sábado, 31 de julio de 2010

Todos se van


 El Monumento al Holocausto, en Berlín, está situado en un gran terreno entre la Puerta de Brandenburgo y el lugar donde presuntamente están los restos enterrados del búnker de Adolf Hitler.

En su momento este monumento fue aclamado por sus partidarios como un símbolo valeroso de la buena voluntad de Alemania para enfrentarse a su terrible pasado.

En octubre de 2003, la construcción fue interrumpida después de que se supo que la compañía que proveía los materiales para proteger al monumento de las pintadas, proveyó el gas 'Zyklon B', usado en los campos de exterminio nazi. 
   
Vacaciones, todos se van y este barco cruza la bahía, la espuma nos refresca el rostro. Navegamos en la ficción, nada es lo que parece. O sí. Marie es amiga de Parker. Ambos son producto de mi imaginación. Mis hijos me reprochan que escriba sobre ficciones tan reales, me piden que me dedique al surrealismo, que divague, que escriba fábulas con animales que hablan y esos toboganes con palabras que se deslizan y entrecruzan. Mi santa no me lee. Mi tía María Luisa piensa que internet es un dragón con siete cabezas que escupen fuego. Ignacio añora los comentarios de Paqui Lou. Sara me lee cuando consigue conectarse. I está en la playa. A M le gusta todo lo que dejo aquí. La Pili lee encima y debajo de las palabras, las frota y da lustre. G no tiene tiempo. R sabe y dice y dice bien. P compara y complementa. A una cordobesa le gusta la música del blog. Julio está desaparecido en combate. Manuel bastante tiene con lo suyo. Desde Almería elogian las fotografías. Mon viene a veces y deja flores en los cruces de caminos. Puedo seguir desgranando nombres hasta mañana, inventarlos, pero Marie se va de vacaciones con Parker y mi imaginación se resiente. Nadamos en ríos paralelos con brazadas majestuosas, termina julio y comienza la desbandada, nada es lo que parece y un blog es apenas una huida. Ven, aquí seguimos. 



viernes, 30 de julio de 2010

Bright side of the road (Van Morrison)

Podías ser luz vir doutra fiestra
Arder coma unha rosa
A trincada do can na area fina
Na terra truncada polo mar
E faro ferido polo lóstrego
Os teus labios os teus labios os teus labios.

(Rafael Lema -Ponte do Porto-A Coruña, 1967)



Empezar el poema del viernes, la descripción del silencio, helechos y laureles en un paisaje helado. Capítulo tercero del manual de autoayuda: cómo escuchar el sonido del odio, el susurro del amor, como escudriñar el corazón del miedo, los pasos de los otros sobre la madera.

Alto, no son palabras sin más, en fila, escogidas entre muchas, la letra S, la sílaba oic, la frase que defina el horror del tiempo que no vuelve, del que queda, no. Es la minuciosa estrategia de buscar el lado soleado, el brillo de lo bello, la alegría del camino a pesar de los muchos días de marcha, de los vencejos, de la oscuridad de la gruta, del cansancio en músculos y huesos del alma.

Estoy seguro que esta obstinación tiene que ver más con el reflejo en el río que con el propio río (que, al fin y al cabo, desemboca en otro río y/o en el mar). Y hasta aquí, todo el mundo se va de vacaciones.



jueves, 29 de julio de 2010

Las Teorías Salvajes.

 
El pasado sábado, en la playa, ojeo Babelia –ya no lo leo entero, no tengo tiempo, quizás tampoco ganas- y encuentro un artículo que Sabino Méndez titula Caracola Pop y que habla sobre Pola Oloixarac y su primer libro Las Teorías Salvajes.

Busco en google y encuentro una crítica en La tormenta en un vaso de agua.

De ahí salto al blog de la autorA.

Coño (exclamación que quiere decir, preguntar “soy un moderno ¿cómo no tengo este libro?”)

Y a la tarde, con la espalda roja debajo del lacoste voy al cortinglés. No lo tienen, lo han vendido (¿habrán traído solo un ejemplar?)

Voy a la fnac, merodeo por los estantes de poesía (céntrate, mira solo lo que has venido a buscar). Vago delante de los Antony Beevor que me quiero comprar hace tiempo (36€ cada uno, X 3, 108€) (no, no, vade retro, Pola, solo Pola) . de un estante y de otro salen libros brillando, cantándome como sirenas enceladas, me compraría cuatro, siete, cien, ¿Cuándo podré leerlos? Recuerdo que en la mesilla de noche tengo no menos de diez libros empezados. Va.

Ahí está, Las Teorías Salvajes, 19€, me lo compro.

Vuelvo a casa acariciando el lomo, lo ojeo, lo agito.

Ayer en Laredo, por la tarde, llegué a la página 132.
Bueno, qué ¿te está gustando?
¿Qué?

Me queda la mitad, al final te lo digo.


Pola Oloixarac

“Los dos eran bien políticamente incorrectos y ponderaban McDonald’s. Les encantaba que fuera el único lugar que daba trabajo a las personas mayores, a las viejas que no tenían nada que hacer de sus vidas; McDonald’s, incluso con el payaso ridículo y pederasta de Ronald, era el único lugar verdaderamente democrático que conocían. Todos hacían fila, y aquello que obtenían no era más que aquello a lo que podían aspirar; los downs treintañeros sonreían adentro de sus uniformes, sin llegar a tocar el dinero. A veces era un limbo de villeros, pero en general no limosneaban adentro y la clase media y la baja podían convivir en paz.”

Pág 47.

“Déjenme decirles una cosa. Esa persona que tienen enfrente, a la que le han faltado el respeto, prácticamente ha dedicado su juventud y su vida por una causa que incluía salvar a villeros indigentes como ustedes. A todos los que no eligieron nacer en el lugar donde nacieron, a todos los que la Providencia trató de entrada como el culo. A sus familias, a sus seres queridos. La patria socialista no fue un mero sueño nomás. Fueron años y años de lucha en la clandestinidad, de gente a las puteadas en las calles, de libros que no quería publicar nadie, de agarrarse fuerte la cabeza en el bar La Paz y decir “¡No! ¡No! Basta, así no va”.

Pág 138-139.

“Son europeos de escasa instrucción que emigran buscando paraísos culturalmente atrasados donde poder desplegar dotes de liderazgo montados en un tercermundismo urbano, demagógico de lo local, intentando dársela de vanguardia acá donde es más fácil, donde pueden jactarse de lo bajo de los alquileres delante sus amigos gerentes de supermercados en Münster, Riga o Rouen; esto les permite fomentar una mitología privada donde la cresta de sus vidas aún no ha fenecido completamente.”

Pág 185.

Las teorías salvajes, Oloixarac, Pola,

miércoles, 28 de julio de 2010

Hoja amarilla.

