domingo, 4 de enero de 2009

▼ abril 2008 Clara Janés

Pido

Prisionera de un pánico invencible,

y aunque sé de la inutilidad de todo sueño,
desde esa cárcel torturante que es la vida,
pido la autonomía total del hombre
y el derecho a no justificar para nada
su existencia.

Clara Janés

Uno recuerda cuando era dos. Incluso recuerda cuando era. Uno no recuerda nada.

Un día te leen tres, otro día cinco, otro día no te lee nadie y te preguntas qué demonios has enviado o si han cerrado las fronteras. Un día escribes lo que a ti te parece una maravilla (dentro de un orden) y te dicen puaff (o no te dicen). Otro día escribes un texto de aliño y te dicen oh (te dicen). No sabe uno como acertar. Uno no acertó cuando dijo sí y cuando dijo no puedo, también cuando como ahora habla por no callar para que esos señores vestidos de negro se vayan y dejen de hacer huuu y el miedo, leer a los otros, saber que hay otros (además tan buenos), salir del ensimismamiento, compartir, enterrar la tragedia (¿de qué hablas?), olvidar la loa a los dichosos amantes, hipnotizados, luchando contra viento y marea, ellos, que sostuvieron con sus brazos el peso de los mares, buscan ahora botellas verdes con mensaje en las playas, cada uno por su lado. Quedar a salvo de la riada, desatar el nudo del dolor, taparse los oídos al estruendo del mundo, voces de lluvia, silencio de amores rotos, silencio, silencio (¿aún así?) y es fácil esto, si has llegado hasta aquí es fácil.

Uno recuerda todo. Incluso recuerda cuando no era. Uno no recuerda cuando éramos.


13 comments :

ybris dijo...

En el mar proceloso de las cosas que nos mueven a los empedernidos lectores de quienes se asoman y se exhiben en letras o en sentimientos el tiempo suele ser condena.
Te leo y te veo escribiendo implacablemente, incluso algunas veces, como ayer, mojándote. Últimamente volviendo a lo pasado hace un año.
Quienes luchamos por no comentar sólo por cumplir a veces tenemos que ir a saltos de momento propicio en momento propicio.
Lo que pasa es que, como el que publica, el que comenta a veces acierta y a veces no.
Lo que no quita que siempre se quede con la sorpresa de lo que merece la pena degustar.

Abrazos.

gaia07 dijo...

Teniendo en cuenta el aturdimiento diario al que nos enfrentamos -y aún así encontramos el camino de vuelta a casa- resulta casi una proeza hilvanar más de una frase con sentido.
Somos veinticuatro declarados, muchos más desconocidos. Difícil seguirte sin parar y recuperar el resuello. La ria es larga, pero a ti se te queda corta. De vez en cuando, hay que alejarse a por vituallas. Entreno diariamente para correr dos pasos en cada uno tuyo, el placer de conseguirlo supera el esfuerzo.
Un beso admirado de cada día dánosle hoy. Amén.

Pedro dijo...

De vez en cuando, admirado ybris, le asaltan a uno los miedos y lo disfraza de pataleta. Es la inseguridad de estar haciendo algo que merezca la pena. Ya sabes.
Lo que no quita que sea necesario pararse, recapitular y pensar si todo esto (ay, todo esto, ¿qué comprenderá este “todo esto”?) lleva a alguna parte.
De momento vamos p´allá.
O no.
Abrazos.

Pedro dijo...

Hermana gaia07, llevo corriendo demasiado tiempo y ni me despeino.
Eso sí, mi resuello está al borde del colapso.
He recurrido al viejo truco del balance anual.
Ni por esas.
Me sostiene el entusiasmo y algunas voces desde la verja (oe, oé).
También está lo del contraste.
Y no rendirse.
Como no conozco la traducción de las banderas no enarbolo la amarilla (creo que es epidemia, o medusas, o algo), pero sí la de la calavera con las tibias cruzadas.
A por ellos.

Creo que voy a empezar a disfrazarme.
Te beso, niña.

Isabel Mercadé dijo...

