lunes, 30 de noviembre de 2009

Uno, cualquiera

Las dos puertas del mundo
están abiertas:
tú las has abierto
en la entrenoche.
Las oímos golpear y golpear
y llevamos lo incierto,
y llevamos lo verde a tu siempre.


(Paul Celan (1920-1970)



Uno, cualquiera, tú, yo, los de aquí, sabemos que la mayoría transita en fila india por senderos marcados con una línea blanca.

Nosotros no, nosotros nos enorgullecemos porque somos la minoría, caminamos por selvas inquietantes, vivimos soltando peces en el estanque de la nada, domesticamos tigres en nuestra sala de estar, coleccionamos hurones, apoyamos la nariz en el cristal tibio de lo obvio, hablamos con los mudos, caemos en el abismo de enamorarnos, realizamos inventarios de rencores, tocamos en puertas que nadie abre, perdemos la ilusión paseando por atajos que nos dejan perdidos en rostros congelados, nos clavan navajas de desamor, tanteamos el claroscuro con moscas disecadas, nos aferramos a las plumas del Ave Fénix, un día nos duele el alma o el duodeno y a pesar de ser el pueblo escogido, sin remedio, con total certidumbre, otro día, el último, nos morimos. Amén.



Artículo 15.

• 1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
• 2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.


domingo, 29 de noviembre de 2009

Victoria.




Era aún bastante joven.
Y además engreído, orgulloso, inocente, cruel, presuntuoso.
Ella se llamaba Victoria y era bella, hermosa (también silenciosa, apenas hablaba, insegura de sus propias capacidades).
Nos besábamos en los asientos de atrás del coche de Javi Castilla (su padre tenía un bar en una esquina de la calle Elcano) que llevaba a su novia de entonces. Solíamos ir a Gernika, al Puerto Viejo, a Artxanda.
Salimos un tiempo, te hablo de cuando “La cueva”, donde también alguna vez bailábamos tú y yo.

No la recuerdo.

Pero seguro que sí recuerdas que por aquel entonces era el disk jockey del tugurio de Miguel. Alternaba esto con mariposear y otras actividades típicas de mi poca cabeza de entonces.

Hasta que un día Victoria dijo No.

Intenté poner todos los medios para volver, para seguir, para no dejarlo.
Inútil, fue inútil.

Victoria había dicho No.

No me extraña.

No necesité más experiencias.
Cuando una mujer dice No es No, para siempre.
Y ya puedes dar volatines, jurar, perjurar que cambiarás, prometer el oro y el moro, hacer actos de contrición, es igual.

No volví a salir con Victoria.

Cuando una mujer dice No es No, te pongas como te pongas.

Aprendí.

La verdad, no creo que aprendieras mucho.

Después Victoria se ennovió con un chico bastante mayor que ella, se casó y actualmente es una joven abuela bella, bella, con un marido anciano que la tiene como una reina. Nos vimos el pasado viernes en un bar de la calle el Perro. Ni me conoció. Lógico.

¿Lógico? ¿Cómo te sentiste?

Es prehistoria, de eso han pasado muchos años, no sentí nada.
Pero no se me ha olvidado la lección.
Era solo un ejemplo.
Porque tú has dicho No.


Exacto, No.

¿Ves?



Artículo 14.

• 1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
• 2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.


sábado, 28 de noviembre de 2009

Sus Satánicas Majestades

Mi buen amigo Javi “el Indio”, es un señor de edad, jubilado, que me cuenta muchas batallas de “sus tiempos”. Por el respeto que debo a mis mayores le escucho con atención, aprendo mucho de sus sabias enseñanzas.

Es mayor y sé que ciertas músicas le dejan nostálgico, trémulo, propenso a las lágrimas. Aún así, rebuscando, he encontrado esta rareza de unos años perdidos en su nostalgia y que estoy seguro le gustará.




En ese lejano entonces yo aún no había nacido y es solo rock and roll, pero me gusta.







 Los Stones todavía no eran Sus Satánicas Majestades pero ya tocaban así.
I am the little red rooster

Artículo 13.

• 1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
• 2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Blogadicción.

Las palabras
brevísimas húmedas
interceden
rozan la superficie
como una serpiente
y la voz sabe que no sabe


Gloria Gervit



Con tantos millones de blogs pretender que entren en el tuyo está más cerca del azar que de una pretendida calidad.
Suponer que alguien lo lea está instalado directamente en la utopía.
Y, en el colmo, que alguien lo (te) entienda es la más delirante ciencia ficción.