Leonard Euler (1707-1783) es generalmente tenido por uno de los más grandes matemáticos de todos los tiempos. Pero esta calificación es demasiado estrecha para dar cuenta de las cualidades sobrehumanas de su espíritu. Hojeaba las obras más complejas en unos instantes y podía recitar completamente todos los libros que habían pasado por sus manos desde que aprendiera a leer. Conocía a fondo la física, la química, la zoología, la botánica, la geología, la medicina, la historia y las literaturas griega y latina. Nadie, en su tiempo, logró igualarle en ninguna de estas disciplinas. Poseía la facultad de aislarse totalmente, a voluntad, del mundo exterior, y de proseguir un razonamiento pasara lo que pasara. Perdió la vista en 1766, pero esto no le afectó en nada. Uno de sus alumnos refirió que, a raíz de una discusión sobre un cálculo que comprendía diecisiete decimales, se produjo un desacuerdo en el momento de establecer el decimoquinto. Entonces rehizo el cálculo, con los ojos cerrados, en un fracción de segundo. Veía relaciones y enlaces que escapaban al resto de la Humanidad culta e inteligente. Así fue como encontró ideas matemáticas nuevas y revolucionarias en los poemas de Virgilio. Era un hombre sencillo y modesto, y todos sus contemporáneos se muestran de acuerdo en qué su principal preocupación era pasar inadvertido. Euler vivió en una época en que se honraba a los sabios, en que no corrían el riesgo de verse envenenados por las ideas políticas u obligados por el Gobierno a fabricar armas. Si hubiese vivido en nuestro siglo, tal vez se habrían organizado para «disimularse» enteramente. Tal vez hoy existen otros Euler. Tal vez hay mutantes inteligentes y racionales, provistos de una memoria absoluta y de una inteligencia constantemente despierta, que se codean con nosotros, disfrazados de maestros de pueblo o de agentes de seguros.


Hoja amarilla.

...Era el final del pueblo.

Al amanecer, con frescor de rocío, en la azotea de la casa de enfrente bailaban las sábanas blancas de la pureza perdida, se posaban los zorzales en los alambres y desde el bosque cercano al arrabal llegaban ruidos de lucha de perros en celo.

Después, con el sol mediado, llegaban olores de guisos, estruendo de estorninos, el roce del cántaro en las caderas de Julia al volver de la fuente, el homenaje de los ruidos de los muelles sobre los que yacía sin poder moverme demasiado.

Al atardecer los rumores de ruedas de carro en el regreso a casa de los labradores, los gritos de otros niños en el camino de la cañada, el eco en el patio de las romanzas que cantaba la madre de Andrés.

Por la noche hacía balance de todo lo escuchado, visto, sentido desde la ventana frente a la prisión de mi cama de termómetro y toses, de alcohol de romero y sulfamidas.

Me reconcome el recuerdo desde aquella raya entre la fiebre y la vida, el miedo en la oscuridad, las mentiras de mis cuidadores, las lágrimas de mi madre los fines de semana, la mano caliente de padre en mi hombro, el ruido en los cristales de la lluvia a veces, el secreto de la enfermedad crepitando en mi mirada asustada.

Quiero alejarme de la mentira, del grito de aquellos terrores, de los fantasmas que me esclavizaron durante tantos meses...


Leo esta hoja amarilla encontrada entre otros papeles olvidados. Quizás pertenecía a un diario. No sé quién la escribió. También encontré unas fotografías en el fondo del baúl negro que estaba en la buhardilla. No reconozco a nadie. Preguntaré a mi tía Maria Luisa.



martes, 27 de julio de 2010

Perverso polimorfo.

 
El perverso polimorfo de Freud, de Salvador Dalí 

Perverso polimorfo, lo entendí con claridad. Pensé que aquel pobre hombre estaba en el umbral de tirarse por una ventana, de cosechar niños por las alamedas, de regularizar su lujuria, sus apetitos, con inconcebibles, brutales, aberrantes actos.

La explicación posterior me tranquilizó, a medias.

Con el tiempo fue apenas uno de los muchos conceptos que asimilé en la demora del después, cuando saciados, jadeantes, nos acariciábamos antes de volver a su trabajo y a mi farsa.

Este podría ser el comienzo de una historia que retengo, a la que tarde o temprano deberé asomarme, plasmarla, que no se diluye a pesar de la lluvia, de los intentos, de las máscaras, de mirar hacia otro lado.

Busco la explicación en lo tardío, en la quema de rastrojos emocionales al borde del camino, en el fuego que se extendió sin control por los zarzales del pecho, que llegó a las casas, que arrasó el pueblo, ardor desorientado, farsa mantenida, ilusión pintada en las amapolas, guerra sin declarar, víctimas clamando en los balcones con pancartas y banderas mustias.

¿Qué digo hoy? Escribo desde varias líneas. Una, imaginando. Dos, contando lo que me pasa /pasó. Tres, intentando disfrazarlo, modificarlo para que no se note demasiado. Cuatro, sacando mis espinas una a una. Cinco, me adhiero a las normas básicas del fabulador. Seis, me miento, me engaño, me flagelo. Siete, no lo logro y por eso escribo. Ocho, me siento e invento que pasa lo que no ha pasado. Nueve, viceversa. Diez, mambo.

Volvamos pues al perverso polimorfo. Compartía espera con un maniaco depresivo; conmigo mismo que soy, dicen, neurótico obsesivo; con una artista alterada; con un ciego que veía insectos de largas antenas negras. Mi espera, lo supe después, no era su espera, superados ya los electrodos en la frente, las duchas con agua fría, las inyecciones de sentido común, métodos arcaicos pero eficaces, curas a lo allá que te va, el que espera desespera, allí coincidíamos, solo eso.

Lo que intento entender mientras camino de puntillas por la línea amarilla es si el amor se mezcla con el sexo o es su consecuencia, si hay que pagar el peaje educacional, si es su carencia la que sublima el amor, si la atracción se enamora, si a buen hambre no hay pan duro, si hoy por ti mañana por mí, es decir, que no entiendo nada y así queda la cosa, todo un lío.

Sin más, dejemos pues este post por hoy, incompleto, así, tal cual, esboza líneas de lo que contaré en breve, a la vuelta de vacaciones que, por cierto, os deseo sean muy agradables para todas y todos. 

 (Salvador Dalí)

lunes, 26 de julio de 2010

Teorema de Pitágoras.

El Teorema de Pitágoras establece que en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la longitud de la hipotenusa (el lado de mayor longitud del triángulo rectángulo) es igual, a la suma de los cuadrados de las longitudes de los dos catetos (los dos lados menores del triángulo rectángulo: los que conforman el ángulo recto). Si un triángulo rectángulo tiene catetos de longitudes y , y la medida de la hipotenusa es, se establece que:


Durante las últimas semanas he dejado en esta página diferentes problemas matemáticos acompañando a mis “escritos”.

