jueves, 19 de mayo de 2011

Aviso a aviadores.

Escribir sobre el silencio o sobre
sus trozos de vacío, pero volver a
la palabra o hacia su desaparición

volver a la claridad, a la duda,
a una vida sencilla
o a la ardua madurez del hierro

fuera de aquí, anclar en el asombro
esa inocencia del mutismo.

Esdras Parra.



Comencé este blog glup 2.0 –08.02.07 ya te digo- para encauzar varias necesidades, a saber: la de escribir, la de comunicar, la de dar lustre al ego, la de compensar posibles deficiencias en otros terrenos, la de equilibrio, la de dejar la sensibilidad deslizarse por los días, la de compartir, la de aprender y la de sustituir al diván que realmente necesito (ay, S). En el fondo creo que todas son solo una.

El título, el anonimato me defendía, dejaba abierta mi creatividad. Podía expresar así todo aquello que se me ocurría, escribía sin censura, jugaba, proponía historias y mentiras, seducía con imposibles. Por otra parte, los apodos de las personas que leían y comentaban nos permitían a todos ser alguien y a la vez nadie era ninguno. Éramos libres, una espacio feliz, un paraíso sin manzanas traicioneras. 

Eran otros tiempos.

Cambiaron.



12 comments :

Ventana indiscreta dijo...

Siempre sobrevolaban rapaces, muchas.

Halcones ya quedan pocos. Son otros tiempos.

La cetrería íntima sobre la palabra la practican muy pocos. Es difícil.
La madurez del hierro muchas veces acaba en óxido.

Me gusta mucho ese pianista alemán que has propuesto.

gaia07 dijo...

Puedes conocer mejor a un desconocido leyéndole que a uno con el que trabajas a diario.
Por otra parte ¿qué haríamos sin manzanas traicioneras? Tendríamos que idearlas.
¡Otros tiempos! ¡Vaya invento!
Somos esclavos de nuestras creaciones. ¡Qué listos! ¡Je!

Un beso, Seductor de posibles.

labertolutxi dijo...

Escribir sin que nadie te conozca es otra dimensión, es una libertad total.
No se´lo que ha pasado pero me imaino que un fastidio.


besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Ventana indiscreta siempre es a nunca como nunca es ahora, es decir que me ha gustado tu comentario y que te lo agradezco.
La cetrería íntima…me he comido todas mis palomas, en este devenir de vuelo se me han oxidado hasta los mástiles (los de madera, no).
Saludos de jueves.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07 la manzana que se comió Blancanieves; los desconocidos con gabardina en los parques, al atardecer; la esclavitud a nuestros actos a nuestras abstenciones, a lo que no hacemos; ¡viva la libertad!; crear es a creer como seducir es a encontrar a posibles seducibles y aplicarse al intento; un beso siempre es un beso, me pongo a ello con entusiasmo.

Pedro M. Martínez dijo...

claudia lo que me ha pasado es…bueno, mejor lo cuento mañana.
En cualquier caso escribo siempre lo que quiero (lo malo es saber qué quiero, eso de la inspiración)
Besos ricos.

Marisol Cragg de Mark dijo...

¿Cierras tu blog? :/
Las manzanas traicioneras están en todas partes, no solamente en el internet. Personalmente, las ignoro. Comentarios tontos u ofensivos no los publico.
Te dejo un cordial saludo desde Berlín.

Pedro M. Martínez dijo...

Marisol, Berlín, ay, dedícame catorce pasos por sus calles, me gusta Berlín, mucho.
También ignoro eso de las manzanas. Solamente me las como, me gustan las manzanas, esas rojas, jugosas, deliciosas, hummm.
Y no, antes muerto que sencillo, no cierro el blog, ni lo pienso.
Un beso.

cristal00k dijo...

Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.
El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.

Mario Benedetti.

Pedro M. Martínez dijo...

cristal00k, Benedetti, tú sabes, no me gustaba, ya ves, cómo podía ser tan ciego, leía su prosa y me parecía demasiado quejumbroso, leía su poesía y me parecía trasnochada.
Ya, vale, no me riñas, lo sé, era un estúpido.
El caso es que un día se hizo la luz en mi corazón, entendí y desde entonces me emociona. Benedetti.
cristal00k, tú sabes, no sabía quién eras, ya ves, no veía, te leía y te imaginaba, leía tu poesía y me parecía escrita en el revés de lo que leía, sentía, algo complejo, un misterio.
Ya, vale, no me riñas, lo sé, soy un estúpido.
El caso es que un día estaba sentado junto al Guggenheim y lucía el sol, te leí, entendí y desde entonces me emocionas.

Arantza G. dijo...

Los tiempos cambian, cierto. de la misma manera que yo comencé a visitar este blog con nombre y apellidos. ahora solo soy un anónimo más.
Igual que tú.
Entro, leo, me marcho. Me haces feliz con tus escritos. Me haces pensar, soñar... ¿qué importa cómo sea tu cara, si eres alto o bajo, delgado o no?
Un beso

Pedro M. Martínez dijo...

No señora, Arantza G., tú no eres anónima, olvidadiza sí, pero anónima no.
Y yo no podré serlo nunca.
Te agradezco que sigas viniendo por aquí aunque sepas como soy.
Un beso.

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