Aun así, millones de ilusos seguimos a lo nuestro, ni más ni menos, intentando, con mejor o peor fortuna, dar lustre a nuestros ombligos, airear nuestras fantasías, compartir nuestras miserias, disfrazar nuestra realidad, repartir las cartas en este juego sin ganadores ni vencidos. Hasta que se rompa la baraja.

Escribo mirándome al espejo, no sé si soy el que soy o el que me he inventado para estar en esta ventana. Y más, no sé qué falta me hace esta invención en mis atareados días (ay, el día que lo sepa…).

Pero aquí estoy, insistiendo, un blogadicto sin remedio ¿tendrá cura?



Artículo 12.

• Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.



jueves, 26 de noviembre de 2009

De piratas.



Si quieres saber más de piratas somalíes pulsa aquí.

Si te gusta el jazz, pulsa aquí


Si te gusta la música clásica, pulsa aquí


o aquí


Si te gusta el flamenco, pulsa aquí

Flamenco a palo seco

Y si te gusta la música galega (gracias, Mirada), pulsa aquí



Si te gusta de todo un poco, debes pulsar aquí


Ahora ya puedes ser un buen pirata.
(A vuestra disposición.)



miércoles, 25 de noviembre de 2009

Manías y piedras.

"Sus ojos se iluminaban y podías ver las venas de su cuello y, amigo, no había nada en su cabeza más que la canción" "Cantaba con su maldita alma". (Sam Phillips)




Un saurio rojo de estupor me muerde los intestinos.

No es una metáfora, estoy metido en el vientre del glotón cocodrilo de un día en el que demasiadas cosas no tienen sentido.

El bicho negro del stress (3+3 stress), con negras patas peludas, también me muerde las orejas.

Y esta húmeda camisa de no entender qué pasa.

Aunque debo decir que todavía estoy surcado por barcos y barcos, regatas interminables, navegantes solitarios que llegan los últimos (¿dónde?), travesías de veleros con psiquíatras a estribor, algún náufrago aferrado a su tabla y ballenas despistadas. Durante el tiempo que llevo sentado en el muelle de la bahía, esperando, se ha apagado mi faro y no encuentro bombillas de repuesto.

Mientras escribo y pienso –gran mérito para mi capacidad, lo sé, dos cosas a la vez- suena Zelenka con su Prague 1723, una maravilla que descubrí y que me acompaña en un allegro majestuoso. Paolo Conte me mira esperando su turno.


Hoy no hay jazz.

No sé cómo voy a librarme de este saurio rabioso.



Artículo 10.

• Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.


martes, 24 de noviembre de 2009

El contraluz final de “Centauros del desierto”.



Como el pobre Red Buttons en “Hatari”: cuéntamelo otra vez.

Ya te lo he dicho muchas veces, para mantener este blog necesito (dulce) inspiración, algo (mínimo) que contar, imaginación y técnica (o así) para juntar letras y palabras.

¿Sólo eso?

Ah, y sobre todo pasión. Por la vida, los otros, la escritura, el momento, el ahora, el placer de escribir, de amar, de disfrutar los días, el intento. (etc)

Me parece poco.

Bueno, también está el juego, escribir siendo uno mismo y otros a la vez. Disfrazarse, pero no para engañar, no para confundir. Colocarse una máscara veneciana y dejar que el que lea adivine, es joven, es viejo, miente, exagera, no le ha podido ocurrir eso que cuenta. Fragilidad de una débil voz perdida en este medio, a su vez perdido en un espacio muy concurrido y, por supuesto, perdido sin remedio.


Te dejas la vanidad.

Sí.

Te dejas mucho que contar, escondes lo esencial.

¿Tú crees?

Sí, aquel día que se te llenó la cama de endecasílabos recuerdo que dijiste “moi, je desérte”. O cuando escribiste nadando en líquido amniótico. O tu prolongado periodo de endechas. O el estar y no estar. En fin, esa influencia del contraluz final de “Centauros del desierto”.

Vale, déjalo, este blog no sirve para gran cosa.

Estoy de acuerdo.

Agur.

Agur.


Artículo 9.

• Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.


lunes, 23 de noviembre de 2009

El grito de Johnny Weissmuller.



