sábado, 21 de abril de 2012

Póker.



Jugábamos al póker, entre amigos. Era adictivo. Empezamos como de broma pero la cosa se fue complicando ya que cada envite doblaba el anterior. Había bastante dinero sobre la mesa. Tenía prisa por terminar porque había quedado con Marie cerca de la playa.

Alguien propuso tomar unos cubalibres. Era muy pronto, después de comer, no me apetecía nada pero menos me apetecía quedarme atrás. Tomamos esa ronda mientras seguíamos jugando. La partida siguió con altibajos, ganabas, perdías. No estaba a gusto porque había quedado con una chica deliciosa y se echaba la hora encima.

Segunda ronda de cubatas y en dos manos seguidas empecé a perder. Por entonces trabajaba en una consultoría, me ganaba bien la vida, pero aquello se me había ido de las manos y perdía bastante dinero. Algunos ya se habían retirado. Ya no llegaba a la cita ni en sueños.

Juan lo dejó,  Eduardo también. Una ronda más y me voy- pensé. La suerte se sentó a mi derecha. Gané tres juegos, equilibré mis pérdidas. Me voy– dije, y salí corriendo para el autobús.

Llegué al lugar de la cita con dos horas de retraso. No tengo ni idea porqué quedamos en un sitio tan lejano. Por el camino me encontré con Marie que volvía. Quise disculparme, pero entonces era demasiado tonto y presuntuoso como para ser humilde. Quise ser gracioso y fui además un metepatas. Marie me miró sonriente, en apariencia no se enfadó, pero con su silencio cerró todas las posibilidades de diálogo. Siguió caminando sin volver la cabeza, con su amiga qué, por cierto, no recuerdo quién era.

Allí me quedé, con dolor de estómago por los cubalibres tempraneros, con la decepción conmigo mismo por haber sido tan maleducado,  tan estúpido,  con la certeza de que aquella extraordinaria chica no me perdonaría jamás.

No se lo digas a nadie, pero Marie me gustaba mucho.

Ya entonces me quedó la duda. ¿Qué hubiera ocurrido si llego puntual a la cita?

(El pasado no se puede cambiar)

(El futuro, a veces)



2 comments :

Anónimo dijo...

Seguro que Marie, gustaba a algún amigo que siempre estaba...
Es lo que tiene el juego, unas veces ganas y otras pierdes.
"Qué hubiera ocurrido si llego puntual a la cita". Quien lo sabe ;-)

Pedro M. Martínez dijo...

Anónimo veneciano, seguro que Marie gustaba a todos los amigos, menuda era Marie. Pero, tú lo dices, “es lo que tiene el juego”.
Qué suerte tuvo Marie que el del relato no llego puntual a la cita. Un artista.

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