He recibido comentarios por parte de varios amables lectores en el sentido de su complejidad y falta de interés. También la sugerencia de cambiar de tema.

Hago caso de estas indicaciones y como despedida dejo el teorema de Pitágoras, que es bien conocido y de fácil comprensión.

Pongamos un ejemplo.

Un triángulo rectángulo está compuesto por dos catetos, los lados menores, los que conforman el ángulo recto (una pareja) y la hipotenusa, el lado de mayor longitud (una tercera persona). Queda establecido, una obviedad, que son necesarios tres lados para formar un triangulo.

El teorema de Pitágoras establece que la suma del cuadrado de las longitudes de los dos catetos (la vida en común, la rutina, el desgaste del tiempo y el espacio, la incomunicación, etc) es igual al cuadrado de la hipotenusa (lo nuevo, lo diferente, lo fresco, el descubrimiento, lo prohibido, lo excitante, lo oscuro). Es decir, un triángulo (amoroso).

Como en todo teorema matemático es imprescindible no entender nada y entenderlo todo, que sea un campo para expertos y para principiantes, que se pueda llevar a la práctica y que tenga la suficiente dificultad como que nos cueste resolverlo.

El que sea hipotenusa que levante el dedo (no todos a la vez que esta página tiene una limitación de espacio), el que sea cateto que tire la primera piedra (si no llegan para todos puedo prestar la mía), el que no sepa cómo resolver un triángulo rectángulo que se pase a las líneas paralelas (esas que no se tocan nunca) a un cuadrado (que admite más variaciones) o a diferentes figuras geométricas (polígonos, octógonos, etc).

Nunca se me han dado bien las matemáticas, soy de letras, y no entiendo de triángulos, pero tengo un amigo que tiene uno en el comedor de su casa. Cuando le visito lo veo en las ojeras de su señora, en algún comentario ácido, en que los fines de semana mi amigo tiene frecuentes cursos de reciclaje, en que ya no quedan con nosotros para las cenas mensuales.

Ahora que lo pienso, Marie también tiene un triángulo, lustroso y consentido, activo y chispeante. Desde que lo adquirió en una reunión de nostálgicos amigos de la infancia su mirada está más brillante, su piel más tersa y no ha tenido una actividad sexual tan intensa desde los desmadrados tiempos anteriores a conocer al cateto colindante actual, ese con el que junta su cuadrado, en desproporción, ya que su lado (el de ella) tiene mayor longitud (que la de él). Un desperdicio.

Queda claro que los problemas más interesantes son aquellos aún no resueltos, pero si alguien quiere solución para sus triángulos queda abierta una ventanilla para recibir preguntas, sugerencias, reclamaciones, etc. Por favor, previamente obtengan ticket.

Para terminar, quedan cerradas estas secciones dedicadas a las matemáticas esperando hayan sido de su agrado. Un saludo


domingo, 25 de julio de 2010

Las bitácoras malheridas.


 " Si no existiera una conciencia eterna en el hombre, si como fundamento de todas las cosas se encontrase sólo una fuerza salvaje y desenfrenada que retorciéndose en oscuras pasiones generase todo, tanto lo grandioso como lo insignificante, si una abismo sin fondo, imposible de colmar, se ocultase detrás de todo, ¿qué otra cosa podría ser la existencia sino desesperación? Y si así fuera, si no existiera un vínculo sagrado que mantuviera la unión de la humanidad, si las generaciones se sucediesen unas a otras del mismo modo que renueva el bosque sus hojas, si una generación continuase a la otra del mismo modo que de árbol a árbol continúa un pájaro el canto de otro, si las generaciones pasaran por este mundo como las naves pasan por el mar, como el huracán atraviesa el desierto: actos inconscientes y estériles; si un eterno olvido siempre voraz hiciese presa en todo y no existiese un poder capaz de arrancarle el botín, ¡cuán vacía y desconsolada no sería la existencia!.

Temor y temblor (fragmento) Soren Kierkegaard

Los listos, los espabilados, los que dicen, “ya te lo dije”, no tienen nada que ver con los profetas.

Unos se jactan cuando suceden sus aventurados pronósticos, los segundos no se jactan nunca ya que saben que tarde o temprano se cumplirán sus predicciones.

Como soy de los primeros, un enterado, como muchos, un día pronostiqué la muerte del blog.
Al menos del mío.

Han pasado casi dos años y aquí seguimos, unos y otros, espabilados y profetas, escritores y lectores, los habituales y los de paso.

Lo de hoy se llama “Las bitácoras malheridas”, un título descriptivo, nada premonitorio, aunque quizás pretencioso, redicho, torpe.

El apremio de salir aquí cada día me tiene con la lengua fuera, escribiendo debajo de la almohada (a veces contando lo que ocurre encima), intercalando ficciones sobre las realidades de los días calurosos, las vacaciones cercanas, los nervios de los preparativos de viajes y huidas, del cansancio de tantos días esperando ecos y voces, cantos de sirena y mentiras adornadas.

Con el descenso de visitantes –ven y cuéntalo- cada tiempo me desanimo y confundo mi baja forma, la ocasional falta de temas sobre los que escribir, con apocalípticas previsiones de fin de un medio de comunicación, con pretendidas llagas en el blog, con bitácoras malheridas, cuando no tiene nada que ver el culo con las témporas.

Menos mal que lo escribo y me doy cuenta. Falsa alarma, chaval, tranquilo, falta poco para ir de vacaciones. Como tú, como tú, como tú…y como tú, perdona, que no te veía.

Miro alrededor de esta página y nos veo a todos/as tan guapos/as, tan altos/as, tan rubios/as, tan majos/as, tan buena gente, que me entra un escalofrío por los muslos y sé, lo sé, que nuestras páginas, la tuya, la mía, goza de buena salud.

Ánimo, vamos que nos vamos, de vacaciones. Ya queda menos. 






viernes, 23 de julio de 2010

El perseguidor.



Dédée me ha llamado por la tarde diciéndome que Johnny no estaba bien, y he ido en seguida al hotel. Desde hace unos días Johnny y Dédée viven en un hotel de la rue Lagrange, en una pieza del cuarto piso. Me ha bastado ver la puerta de la pieza para darme cuenta de que Johnny está en la peor de las miserias; la ventana da a un patio casi negro, y a la una de la tarde hay que tener la luz encendida si se quiere leer el diario o verse la cara.

No hace frío, pero he encontrado a Johnny envuelto en una frazada, encajado en un roñoso sillón que larga por todos lados pedazos de estopa amarillenta. Dédée está envejecida, y el vestido rojo le queda muy mal; es un vestido para el trabajo, para las luces de la escena; en esa pieza del hotel se convierte en una especie de coágulo repugnante.