Johnny Weissmuller nació el 2 de junio de 1904 en Windber, Pennsylvania. En la década de los años 20 fue reconocido como el mejor nadador de estilo libre del mundo. Participó en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928 y obtuvo las medallas de oro en las pruebas de los 100 y 400 m estilo libre. Entre 1922 y 1927 batió cinco veces el récord del mundo de los 100 m estilo libre. En 1932 comenzó una carrera cinematográfica que pronto le identificaría con el papel de Tarzán, personaje creado por el escritor americano de aventuras Edgar Rice Burroughs. El grito de Tarzán, fue una combinación de diversas grabaciones y efectos electrónicos. Johnny Weissmuller se limitaba a abrir la boca en play-back, aunque terminaría aprendiendo a imitar su propio grito y a doblarse a sí mismo algunos años después. Al final de su vida, poco antes de morir en México, ofrecía lamentables exhibiciones estentóreas de su famoso grito, incluso cuando le entrevistaban los periodistas. También aterrorizaba a las enfermeras del hospital donde lo recluyeron aullando sin control alguno. Falleció el 20 de enero de 1984 en Acapulco, México.


 Recuerdo aquellas películas de Tarzán, me gustaban muchísimo. Vistas con ojos de hoy resultan un poco ridículas. Los cocodrilos eran de goma, absurdos. Chita era una parodia de chimpancé. Tarzán era valiente pero elemental. No importaba, era un héroe magnífico, admirable, envidiable en su desnudez por una selva insólita con animales que le obedecían, ríos con hipopótamos, lianas danzarinas y aquel grito que llenaba mis oídos y mi imaginación. En los relatos de Edgar Rice Burroughs el personaje estaba mejor construido, era más sólido. Me los leí todos.

Leo otros libros que antes me encandilaron, veo otras películas que me dejaban pegado a la butaca. Eran la esencia, el soporte de mi fantasía. La mayoría no ha soportado el paso del tiempo, se ha quedado antiguo, desfasado, son otra época, el ayer. Me da pena mi mirada perdida.

Leo ahora muchos libros, veo películas, escucho música, no sé porqué será pero nada me gusta tanto como lo de entonces. Veo mis ojos, no sé cómo pero veo mis ojos, son los mismos. ¿Qué ha cambiado? Busco y rebusco los colores que iluminen los días.

Y el grito.

No quiero abrir la boca en play-back, no quiero gritar lo que no grito, no quiero aullar para asustar a nadie, no quiero imitar lo que gritaba, no quiero.
Este grito de hoy es un susurro.

Sigo nadando en estos ríos, aunque llegue el último.


Artículo 8.

• Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.


domingo, 22 de noviembre de 2009

Poema de cebolla y miel.

Soy lo que no entiendes
y simplificas
lo que no puedes cambiar
y limitas
lo que necesitas
y humillas.
Por más que te obedezco
no hago lo que deseas.
por más que me anulas
te lastimo.

(Miriam Reyes)



Ven, amor, quiero darte mi boca ahora que aún ronda la fugitiva madrugada del sábado, antes que el día del adiós venga y seamos apenas un saludo en la rúa Nova, un cabeceo simulado, una mirada baja, un compromiso.

Anudado en tus muslos quiero besar la mariposa que en ellos duerme, ahora que todavía somos tú y yo, que nos deslizamos por toboganes ebrios, sedientos, sin reproches.

Entre gemidos lamo tus párpados.

Mis manos tratan en vano de atrapar tu sombra en las ortigas, gota a gota bebo el veneno de ausencia, se traban las palabras en el oscuro grito de la intemperie.

Ay, esta música turca, qué destino, un frío sin medida, una frontera en el páramo.

La mesa iluminada, la comida rebosando, la risa de los niños, el silencio fuera, es domingo.

Brindemos.


Artículo 7.

• Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.


sábado, 21 de noviembre de 2009

Destierro.

Rumbé sin novedad por la veteada calle
que yo me sé. Todo sin novedad,
de veras. Y fondeé hacia cosas así,
y fui pasado.

(Cesar Vallejo)




Uno, un día –ay- vuelve al camino que dejó y al pisarlo, al instante, sabe que está acabado, desterrado, lejos de todo aún en casa, sin remedio, sin vuelta, sin posibilidad de paraísos, sin suspiros ni miércoles, con la puerta cerrada, añorando lo extraordinario, lo imposible, la aparición de un dios que no existía, ese otro que eras tú, tú mismo -tal fue el milagro-, nacer otra vez, en otro mundo.

No hay nada que hacer, es lo que queda.


Artículo 6.

• Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.




viernes, 20 de noviembre de 2009

Sorteo.

