Ingenuidad de un transeúnte despistado.

Que lo importante es estar aquí, da igual qué escriba, qué deje, si corazón o intestinos, la cosa es abrir la página y escuchar ruido de lluvia o sonetos, pétalos de gladiolos o el caminar de un transeúnte despistado en una esquina de la noche sin estrellas, sin esperanza, transito desde/hasta y el intento.

Valor se le supone y la magia de encontrar tesoros como Sonia Wieder-Atherton, como Bohumil Hrabal, recordar que Carole King decía y dice It's Too Late y también Roberto Juarroz y  

Hemos callado y hablado tanto juntos 
que hasta callar y hablar son dos traiciones, 
dos sustancias sin justificación, 
dos sustitutos.

Lo hemos buscado todo, 
lo hemos hallado todo, 
lo hemos dejado todo.

compensan los poemas enanos, las historias de miserias, los silencios, el mirar para otro lado – i need you-, la apatía, -(¿qué te creías?)-, la mala costumbre, no importa, lo importante es hacerlo -(¿a qué te refieres?)-, continuar caminando despacio pero firme por los azulejos amarillos, sin salirse, siendo consciente de las presencias y añorando (sí, añorando) las ausencias.

Un día no seremos, no sé cuando, un día la memoria irá empalideciendo y olvidaremos rostros y voces, los recuerdos se esconderán detrás de los muros que no quiero nombrar (ahora) y hoy es viernes, dicen que viene una ciclogénesis para el fin de semana, sobreviviremos, tranquilos. Hay un afán de tenernos asustados, mientras se quedan con todo quieren atemorizarnos (más), que les den, siempre que ha llovido ha escampado.

Qué sé yo, aquí les espero, como cada día, sean felices, aunque llueva (tanto).  

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