montañas también mueren como el más frágil de los hombres.
Julia Otxoa.


Y el rocío nos mordió de madrugada, los mastines espantaron el rebaño de goces, azafrán derramado en la mesa, flores secas y música ajada. La estancia era dulce y transparente, sentí tus huesos acariciar los míos, te busqué el cuello con los labios y encontré la húmeda puerta de mármol, nos miramos y el vértigo nos anegó. Lloramos de tan felices.

Agitabas pulseras en tus tobillos desnudos.



2 comments :

Єѕтnoм dijo...

Tanto has adelgazado, Pedro?
Ayyy...

Pedro M. Martínez dijo...

Єѕтησм, agradezco tu constancia de agosto.
(Y la de julio, junio, mqayo, etc)

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