Lo bello es siempre extravagante. No quiero decir que sea voluntaria, fríamente extravagante, porque en tal caso sería un monstruo que desborda los raíles de la vida. Digo que tiene siempre un punto de sorpresa que lo convierte en algo especial. Charles Baudelaire



Uno es un hombre afortunado, o lo parece, pero en el sorteo le tocó una mente que gira, que no está conforme, que busca debajo, arriba, cerca, lejos, las respuestas que no tenemos, el final del misterio que no termina, la ruta por donde salir de este laberinto.

Mientras encuentro todo esto, camino los más erguido posible, trato de crecer, de no rendirme en las noches de equilibrista tendido sobre el alambre, cuando los dioses se ríen, cuando nos afanamos en amar lo imposible, cuando en la oscuridad escucho la respiración de alguien, sin rostro. Renuncio aceptar qué es lo correcto sólo porque tantos me lo dijeron. Y así me ha ido muchas veces.

Las vueltas que tiene uno que dar para no decir lo que quiere decir.



Artículo 5.

• Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.


jueves, 19 de noviembre de 2009

Claves en las nubes.

Esa mujer que lloraba en el cuarto
¿Es el recuerdo de un poema
o de uno de los días de mi vida?


(J. A. Valente)





Voy de un blog a otro, los veo, todo tiene una clave, si lo intento seguro que descubriré un rastro entre tantos textos que leo, floridos, exuberantes, bulliciosos, profundos, lacónicos, misteriosos a veces, deslizándose por mi cerebro, por mi corazón, por mis piernas como serpientes dolorosas, como agujeros de cerradura, como pañuelos de seda, como esos hipervínculos que me llevan a otra dirección y de allí a otra y en el fondo, mi curiosidad encantada de estar colgada de la punta de los dedos, en el capricho de escritores o de quién sabe.



Es obvio que también soy quién sabe, también sé que saben.

A pesar de ir acumulando tantos escritos de tantos días, demasiados, no he perdido reflejos para seguir aquí. Quizás si me falte lenguaje para momentos en los quisiera estar callado, o dormido, o lejos, quizás me estorbe ese recuerdo del enfermo de la cama de al lado en la UVI, conectado a tantos tubos, frascos, vidrios, botellas con líquidos de colores, su respiración todavía resuena en mis pesadillas. Sobre todo por cómo estaba yo entonces. Ahora se me acumula el trabajo, del miedo, del alma, escucho voces púrpuras como la toga de un César, cantos de sirena y tengo la cena, humeante, sobre la mesa. Mañana será otro día.



Artículo 4.

• Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.


miércoles, 18 de noviembre de 2009

Alfabeto Bété.

Mi soledad acaba
donde empieza tu nombre,
pues tu nombre convoca
la realidad
que no puedo ver ni tocar sólo sentir
Y yo siento
que tu nombre
llena la alberca donde descansa
la quietud que ahora tengo.


(P. Guerrero)



El pueblo Bété carece de escritura, por eso Fréderic Burly Bouabré intenta un alfabeto que contenga todas las lenguas del mundo. Por mi parte, con humildad, intento escribir lo del lunes con la decepción de la madrugada del domingo aún recostada en el paladar.

Hacía frío y en los portales se acurrucaban los testigos del fracaso y lo oscuro. Marroquíes con las manos contra la pared. Policías patrullando con perros.

Ella no era Jenna Jameson pero me escuchaba y yo dejaba anzuelos en las fortuitas aguas de sus ojos. Contamos de diez a cero y repetimos, después de cero a diez y no hubo manera, las cuentas no salían, los cuerpos no ardían.

Ella, que no era Brizna Banks, ya no me miraba, hacía señas a la japonesa que vendía rosas de papel y linternas azules, buscaba la luz verde de un taxi. Fuimos. Por casualidad, en el coche sonaba Yesterday. Volví.

La alcoba estaba silenciosa y fría a la altura de un quinto piso. En la televisión concursos absurdos. En el buzón, viento, sobre la mesa, naranjas. Mi cama, demasiado grande y fantasías aterrizando en la interminable pista de la realidad.

No es tan sencillo de entender y sin embargo todo esto pasa en Bilbao mientras en Madrid la noche está poblada de arcángeles con rubias melenas rizadas y cocodrilos que fuman largos habanos frente a ventanales abiertos al desierto de otras noches.

He metido el teléfono en la pecera, desde ahí me mira, silencioso, con sus teclas melancólicas. ¿Qué culpa tendrá él?


Artículo 3.

• Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.


martes, 17 de noviembre de 2009

Heike Monogatari.