–El compañero Bruno es fiel como el mal aliento –ha dicho Johnny a manera de saludo, remontando las rodillas hasta apoyar en ellas el mentón. Dédée me ha alcanzado una silla y yo he sacado un paquete de Gauloises. Traía un frasco de ron en el bolsillo, pero no he querido mostrarlo hasta hacerme una idea de lo que pasa. Creo que lo más irritante era la lamparilla con su ojo arrancado colgando del hilo sucio de moscas. Después de mirarla una o dos veces, y ponerme la mano como pantalla, le he preguntado a Dédée si no podíamos apagar la lamparilla y arreglarnos con la luz de la ventana. Johnny seguía mis palabras y mis gestos con una gran atención distraída, como un gato que mira fijo pero que se ve que está por completo en otra cosa; que es otra cosa. Por fin Dédée se ha levantado y ha apagado la luz. En lo que quedaba, una mezcla de gris y negro, nos hemos reconocido mejor. Johnny ha sacado una de sus largas manos flacas de debajo de la frazada, y yo he sentido la fláccida tibieza de su piel. Entonces Dédée ha dicho que iba a preparar unos nescafés. Me ha alegrado saber que por lo menos tienen una lata de nescafé. Siempre que una persona tiene una lata de nescafé me doy cuenta de que no está en la última miseria; todavía puede resistir un poco.

–Hace rato que no nos veíamos –le he dicho a Johnny–. Un mes por lo menos.
–Tú no haces más que contar el tiempo –me ha contestado de mal humor–. El primero, el dos, el tres, el veintiuno. A todo le pones un número, tú. Y ésta es igual. ¿Sabes por qué está furiosa? Porque he perdido el saxo. Tiene razón, después de todo.
–¿Pero cómo has podido perderlo? –le he preguntado, sabiendo en el mismo momento que era justamente lo que no se le puede preguntar a Johnny.
–En el metro –ha dicho Johnny–. Para mayor seguridad lo había puesto debajo del asiento. Era magnífico viajar sabiendo que lo tenía debajo de las piernas, bien seguro.
–Se dio cuenta cuando estaba subiendo la escalera del hotel –ha dicho Dédée, con la voz un poco ronca–. Y yo tuve que salir como una loca a avisar a los del metro, a la policía.

Por el silencio siguiente me he dado cuenta de que ha sido tiempo perdido. Pero Johnny ha empezado a reírse como hace él, con una risa más atrás de los dientes y de los labios.

Julio Cortázar



Estas son las primeras líneas de 'El perseguidor', un cuento de Cortázar que me gusta especialmente.

Aunque de Cortázar me gusta casi todo.

Tuve un momento Cortázar.

También un momento Beatles, Moebius, Valente, Pavarotti, Taylor, Fellini, Corben, Lorca, Dylan Thomas, Bach, Gamoneda, Kandisnky y tantos y tantos.
Añoro esos momentos.

Temo haberme convertido en un descreído, desilusionado, haberme quedado sin capacidad de sorpresa, de entusiasmo.

Es tal la abundancia de artistas, escritores, cantantes, músicos, poetas, pintores, escultores, museos, obras de arte, manuscritos encontrados debajo de piedras encontradas, que no sabe uno por dónde empezar.

¿Has visto a?¿Has leído a?¿Has escuchado a?¿Conoces a?¿Has ido a? Que no, que no se puede, que es imposible, que no hay quién controle tanto arte, tantos “artistas” que descubren artistas, que venden “arte” como arte y quizás es arte pero, arte con precio, arte como mercancía, arte con cifra, arte sin parte, arte artero bajo el parterre que reparte euros, dólares, money al X por ciento, comisión, gurús que marcan opinión, tendencia, intelectuales con precio, alquimistas del gusto, esculturas contra más grandes mejor, escultores cuanto más caros mejor, Serra, museos de diseño, Guggenheim en cada barrio, ponga un Guggenheim en su vida, coñoesolopintoyo, desbarro, cuadros blancos, cuadros negros, facturación, flautistas con un oso que baila ¿es arte?, ciervos perseguidos por perros ¿es arte?, llegar a fin de mes ¿es arte?, ¿es milagro?, revistas de arte, anuncios artísticos, cocineros artistas, artesanos del gusto, el gusto es mío, el que más cape, capador, de Capadocia, arte cibernético, del aire, modistos, perfumeros, torneros, camareros, salvavidas, asaltatrenes, bandoleros, pilotos de helicóptero, controladores aéreos, blogueros, escritores corta y pega, perezosos, trabajadores del porno, descuideros, volatineros, proxenetas, soplapollas variados, aquí todo dios es artista, de la pista, señoras y señores queda abierta la veda del artista, el que quiera que se apunte.

Feliz día.



jueves, 22 de julio de 2010

La conjetura de Riemann

La conjetura de Riemann hace referencia a los ceros no triviales afirmando:

* La parte real de todo cero no trivial de la función zeta de Riemann es 1/2.

Por lo tanto los ceros no triviales deberían encontrarse en la línea crítica 1/2 + i t donde t es un número real e i es la unidad imaginaria


Un mundo de @, tan grande, tan chico, tan lejano, tan absurdo. Hablamos con quién no conocemos de lo que no hablamos con quién duerme en nuestra misma cama, hacemos íntimas confidencias a quién no veremos en la vida (quizás por eso).

Tengo un blog.
¿Sí? ¿De qué es? ¿Qué escribes?
…No sé…cuentos, pensamientos, impresiones, dejo música, fotografías.
Qué curioso, qué divertido, ¿no?
Si.

Comunicación global. He puesto un artilugio en la página que indica de dónde vienen los que vienen. Descubro ahí Irán, Alaska, Madagascar, la Selva Negra, imagino que se habrán equivocado, internautas perdidos buscando mujeres desvestidas, curiosos de siglas. Mire usted, este es un blog de emociones, lo intenta (aunque últimamente me está costando la misma vida salir aquí cada día).

Me ha enviado una foto pero creo que es de cuando tenía veinte años menos. Lo sospecho por los coches que se ven detrás. Qué absurdo, si no le veré nunca.

Pero sí te ves. Es un milagro. Ese nombre, ese apodo, nick, como quieras llamarlo, tiene una persona detrás. Y más milagroso, aunque tiene veinte años más que en la foto que te mandó, es una persona increíble, sensible, agradable, interesante, divertida, atractiva, amable, simpática. Vive a 700 kilómetros (o 60 o 6.000) de donde tú vives, tiene un acento diferente, pero es todo eso. Y lo que te queda por descubrir. Además, desde el mismo momento de encontrarte, se produce una intensa y mutua corriente de simpatía, de cariño, de complicidad. También de atracción, tampoco lo vamos a negar, de peligrosa atracción (en mi caso solo me ocurre con las señoras, lo lamento).