Una vez le dije a Ybris que me visitara él o no, yo seguiría haciéndolo. Ahora te lo digo a ti, Pedro. Siempre me interesa lo que leo cuando llego aquí. Pero no siempre comento. Por distintas razones, a veces simplemente porque mi ordenador es viejo y se ha vuelto muy lento y no tengo tiempo. Otras, quizá porque el texto me ha impresionado y no encuentro la palabra que lo exprese, o, puede ser solamente que tenga un día silencioso.
De todos modos, siempre, en todos los blogs, es una minoría de los visitantes la que comenta. Tú lo sabes.

Pedro M. Martínez dijo...

Claro, Bel, por supuesto. Pero cuando te sale el día gruñón –por lo que sea- pegas una pataleta y te quedas tan ancho. Como un niño chico.
No me quejo de nada, la verdad es que he dejado mis post del 2008 para tomarme un respiro y no agobiar al personal. Pero me puede el veneno y dejo, además, alguna cosilla.
Y es que no puede ser.
Muchas gracias, mis saludos.

Anónimo dijo...

Te aceptamos, pero no te queremos gruñón, así que mejor lleno de sentimientos y sin miedos.
Un abrazo...

Pedro M. Martínez dijo...

Anónimo que abraza, vamos a ver, me aceptáis tú y cuantos más.
Oye, que uno bastante tiene con soportarse a sí mismo.
¿Tú nunca tienes un mal día?
Yo, a veces, sí.
Y me mosqueo, pero que conste que en lo que se refiere a la página solo conmigo mismo, faltaría más.
Demasiada filosofía hay sobre los blog para añadir ni una coma.
Pues nada, que hoy sonrío (a pesar que no he escrito nada para mañana)
Cuento con tu anónima comprensión
Un abrazo...

El peletero dijo...

Yo, la verdad, cada día que pasa recuerdo menos, pero lo que recuerdo lo recuerdo más, no se me va de la cabeza, ¡demonios!, escribo cartas y me responde gente que desconozco, me hablan como si fueran amigos míos, o mis hijos, o mis padres, no sé. Se toman confianzas y me preguntan cosas que me desazonan, me llaman con otro nombre y me piden dinero, se piensan que soy rico o que les debo algo y no tengo ni un maldito céntimo. Eso me pasa por escribir cartas, mañana iré al banco a pedirles limosna y al puerto a lanzar esas cartas, las lanzaré tal cual, sin botella.

Todavía es invierno y el agua está fría.

Tempus fugit dijo...

¿Y recuerdas cuando te comentan que qué bonita la foto.. o la música?
Yo llevo varios días sin ser, ni uno, ni dos, simplemente miro el espejo y lo veo vacío.


un abrazo, maestro

Tempus fugit dijo...

Mira... yo estaba gris como el día, pero tras escribir el comentario he mirado por encima lo que te habían comentado antes...y... perdona, pero ha habido un comentario que me ha hecho reír ¿imaginas cual?

va, otro abrazo

Pedro M. Martínez dijo...

El peletero, a muchos nos pasa lo mismo. O parecido.
También hay “cosas” que no se me van de la cabeza. La idea fija, vamos.
También recibo cartas de mujeres que podrían ser mis madres, de mujeres que podrían ser mis hijas (pero no quisieron sus madres), de amantes a las que nunca he amado, de hombres que me quieren poner un piso con una mesa y una Parker, de mis acreedores, de una vecina que tuve y se fue a vivir a Soria (hace un frío allí en invierno, puff, se te congela el alma). Variadas.
En cualquier caso este medio es democrático, igualitario, cualquiera te llama gilipollas y se queda tan ancho.
Tú tranquilo.
Ah y no te tires al puerto (puestos a tirarse conozco aguas mejores)

Pedro M. Martínez dijo...

De cenizas, me preocupas, ¿No serás vampiro?
Los comentarios sobre fotos, músicas, colores, rayas, etc, me muerden las pantorrillas del brazo con el que escribo.
Y conociendo tu mediterráneo sentido del humor no imagino qué comentario ha sido ese.
Pero te abrazo igual.

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