En el sonido de la campana del monasterio de Gion resuena la caducidad de todas las cosas. Como el sueño de una noche de primavera, así de fugaz es el poder del orgulloso. Como el polvo que dispersa el viento, así los fuertes desaparecen de la faz de la tierra. (Heike Monogatari)
Hubo un tiempo, recuerdo, en el que daba vueltas al árbol de los días. Todo era fácil, alegre, relucían las mañanas, corría por ellas como un Mercurio ciego.

Me comía la vida a bocados, como a una manzana roja, olorosa, dulce.

Luego la manzana se endureció y hube de quitarle la piel, cortarla en pequeños pedazos, morderlos con cuidado, masticarlos repetidamente y soportar las malas digestiones.

Un día cambiaron los papeles, me volví manzana, colgado de una rama, expuesto a los vientos, al frío, a la lluvia, soportando los picos de los pájaros.

Aún así la vida iba de otoño a primavera y todo era como debía ser, llovía de arriba abajo, la nieve era negra y los tigres se comían a los fotógrafos audaces.

Hoy me he despertado en medio de nada, un mundo sin eco donde todo es blanco, o negro, no importa, todo no es, no hay manzanas. Hablo, grito, doy vueltas sin sentido, no hay nadie, tampoco yo estoy.




Artículo 2.

• Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

• Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.


lunes, 16 de noviembre de 2009

Silva y bustrófedon.

Alternativa al silencio


Pongo en la voz
ni más ni menos que el silencio.
Pongo en la voz
oír la transcripción de la mirada
de aquel que estando solo se inventa los paisajes.


Pongo en la voz
la parquedad del adjetivo.


Cristina Grisolía



Me tiré al estricote, mudé de flébil barbilindo a mortal irreflexivo entre lupercales y bochinches. Sin dejar de pecar ejercí de adamita, ceroferario con cerquillo, manumisor en Santiago, bravucón empavesado, estudiante de miología, escritor sin adendas de silvas y bustrófedon, peregrino alimentado con gallofa bajo el cernidillo de Triacastela. Durante un tiempo hurgué en las litoclasas hasta caer en la malacia que desembocó en la cacoquimia que me asoló a pesar de las tisanas vulnerarias.

Ahora, cellenco, carcomido por la agnosia, aún brujuleo tras los siguemepollos de las mozas, aridecido el deseo, mas no extinto.





Artículo 1.

• Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.


domingo, 15 de noviembre de 2009

Declaración Universal de Derechos Humanos.

...Estoy convencido de que ningún deleite artístico puede ser perfecto mientras sólo sea pasivo. Nunca comprenderemos una obra con sólo mirarla. Donde no preguntamos, nada aprendemos, y donde no buscamos, no encontramos nada. Ninguna obra de arte se manifiesta a primera vista en toda su grandeza y profundidad. No sólo quieren ser admiradas, sino también comprendidas. Cada obra de arte quiere ser conquistada, como una mujer, antes de ser amada, más aún, llego hasta decir que no tenemos ningún derecho moral a contemplar cómoda y tranquilamente la acción sacrosanta y más apasionada de otro hombre. Donde el artista estaba agitado y ha dado de sí lo mejor, para hacernos accesible su visión, ahí nosotros también debemos brindar lo mejor para comprenderle. Cuanto más nos esforzamos por penetrar en su misterio personal, tanto más nos acercamos al arcano de su arte. Y, créanme ustedes, cuando seguimos, aunque sea a un solo artista, humildemente, ese esfuerzo nos enseña más, con respecto al carácter del arte, que cien libros y mil conferencias... (S. Zweig).




He intentado un pequeño cambio en la plantilla blogger y –zasss- me he quedado con el título, nada más.

No sabía cómo solucionarlo.

Un escalofrío me ha recorrido el espacio entre las costillas y el duodeno.
Adiós blog glup 2.0.

Pufff, qué tragedia (ojalá sean todas así).

He puesto una vela a los espíritus informáticos y, con calma, tocando aquí y allá, he recuperado la plantilla original.

Me he quedado contento.
Os deseo un feliz domingo.

(Qué alivio)




El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países Miembros que publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera "distribuido, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios".

PREÁMBULO

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones;

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad;

Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y

Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;

LA ASAMBLEA GENERAL proclama la presente DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.


sábado, 14 de noviembre de 2009

Plank y el pesimismo, eso mismo.

«La verdad no triunfa jamás, pero sus adversarios acaban por morir», decía Plank.




Entre la búsqueda de estilo y el estilo mismo hay un camino de tiempo trabajado, sin más. Hay quién lo busca y hay quién se pierde, hay quién está instalado sin saberlo y hay quién no sabe lo que tiene en su mano derecha -una libélula muerta, un cardo, un corazón de abubilla, un recuerdo apelmazado-.