No recuerdo qué quería decir cuando he empezado a escribir esto del miércoles. Ah, sí, estos tiempos veraniegos, de vacaciones, en los que nos movemos de acá para allá, son propicios para ampliar nuestro círculo de amistades, para sorprendernos poniendo rostro y voz a esos a los que leemos. Con todo lo que eso conlleva (pues creía que era más joven, más guapa, más alto, más lista, más asequible, más simpática, que era soltero, que no tenía hijos, no sabía que le faltaba una pierna, que se le va un ojo a pasear, es decir, personas normales, como usted y yo).

Por mi parte estaré en Bilbao hasta mediados de agosto. Luego iré a Finisterre donde espero disfrutar de la compañía, del regalo de varias maravillosas personas con las que comparto esta afición a las bitácoras (y otras, confesables todas). 
El día 30 de agosto vuelo ¿dónde?, lejos, hasta mediados de septiembre (no puedo contar todo ¿no?).

Si alguien viene por aquí (mi aquí es Bilbao), si nos cuadra, me encantará compartir una cerveza, un café, un paseo, un arroz con leche, una sonrisa, (no muerdo).

Pues eso, ven y cuéntalo.



Riemann mencionó la conjetura, que sería llamada la hipótesis de Riemann, en su artículo de 1859 Sobre los números primos menores que una magnitud dada, al desarrollar una fórmula explícita para calcular la cantidad de primos menores que x. Puesto que no era esencial para el propósito central de su artículo, no intentó dar una demostración de la misma. Riemann sabía que los ceros no triviales de la función zeta están distribuidos en torno a la recta s = 1/2 + i t, y sabía también que todos los ceros no triviales debían estar en el rango 0 ≤ Re(s) ≤ 1.[1





En el blog de Joselu ¡os lo recomiendo!

miércoles, 21 de julio de 2010

El amante que se comió un zapato.

Una vez estuve enamorado de un zapato. Tanto. Me lo comí, al que hacía su par y a la persona que estaba dentro de ellos. No me duele decirlo, no me arrepiento, no me avergüenzo, es más, lo proclamo, lo esparzo, lo grito frente a un acantilado de ojos incrédulos, haciendo equilibrios sobre el palo de mesana de este barco que va, bah. 

El amor arrolla, es misterioso y fértil, sin cálculo previo, desmedido, incontrolable, avasallador, es una motocicleta que te atropella cuando estás descuidado. Si no es así no es amor, es otra cosa, costumbre, rutina, pobre cariño, necesidad, interés, egoísmo, algo mercantil, un asco, puaff.

Me comí ese zapato, sí, claro. Debo decir que es el primer zapato que me comía. Luego me comí el otro. Un tiempo después me comí a la dueña. Sé que es extraño pero así fue. Quiero aclarar que ella había intentado comerme primero, con lo que fue un caso de defensa propia. Fue gula, lo sé, debí conformarme con morderla de a poco, como antes, como entonces, pero no, se abrió tan magnífica ante mí, onírico pavo real femenino, que me la comí, entera, ñam.

 La digestión fue pesada. El zapato parece simple, sin adornos, pero me costó, sobre todo el tacón, ese mismo que había pisado mi pecho desnudo. Quizás lo he contado antes. Llegaba a sus brazos desde el viento, nos encontrábamos en una habitación en penumbra, me esperaba trémula, vestida solo con esos zapatos, su pelo mojado, nos abrazábamos de inmediato. Me desvestía mirándola, nos acariciábamos ya con los ojos. Saltaba a mi pecho como una pantera pálida y mis piernas resistían esa primera embestida, el ataque que precedía a las manos explorando la piel, los pliegues de los muslos, la cara interna de los brazos, el lóbulo de las orejas, el cuello en el que me demoraba hasta conseguir los primeros suspiros, el ven que yo retardaba, cruel, sus nalgas duras, sus pechos breves, la húmeda circulación en la que nadábamos sabiendo que íbamos a ahogarnos en el deseo, marea creciendo, subiendo por los muebles, la biblioteca, libros húmedos, mesas húmedas, sofá húmedo, palabras que resbalaban entre nuestros sexos tan sensibles hasta que todo eran gemidos y gritos y fricción y pasión, los dos dentro de un horno, abrasándonos, chamuscados, descontrolados, nos besábamos, nos insultábamos, luchaban los labios, los dedos, sudorosos, otros, perdidos, volcándonos, lejos, más lejos, inhumanos, animales que se apareaban y subían, arriba, más arriba, irresistible, cuando estábamos a punto de morir llegaba la explosión del placer y en cada músculo, hueso, piel, venas, sangre, cabello, dientes se producía un terremoto y nos rompíamos en diminutos trozos de amantes amándose, de enamorados enamorándose, perdidos el uno en el otro, exhaustos, definitivamente prisioneros de los cuerpos, enajenados, ambiciosos, egoístas, maldiciendo aquel primer momento que nos vimos y nos encadenamos, qué otra cosa podíamos hacer, qué sino perdernos en nuestros desiertos, en nuestros laberintos, rompernos el alma, el consuelo, la calma, la soledad anterior, la cordura, enajenarnos, enfrentarnos como fieras que defienden su espacio, los límites, que quieren traspasarlos, llegar más lejos, donde nunca, exploradores de tierras negras, subterráneos con grilletes y risas en lo oscuro, con miedo y tangos que advertían, rechiflao en mi tristeza hoy te evoco y veo que has sido, que extendíamos la alfombra de los reproches, esgrimiendo los agravios, la cobardía de abandonar la tibieza que se posaba en lo obvio, en el ya veremos, en el luego, no quemar las naves, imperfección del claroscuro, rehenes detrás de la puerta, un guante negro sobre su espalda blanca, lenguas de cisnes chupando su vientre, moscas venecianas, errores repetidos, lo táctil frente a la idea, el principio, los remolinos en el pantano de hablar sin decir, tumulto en el mercado, a la salida me comí su zapato, el otro, a ella, me comí a mí mismo y la vida fue ya, es, una digestión absurda, sin paisaje, sin globos aerostáticos fotografiando los instantes claves, magos con sus juegos de manos, diarios detallados de lo que paso, día 17, día 18, el 31, calígrafos chinos viviendo en el cuerpo de un buey, de un burro, de un cerdo, de un mono, hasta aquí he llegado y, querida mía, mi corazón lo partiste a machetazos, guerrera, tutsi implacable, indígena de un país de psiquiatras y jugadores de fútbol, de payadores y comedores de peces, alterada que me alteraste, ausente de la realidad de mi realidad, avisada de mi ardor usas botas de clavos, es inútil, volveré a comerte igual, a bocados, Peter Sloterdijk se pregunta dónde estamos cuando escuchamos música, yo me pregunto dónde estábamos cuando nos apartamos, sin preguntas, sin entrañas, sin reconciliación posible, extraños en nuestros fugaces yo, exiliados de la patria que inventamos, ciegos, malditos para otros amores, cercenada la esperanza, colgada de un clavo en la blanca pared que espera sombras de nubes velazqueñas, aturdidas damas con ropajes enlutados, organistas onanistas, impíos revolucionarios que quieran quemar nuestras ermitas, las catedrales, el tiempo, joder, que pasa el tiempo y están las vides rezumando, los temporeros sentados bajo la tejavana esperanzada del país prometido, la belleza insoportable de ser, soy, no somos pero soy, mi mano escande, mide este verso desproporcionado, absurdo, inútil, cuenta sílabas, los signos articulados, el meollo del poema, el amor a ras de suelo, escarbando con las uñas, con las yemas de los dedos, sangrando, recordando el rotundo adiós, los argumentos, el sentido de seguir manteniendo esta página sin brújula, I glup you, si Cortázar levantara la cabeza, Rayuela insomne sobre mi mesilla de noche, al lado del vaso de agua, del microscopio, de la vuelta a las fuentes, enciendo candiles alrededor de la bañera, ella es Marat y esta Carlota Corday que soy, que puedo ser, clavará un simbólico cuchillo en su impiedad, en su silencio, alemanes invadiendo Polonia, páramo, que la vida se agostó, yermo campo sin liebres embadurnadas, sin águilas conejeras, sin documentales de la 2 que diversifiquen la cultura de animales en la sabana, jirafas entrometidas, leones de la Metro después del Nodo, películas de exploradores, de piratas, de romanos, de ciudadanos perdidos en la gran ciudad, en sí mismos, en las idas y venidas de la fortuna, tan caprichosa, tan desigual, tanto alboroto por un zapato, me lo comí, su pareja, a ella, Gargantúa despiadado, despistado, comiéndola me comía, antropófago desorientado mordiendo el aire, airado, estafado, tocando el tambor con la frente, buscando cuevas donde ocultar la miseria, la vergüenza, la ternura que ondula en los codos con heridas, su peso que no pesaba, su sexo que me encandilaba, su frente con una luz guiándome por la espesura de una selva sin gorilas, sin salacot, sin hombres mono saltando de liana en liana, aquí, así, se me cae la baba, lelo, así estoy, ya no sé qué ni a quién escribo, sé que es miércoles. Hasta mañana. 



