jueves, 15 de marzo de 2012

Lo circunstancial.

Sentimos que aun cuando todas las posibles cuestiones científicas hayan recibido respuesta, nuestros problemas vitales todavía no se han rozado en lo más mínimo. Por supuesto que entonces ya no queda pregunta alguna; y esto es precisamente la respuesta. (Ludwig Wittgenstein)


Sale un hombre del opaco y grita airado “Die Grenzen meiner Sprache bedeuten die Grenzen meiner Welt”.  “Los límites de mi lenguaje representan los límites de mi mundo”, que escribió en 1922 el filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein en su Tractatus lógico-philosophicus 5.6. Hubo un tiempo en el que estas cosas me impresionaban. Mañana. Hoy me dedico a temas sin temas, al quizás de mi no. O sea que estoy cansado, que´s mucho tiempo, que ya no sé cómo decir lo que ya he dicho/sentido/sentiré. Aún así, tú ves, voy y vengo por textos que no sé cómo me invento con la falta de tiempo, inercia, deseo de desear. Y las ganas. Hoy tengo ganas de ti, que cantaba no sé quién, pues no, que las ganas se están mudando a territorios indefinidos en los que solo hay agua y amaneceres, silencio y gaviotas a lo lejos, a ras de la superficie oscura de mi mar.

¿Qué quiere decir todo esto?, pues yo qué sé, digo y digo y varios días después lo entiendo. Curioso. Es así. Una suerte y una desgracia. Transitar por lugares llenos de símbolos y recuerdos, llevar de la mano el afán y una llave. La inspiración es un caballo que a veces corre por otras praderas. Se lo dije a Cris, esto no es lo que quiero escribir/decir/compartir, pero las palabras/ideas/sentimientos han saltado por una ventana y temo estrellarme con ellas en el silencio negro de la noche, el olvido y objetos en espera del próximo dueño. «El silencio es retórica de amantes», escribió Calderón, pero los amantes se han jubilado y pasean por playas diferentes y apenas hay obras públicas que dirigir desde detrás de la valla, mirando el trabajo ajeno. Olé.

He asesinado al poeta, al boxeador, al sinsorgo, al místico que nunca fue y los discursos que dictaron amores se han borrado del atril del púlpito.

Busco lo inexpresable, lo que aún está detrás de la pared de ladrillos.

Con ahínco, eso sí, seguro que lograré decir lo que ahora no sé pero está ahí en el caos de la nada, en ese silencio del lenguaje, en los límites de mi mundo actual.

Lo cambiaré, sin engaños o subterfugios, sin miedo, este propósito es ya un comienzo.

Voy p´allá.

(Fotografías: Andrea)

1 comments :

virgi dijo...

Buenas fotos las de Andrea.
Besos para ti y para ella.

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