Un avión me espera con alas temblorosas y París es un lugar con una torre de hierro entre nubes con signos de interrogación y cigüeñas despistadas. Quizás un día me equivoque de destino y aterrice en una tierra que me haga olvidar quién soy, o quién era, o espejos que ocupen toda la pared de no ver, de golpes contra los barrotes de la realidad y miedo. Pesimismo, eso mismo.






viernes, 13 de noviembre de 2009

Nostalgia en Roma.





Llegó la hora del recuento,
inventario de la ausencia
siseando, aún,
como una hoguera fracasada.

La clepsidra teje desánimo.
Maligna, comienza la noche
en ruinas, pudorosa, no,
camino desorientado, adiós.

Lo perdido, sin desafíos,
fuga perpleja, puentes rotos,
séquito de párpados cerrados
ocultando lo negro, no fue.

El lecho vacío, impaciente,
lejos, en la pradera sobre el mar
donde se juntan gatos y gaviotas.
La copa de veneno espera.

Reptiles sobre el frío mármol,
el musgo entre las rocas,
crecen flores blancas en la arena,
la lluvia cubre Roma.

Sólo bajo el sicómoro,
con el pecho tatuado, ruido,
nadie sabe, nadie entiende,
llegó la hora del recuento.



jueves, 12 de noviembre de 2009

Gil de Biedma

Aunque la noche, conmigo,
no la duermas ya,
sólo el azar nos dirá
si es definitivo.

(Gil de Biedma)


Debe parecer que estoy diciendo algo pero sin decir nada, sin comprometerme.

(Ni comprometerme ¿eh?)

Palabra y silencio unidos en un paso cansado, o enérgico, o sombra detrás de la sombra de los tilos, detrás el bosque, detrás el esplendor impúdico de ser, sin ser.

(Vale, pero a mí ni me nombres)

Remover el pasado, inventar el futuro, gozar del presente, estar en la ventana y en la plaza, en las nubes y bajo la lluvia, ser sin ser, ya te digo.

(Es que está mi presencia, mi huella por todas partes)

Saborear aún los momentos de la fiesta de los cuerpos, la celebración de lo furtivo, el escondite oscuro donde descubrimos la luz.

(Te lo dije, cállate, nos descubrirán)


Me callo, pero corre que están cerca.

(Fotografías de)

Aviso: este post queda suspendido hasta nueva orden al no tener los permisos pertinentes. Se avisará de su reanudación.


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Matrimonio infeliz.




Estoy casado con Silvia desde hace diez años.
Nuestro hijo Jon es mi alegría.

Tengo una relación con Julia. Cuando dejamos a los niños en el autobús vamos a su casa y nos amamos con una pasión que desconocía, jamás había amado así, esos pechos me esclavizan. Esta mujer ha cambiado mi vida...aunque quizás sea sólo sexo.
Después voy al trabajo, no tengo horario, además la situación en mi empresa es dura, dicen que los suecos despedirán a la mitad de la plantilla.

Estoy atravesando un complicado momento, me siento confundido, perdido, nervioso. Con Silvia apenas hablo, está esquiva, no quiere hablar conmigo, parece que no le importase mi situación profesional. Ella ha ascendido de categoría en su despacho y viaja más que antes. Nuestra relación es tensa, aunque estoy seguro que no sabe nada de mi otra vida.

Hoy, lunes, es un día especial en mi vida, lo marcaré en rojo en el calendario.

A la mañana, después de amarnos, Julia me ha dicho que quiere que vivamos juntos, que quiere vender su piso y que nos vayamos a otra ciudad, con nuestros hijos. Me ha dejado descolocado, nunca habíamos hablado de esto. Le he dado largas, he dicho que lo pensaremos juntos. Y hemos vuelto a amarnos. Dios, qué pechos tiene.

Cuando he llegado al trabajo me ha citado el director en su despacho. Los nuevos propietarios quieren hacer una reducción de personal y mi perfil no entra en sus planes. Tengo un periodo de tres meses para buscar otro empleo. No esperaba estar entre los escogidos. Con mi edad, con mi experiencia, algo haré.

Al volver a casa, Silvia estaba esperándome. “Me voy”- ha dicho-, no soporto más. Ya no te quiero y es absurdo que continuemos juntos. Juan me da todo lo que tú no sabes darme. Eres insensible, frío, parece que vivo con un autómata. Y no te preocupes por el dinero, llegaremos a un acuerdo, mi abogado te llamará esta misma tarde”. Desde la puerta se ha girado y mirándome a los ojos ha dicho, arrastrando las palabras – “Y hoy recojo yo a Jon. Así tendrás más tiempo para estar con esa Julia”. Y se ha ido.