martes, 20 de julio de 2010

Voz.

"Deseo que hoy experimentes paz dentro de ti, que confíes, que te encuentras exactamente donde debes estar, que no olvides las posibilidades infinitas que nacen de la confianza en ti misma y en otras/os, que utilices los dones que has recibido y que transmitas a otras/os el amor que se te ha dado. Deseo que estés feliz contigo misma por lo que eres. Deja esta sabiduría asentarse en tus huesos y deja a tu alma cantar, bailar y amar libremente. Está ahí para cada una de nosotras".
"Mujeres que corren con los lobos" Clarissa Pinkola, 

(Dos mujeres corriendo por la playa . Pablo Picasso (1922)

La voz como catalizador, con ternura en suspensión, remover con una varilla de vidrio y emulsiona la nostalgia, de tus brazos, de la curva de tus caderas, de tu corazón en radiografía, de tus anhelos como hilos dorados temblando con el rocío, punto de distancia, aquí nos vemos, desde aquí, lejos, cerca, imposible irse, atrapado, hoy el día es gris pero el sol está detrás de las nubes, soplo las nubes, soplo el polvo acumulado en esta semana sin, en tantas horas huecas, nos fotografío con una polaroid imaginaria y salimos tan bien que la enmarco, míranos.

Mi recuerdo pasado en huevo batido, rebozar con harina y pan rallado y freír en fuego fuerte. Me como los recuerdos, nos devoro, los que éramos, aquellos, tú y yo, no vencidos, no ausentes, brillantes, apasionados, otros, aquellos. Ahora nos congelamos en nuestros frigoríficos, entre la mantequilla y la leche pasteurizada, entre un tomate y los albérchigos, tiritando, esperando que alguien abra la puerta y nos libere.

El beso va tal cual, o sea fiero, dulce, posesivo, apasionado, tumultuoso, precursor, el beso. Se abre paso kilómetro a kilómetro –qué lejos estamos- aunque mis piernas no son lo que eran y camino por el borde de los caminos, para evitar el barro, mancharme mis zapatos de ante, mis alpargatas de aldeano ausente, mis pies desnudos de romero…

Desvarío, nena, cuelgo la ropa y voy. 
Te espero donde siempre.




(Qué letra)

lunes, 19 de julio de 2010

C'est tout

Toute une vie j'ai écrit.
Comme une andouille, j'ai fait ça.
C'est pas mal non plu d'être comme ça.
Je n?ai jamais été prétentieuse.
Écrire toute sa vie, ça apprend à écrire.
Ça ne sauve de rien

M. Duras (C'est tout)


Amanece y los días son diferentes, ya no conversaciones con voz de miel, ya no indecisiones sobre si la línea es recta o curva, ya no más dulzura en la nuca mientras hablamos.

No se ha abierto la tierra, no se ha rasgado la seda del cielo, no se ha detenido el vuelo de las gaviotas, de las alondras.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche, leías cuando la vida aún no había empezado, cuando las palabras formaban realidades que descubríamos, que se abrían ante nuestros ojos ávidos de verdad y brillo. No supimos entonces, no hemos sabido ahora.

Desmenuzo sensaciones, instantes, rumores de niebla, los labios musitando una oración, un deseo, que no amanezca, que dure el idilio con la ilusión, con la piel estremecida, con el pálpito desbocado antes de vernos, con el milagro.

El verde tapete de los días sobre el que nos jugamos el misterio, donde apostamos nuestra paz, ganar o perder era un riesgo, la ruina una opción, once, impar y negro, el final, ludópatas de juegos prohibidos, la banca siempre gana, nosotros siempre perdemos.

El tiempo da y quita, estamos vivos, el sendero sigue aunque no caminemos juntos, el horizonte siempre está lejos. Ahora, tú y yo estamos lejos.

Lejos.


He escrito durante toda una vida.
Como una imbécil, he hecho esto.
Tampoco está mal ser así.
Nunca he sido pretenciosa..
Escribir durante toda la vida, enseña a escribir.
No salva de nada.

M. Duras


domingo, 18 de julio de 2010

Hanne Darboven.

“Dicen que todo lo que nosotros estamos buscando, también nos busca a nosotros y que, si nos quedamos quietos nos encontrará. Es algo que lleva mucho tiempo esperándonos. En cuanto llegue, no te muevas. Descansa. Ya verás lo que ocurre a continuación".

