martes, 23 de julio de 2013

No tenía dinero

              La treizième revient...c'est encor la première; 
                            et c'est toujours la seule-ou c'est le seul moment; 
                                  car es-tu reine, ô toi, la première ou dernière? 
                                             es-tu roi, toi le seul ou le dernier amant? 
                                                                     Gérard de Nerval (Arthémis)



No tenía dinero, vaya novedad ¿quién tiene dinero?, pero se me descompensaba el azúcar cuando me acercaba al portal donde tenía su consulta. Era especialista del estómago, que se dice, mi mal era del esófago, creo, pero total todo está por ahí dentro, junto a las emociones y los deseos y la angustia del fin de mes que empieza el día quince o así.

Usted ya ha venido antes, fingía, ¿le duele aquí?, no, ¿y aquí?, tampoco, y me apretaba con energía debajo de las costillas. Después cerraba la puerta con llave, se quitaba la bata y el resto y etcétera.

Éramos amigos desde la facultad o desde antes, solo que ella estudiaba, fue hacia arriba y yo fui a jugar al mus, a beber cerveza, a tontear con unas y con otras. Así me quedé, así estoy.

Llegué a su consulta por casualidad, unos dolores que se repetían por las mañanas. Vete al médico, me recomendó Txomin, mi compañero de piso que está lúcido. Fui y resulta que era ella la doctora y cuanto tiempo sin vernos y estás tan guapa como siempre y tú tampoco has cambiado y pensé que era afortunado porque ella no podía verme por dentro, ni la ironía del estado de mi cartilla de la caja de ahorros, ni lo jodido, lo realmente jodido que me encontraba a pesar de mi sonrisa, de mis ojos verdes y de esa labia que conservo.

Toma estas pastillas y vuelve el próximo jueves. Fue en esa segunda cita cuando me lo contó, su pareja le acababa de dejar por una más joven, con tetas y culo y ella, tú sabes, que no sé ni cómo ni por qué terminamos sobre la camilla, incómodos pero apasionados y ahí me curé del todo.

No solo follábamos, no, nos contábamos, de nuestras cosas, de nuestra mala suerte, ella con los hombres de su vida, dos maridos, yo con mi mala cabeza, con querer abarcar tanto y no quedarme en nada, un fracasado.



No creáis que esta historia ha terminado, no, van más de tres meses, de hecho lo interesante empieza ahora, pero hace un magnífico día de julio y me voy a la playa, que no está uno para regalar pavadas aquí y allá, que enseguida llega septiembre y las lluvias y qué me va usted a contar, pues eso, mañana más. 


2 comments :

Brisa dijo...

Me gustan tus historias, como las cuentas, siempre me las acabo creyendo...

PD: Hoy no me meto en líos metafóricos ;)

Besos llenos de simplicidad.

Pedro M. Martínez dijo...

Brisa, es que Su Elen ser reales. Mi imaginación no da para musho. Creételas, total que más te da. Besos con aplicación.

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