Estoy sentado en la butaca del salón. Miro la televisión sin verla. Mañana empezaré a pensar en todo esto. Ahora me está entrando sueño. Quizás debiera contárselo a Julia. Bueno, hay tiempo, mañana. Dios, qué pechos tiene.




martes, 10 de noviembre de 2009

Matrimonio feliz.



Estoy felizmente casado. Silvia es una magnífica mujer. Ha sido mi única novia. Nuestra relación es igualitaria, llena de amor y complicidad. Estos últimos nueve años han sido los más felices de mi vida.

Nuestro hijo Jon es inteligente, un niño sano que me tiene encandilado. Este curso me encargo de llevarle al colegio y estoy sorprendido de las conversaciones tan adultas que tengo con él. Es un chaval muy despierto para su edad.

He descubierto el curioso mundo de las madres y padres en la parada del autobús, despidiendo a sus hijos, dándoles consejos, demostrando preocupación por sus estudios. Estoy integrado en ese grupo, a veces tomamos un café y charlamos en un bar cercano mientras esperamos el regreso de nuestros niños.

Javier se quedó en el paro después de una regularización en su empresa y decidió con su esposa que él llevaría la casa. Es un padre ejemplar, buen cocinero, hace la colada, plancha. Es un poco reiterativo en sus historias, pero agradable.

Carmen es una madre obsesionada, sólo habla de su hija, lo que ha comido, la ropa que le compra, lo lista que es, lo bien que lleva el curso. Es nerviosa, bastante insoportable.

Julia, en cambio, habla poco de su hijo, sus temas son más amplios, es culta y preocupada por las artes, asidua de los museos y exposiciones, está separada desde hace dos años. Suele quedarse con Jon cuando me retraso. Es atractiva.

Rafa viene de vez en cuando, poco hablador, siempre está fumando, hincha del fútbol, se va con su hija de la mano en cuanto baja del autobús. También está separado, es un hombre serio, triste.

Ángeles es una delicia, sonriente, activa, divertida, siempre dispuesta a hacerte un favor. Es mayor que nosotros, es una mujer guapa. Me gusta.

Aunque hay otras madres y padres en la parada, es con ellos con los que me relaciono asiduamente. Silvia hace bromas sobre mi integración al gremio de padres concienciados.

Estos días están siendo duros, la presión en la oficina es intensa, dicen que nos quiere comprar una multinacional sueca. Los socios están muy alterados.

Un día llegué tarde a la parada. Julia se había quedado con Jon, esperándome. Le di las gracias mientras tomábamos un café y charlábamos; nuestros hijos jugaban ensimismados con los móviles. Descubrí una persona nueva, diferente, muy agradable, me gustó estar con ella ese rato.

Silvia está nerviosa, algo le ocurre, a las noches va a la cama y se duerme inmediatamente, llevamos dos semanas sin sexo, sin hablar más que lo imprescindible.

Mientras esperamos a los chicos ya solo hablo con la interesante Julia. Procuro llegar pronto para estar juntos más tiempo. Hemos intimado bien, nos hacemos mil confidencias.

El martes, mientras volvíamos a casa, los chavales jugando delante, entramos en un portal y nos besamos, como dos adolescentes, riendo, jugando, fue mágico, fue una locura.

Jon se va este fin de semana a la nieve, a esquiar, con otros compañeros del colegio. A mí nunca me ha gustado el frío, además estoy con algo de gripe, me quedo, irá Silvia.

He quedado con Julia, también estará sola. Voy a su casa, me siento nervioso. Me ha descubierto un mundo diferente. Estamos muy ilusionados los dos. Comeremos juntos, después quiere enseñarme sus libros de arte, seguro que también nos enseñaremos el corazón. Y nuestros cuerpos. Estoy ansioso.

Sé que me meto en un camino peligroso, sin regreso. No me importa. La vida. Sólo hay una. Quiero aprovecharla. Además Silvia no se enterará, seguro...




lunes, 9 de noviembre de 2009

Yo, ay.

Ay, ay, ay.

Estaba ayer firmando ejemplares de mi último libro –va por la catorce edición- en el cortinglés cuando entre la larga fila de admiradores que esperaba anhelante mi dedicatoria –a Conchi, sensible lectora nocturna, con recíproca admiración por sus poemas- pude distinguir un rostro conocido.