"Mujeres que corren con los lobos" Clarissa Pinkola,


Leo/veo parte de la obra de Hanne Darboven, sus construcciones numéricas. Intento tocar su artificial lenguaje universal. Doy vueltas por una sala gigante donde Picasso mira, su cabra mira, yo miro y remiro este siglo, el anterior, los contrastes, los míos en el álbum de fotografías amarillas, las de blanco y negro, las de color con ese espigado barbudo bronceado corriendo por una interminable playa desierta.

Ese era yo, una y otra vez. 

Uno, por la misma playa, tres, por el mismo símbolo, cinco, seguridad de la rutina, ocho, de lo repetido, diez, un niño que crece a mi lado, doce, la playa se llena de gente, trece, de casas al fondo, quince, de medusas en el agua verde que oculta tesoros que custodian tritones musculosos.

Aún cerrado, del álbum de la memoria salen figuras retorcidas ascendiendo como un haz de luz que ilumina otras playas con palmeras, con risas, sin niños, con arenas tan blancas que hieren la mirada cansada del camino, de los números de Hanne Darboven que traen a la orilla del tiempo las verdades, las certezas. 

Y la búsqueda.

Como ahora, después, siempre, buscando al Otro por los callejones, por barrios remotos de un Berlín oscuro, de un Estambul de mezquitas magníficas, por bosques gallegos, en Cádiz, en tantos planos que creo que no es a otro, que me busco sin perderme antes, que aún estoy en el quién soy y el futuro es la incertidumbre.

O algo así.

(Que cada uno lo interprete como quiera)



sábado, 17 de julio de 2010

Ne quid nimis.

Apoyar la frente enfebrecida en la nublada celosía del confesionario.
Enumerar los inasibles recorridos de la serpiente. Buscar un nombre para hacer cada
crimen discernible. Dibujar las noches; las llagas de las paredes
encaladas en la oscuridad, brillando; los colibríes enzarzados, enredando sus lenguas de pistilo bajo los rígidos almidones de mis
tocas. Apoyar la frente. Abandonarse. Sentir cómo el anillo que atenaza mi corazón, se me resbala por el pecho como un crisantemo
decapitado.

(Ana Rossetti - De "Virgo Potens" 1994)



Ayer comentaba a Marie que hay una evolución desde la elipse hasta la espiral, desde aquí (aquí) o allí (allí), hasta el no (ni aquí ni allí). 

Por eso la relación Mt1 – p3 = no! es una visión desde el balcón, parcial, el alzado queda oculto.

Pero es la mía.

Es una percepción desde el tálamo, unilateral, misionera, el contraste no se produce –now-, pero es lo que es, lo que no es.

No recuerdo qué día es hoy, mucho menos que día fue ayer, no recuerdo quién seré mañana, de momento me voy a la playa (no trabajo, me da que es sábado). 

(En nada, demasiado).


viernes, 16 de julio de 2010

La Conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer.


La Conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer.

Aún cuando ya sabemos que no existen métodos generales para resolver las ecuaciones diofánticas tal como decía el décimo problema de Hilbert (demostrado en 1.970 por Yu. V. Matiyasevich), sin embargo, la conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer afirma que en el caso de las soluciones de las ecuaciones diofánticas generales, cuando éstas son los puntos de una variedad abeliana, el conjunto de los puntos que son soluciones racionales de las mismas depende de la función zeta, z(n), asociada, de modo que si z(1) = 0, hay infinitas soluciones, y si z(1) no = 0, el número de soluciones es finito.


Entre lo ginecológico y lo psiquiátrico, que a mayor abundamiento de la materia del tiempo y papeles, menos posturas.

| La relación es Mt1 – p3 = no!

-No digo que siempre, pero // no digo que Marie, aunque -

Esta es una reflexión de actos no reflejos. 

¬Digo actos y digo su omisión (. .) Digo su omisión y digo inmovilidad¬. 

Desde entonces y hasta que (&).

Paciencia.(#*[^#)

Los matemáticos siempre han estado fascinados por el problema de describir todas las soluciones de x,y,z a ecuaciones algebraicas como Euglides da una solución completa a esta ecuación, pero para ecuaciones más complicadas se convierte en algo extremadamente difícil. Realmente, en 1970 Yu. V. Matiyasevich demostró que el décimo problema de Hilbert no tiene solución, por ejemplo, no existe un método general para determinar cuando estas ecuaciones tienen una solución en números enteros.

Pero en casos especiales se puede suponer que sí. Cuando las soluciones son de puntos de una variedad abeliana, la conjetura Birch y Swinnerton-Dyer dice que el tamaño del grupo de puntos racionales es relacionado con el comportamiento de la función asociada zeta z(s) cerca del punto s=1.

En particular esta increíble conjetura dice que si z(1) es igual a 0, entonces hay un numero infinito de puntos racionales (soluciones), y en oposición, si z(1) no es igual a 0, entonces hay solo un numero finito de dichos puntos.

jueves, 15 de julio de 2010

La Hipótesis de Riemann.


 La Hipótesis de Riemann.

La función zeta de Riemann ζ(s) está definida para todos los números complejos s ≠ 1 y posee ciertos ceros "triviales" para s = −2, s = −4, s =


Conversación con Juan (30.01.2009)

Es bella, tanto que cuando paseamos por la calle soy invisible.

No solo eso, es inteligente, simpática, dulce, buena compañera, sabe, ella sabe, más que yo por supuesto.

Me envidian mis amigos, los vecinos, los desconocidos con los que nos cruzamos. Una vez escuché “¿qué hará una mujer tan guapa con un hombre tan vulgar?”. No me ofendí, qué sabrán ellos.

Está enamorada de mí, soy afortunado, tanto como lo es ella.

Llevamos cuatro años juntos, quizás son ya demasiados. Parece perfecta pero hay un problema en nuestra relación, la cama.

La verdad es que al principio me interesó por su cara, por su cuerpo. Después me cautivaron sus muchas cualidades, pero en la cama, ay, creo que le pesa la educación de las monjas, el tiempo que estuvo en el internado. Es una sosa ¿qué quieres que te diga? Hace demasiado tiempo que me deja frío, que no me atrae.

Bueno, bueno, creo que estás exagerando…

Pero Juan, ¿qué sabrás tú? Vaya amigo que estás hecho. Calla que no te cuento nada más.

Resulta que sí lo sé.

¿Cómo dices?

(Nos empujamos, no llegamos a las manos, pero desde entonces no nos hablamos.)


Reflexión (06.02.2009)

Jamás se lo pregunté a ella.
Sobre todo porque se convirtió en una amante perfecta.



Conclusión (15.07.2010)

Se marchó con Juan.
No he vuelto a saber nada de ninguno de los dos.
Mejor.

 Postdata.

¡Soy un gilipollas!
¡¡¡Vuelve!!!