Continué con sonrisas y floridas palabras, besos en las mejillas a las señoras, apretones de manos a los señores, caricias en la coronilla de los niños, gesto serio y asentimiento de cabeza con los jubilados -a Jose Luis, buen amigo, con afecto-, pero ella se acercaba, conversando con una bella muchacha.




Hace tiempo que no la veía, desde que me fui a Madrid, veinte años, cómo corre la vida. –a Mari Vi que con su mirada alumbra estas páginas-. Ya estaba cerca, estaba seguro que no me había reconocido. Fuimos amantes, seis meses. Estaba muy guapa, no había cambiado demasiado.

Llegó, levanté la mirada.
-Hola– dijo.
-¿Nos conocemos?-preguntó.
La verdad es que mi apariencia ha cambiado mucho en estos años, aquella melena progre se ha convertido en una cabeza desierta. -Carmen ¿no me recuerdas?, soy Andrés.
Carmen entornó los ojos, se dirigió a la bella muchacha que estaba a su lado y con voz clara y seguro dijo -Mercedes, tu padre, el hombre indigno que es tu padre.

Mercedes me miró con desprecio y de un manotazo tiró por los aires el libro que estaba a punto de firmar. Carmen me dio un bofetón. Una señora que estaba mirando me pegó con un paraguas. Se formó un remolino de personas que de esperar mi firma pasaron a querer mis orejas como trofeo. Los insultos arreciaban. Aquella Conchi que me miraba arrobada me tiró su libro a la cabeza. Un señor con traje gris no paraba de darme patadas en las espinillas. Los guardias jurados no intervenían. La encargada de planta miraba hacia otro lado. Corrí entre los estantes llenos de mi obra maestra –el libro- pero la multitud me siguió. Mi editor salió con disimulo. Alguien dio fuego a una pila de ejemplares. Se disparó el sistema anti-fuegos y comenzó una enérgica lluvia desde los aspersores del techo. Fuera se escuchaban las sirenas de los coches de la policía. Carmen contaba su tragedia en un corro de señoras indignadas –me dejó, embarazada, nunca me llamó, se fue, el muy...- . Las señoras me miraban, indignadas, y me tiraban lo primero que encontraban en sus bolsos, llaves, los móviles, tarjetas de crédito, rizadores para el pelo, pañuelos de seda, pintalabios, navajas de Albacete, no sé, hasta un florero me lanzaron las arpías. En mis tiempos fui subcampeón de Cuenca de cien metros lisos y aún estoy en forma, eso me sirvió para correr por las calles y refugiarme en la garita del portero, en un portal de una casa lejana. De allí me rescataron los bomberos y una nutrida fuerza policial.



Ahora, en el hotel, mientras me curan, estoy pensando en dejar este mundo literario, trae demasiados problemas. Me centraré en el blog.

(Esto se me ha ocurrido en este día tristón – en lo meteorológico-. Quizás es producto de los cubalibres de anoche. Buenos días)


domingo, 8 de noviembre de 2009

El gobernador no prohibía los carnavales

Ya no eres el dueño anónimo del mundo, aquel sobre el cual la historia no tenía poder (...) tienes miedo y esperas. (Un hombre que duerme – Georges Perec)




El gobernador no prohibía los carnavales y en febrero volvíamos disfrazados, no sé, de quién no éramos, de cantante resfriado o de pirómano, de Keith Moon, de pordiosero, de recaudador de impuestos, de vigilante de papeleras.

Nos dormíamos por las esquinas sin viento pero interpretábamos aquel sopor como un enigma. Con Vinicius queríamos que todo aquello fuera infinito mientras durase.


Llegó marzo y la letra maldita se me quedó en la punta de la lengua y no, ya no las sutiles posturas de pupilas, el milagro de los cuerpos poéticos y decirlo bien, deslizar el pulgar por su humana geografía hasta detenernos en el luminoso punto en el que la vida se convertía en la vida.

Nadie contó desde entonces los días de soledad, abril con hambre de rimar ladridos, mayo con el golpeteo de las contraventanas que ocultaban la luna y la esperanza. A nadie le importaba.

Después llegaron los generales y el subir y bajar del telón de la libertad. Se cerraron las fronteras al tráfico y al tránsito, se prohibieron los disfraces, todos éramos quién debíamos ser, pintaron el aire de gris, murieron los girasoles y en la garganta nos quedó el agrio sabor de no haber podido ser otros, ajenos al paso marcial, sin cambiar comas ni puntos aparte, encarrilados.

Lo peor es que no para de llover.




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