Los números primos son algo caprichosos. En determinados intervalos se juntan y en otros, apenas hay alguno. Así, predecir cual es el siguiente número primo es algo que para los estudiosos de la teoría de números es inalcanzable hasta la fecha. 

Los números primos son aquellos que únicamente son divisibles por sí mismos y por 1. Encontrar un patrón que los pueda predecir es algo que se lleva buscando mucho tiempo.

Pese a todo, la respuesta podría estar escondida en una simple función, una que parece ser enormemente complicada de entender correctamente. La función (zeta) de Riemann, contiene la clave para hallar la distribución de los números primos. Pero los matemáticos llevan trabajando en resolver sus entresijos desde 1859, año en que Bernhard Riemann formuló su famosa hipótesis sobre ella (Ueber die Anzahl der Primzahlem unter einter gegebenen Grösse) y hasta ahora, nadie ha sido capaz de demostrarla.

La función de Riemann tiene una expresión relativamente sencilla:
Esta función, expresada mediante una serie infinita, es convergente y analítica en la región .En cambio, la función en general está definida en el campo de los números complejos, y es aquí donde reside su potencial. La hipótesis de Riemann es una proposición sobre la distribución de ceros de la función .


miércoles, 14 de julio de 2010

Florituras.

Fuiste el amor que redimió
al que no fue.



A veces se me olvida contar la historia y me pierdo en el cómo.

Problemas de ajuste de la máscara, el nudo de las cintas en la nuca, centrarme en la no-historia para soportar vivirla. 

O para disfrutarla.



martes, 13 de julio de 2010

Ecuaciones de Navier-Stokes.


Ecuaciones de Navier-Stokes.

Existe desde el siglo XIX un conjunto de ecuaciones que permite estudiar las turbulencias en los líquidos y en los gases, sin que exista una teoría matemática que las fundamente. El desafío consiste en encontrar tal fundamentación.


Martes, ahora estaré en Madrid, esos viajes relámpago, ir, reunión, comer, reunión, volver.

Ahora pienso que aunque el lunes las aguas bajan mansas (aquí es solo por la superficie), que aunque seamos Campeones del Mundo, las Ecuaciones de Navier-Stokes me traen de disgusto en disgusto.

Y es que por dentro la vida va demasiado rápida, sin tiempo para nada, con muchas obligaciones. Quisiera dejarlo todo y marcharme al monte, a uno desierto, mejor a una playa, al fin de la tierra.

Pero sigo pensando y sé que no es posible, que necesito a los otros, hablar, comunicarme. Sobre todo necesito amar.

Estoy pasando un periodo de transición, entre y hacia.

Me leo y no, me leo y sí.

Así estoy.

No me leas palpitando desde un púlpito, que aquí puedo escribir sin disimulos, sin juegos de manos, sin afeites (casi nadie me conoce).

Me aburro.

¿Ves?, así de sencillo, que leo y veo y no encuentro eso que me dé la vuelta como a un calcetín, que me haga sentirme nuevo, otro, con otra mirada. Alto, quieto, no creas que, me veo dentro, me examino y me siento, soy muy feliz por tanto como tengo, por cada articulación que me permite andar, correr, inclinarme, sentarme, apoyar mi espalda en la pared, por cada emoción que siento al ver amanecer, la luna, la sonrisa de mis hijos, una carta que dice, el aroma de un plato que aprendo a cocinar, su sabor, el orgullo de caminar pasito a pasito hacia mi autogestión, me falta tiempo para dejar la lista, posiblemente también ganas, que las palabras se me escapan por los poros de los días, que toreo de salón y en mitad del ruedo, que de los toros me como hasta los cuernos, bah, no me hagas caso, cosas mías, ni yo me entiendo, que a veces me doy cuenta que se me ha saltado un perno, tornillo o arandela, que se me ha parado la maquina, que no sé leer, o sí, ahí, debajo de las palabras de otros, con absoluto cariño, con mimo, aunque a veces, o por eso, se me enquiste el silencio del tiempo (de su falta), un desaparecido en combate, por aburrimiento, ya te digo, que me sobran ventanas que ya está uno en ese periodo que le gusta todo, o casi todo, o bastante, o nada, que recuerdo un abrazo en un pueblo perdido de Galicia y me rindo, que me miran así y me derrito, porque los abrazos son también espirituales, la emoción es táctil, tan fuerte, el deseo sigue vivo, eso no contrasta con el perfil de persona acostumbrada a la responsabilidad, a cuidar de otros, de tantos, a cumplir y cumplir, la tentación de la libertad, la naturaleza, los montes, el paisaje interminable, las estrellas, el cansancio, comer aquí, dormir allá, el sentimiento, la libertad, eso, que estoy pasado de rosca pero vivo, contento, animoso, vivo (¿ya lo he dicho?), enérgico, fuerte, potente, que me miro al espejo y me digo ¡cuerpo!, que doy gracias a Dios por todo lo que tengo, que soy consciente de ello (de todo lo que tengo).

Léeme si quieres palpitando desde un púlpito, que aquí puedo escribir sin disimulos, sin juegos de manos, sin afeites, estudio las turbulencias en los líquidos y en los gases, pero como no existe una teoría matemática que las fundamente me aburro. ¿Ves?, así de sencillo. 



Las ecuaciones de Navier-Stokes reciben su nombre de Claude-Louis Navier y George Gabriel Stokes. Se trata de un conjunto de ecuaciones en derivadas parciales no lineales que describen el movimiento de un fluido. Estas ecuaciones gobiernan la atmósfera terrestre, las corrientes oceánicas y el flujo alrededor de vehículos o proyectiles y, en general, cualquier fenómeno en el que se involucren fluidos newtonianos.
Estas ecuaciones se obtienen aplicando los principios de conservación de la mecánica y la termodinámica a un volumen fluido. Haciendo esto se obtiene la llamada formulación integral de las ecuaciones. Para llegar a su formulación diferencial se manipulan aplicando ciertas consideraciones, principalmente aquella en la que los esfuerzos tangenciales guardan una relación lineal con el gradiente de velocidad (ley de viscosidad de Newton), obteniendo de esta manera la formulación diferencial que generalmente es más útil para la resolución de los problemas que se plantean en la mecánica de fluidos.

Como ya se ha dicho, las ecuaciones de Navier-Stokes son un conjunto de ecuaciones en derivadas parciales no lineales. No se dispone de una solución general para este conjunto de ecuaciones, y salvo ciertos tipos de flujo y situaciones muy concretas no es posible hallar una solución analítica; por lo que en muchas ocasiones hemos de recurrir al análisis numérico para determinar una solución aproximada. A la rama de la mecánica de fluidos que se ocupa de la obtención de estas soluciones mediante el ordenador se la denomina dinámica de fluidos computacional (CFD, de su acrónimo anglosajón Computational Fluid Dynamics).


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