lunes, 4 de noviembre de 2013

Bijou.




Desde la inauguración del edificio Chartier hace tres años, cada martes a las dos del mediodía me he encontrado con Bijou en el apartamento 606. Solo he faltado en agosto, navidad, coincidencia con algún desarreglo y la semana que estuve con mi esposa en Italia celebrando nuestro décimo aniversario.

Bijou era entonces un nombre divertido y así la he llamado siempre, así estaba escrito antes en el hueco de mi agenda de piel y ahora en el iPad.

Semana a semana, de forma metódica pero apasionada, nos hemos unido en una ceremonia concentrada y vigorosa, sin rutina. Nunca he sabido demasiado de ella, ni como se llama en realidad, ni dónde vive, de dónde es, si tiene otras ocupaciones, si tiene pareja, hijos. Apenas hablamos antes o después, se desviste y se viste en silencio, ausente, solo se transfigura para su trabajo, al que se dedica con entusiasta profesionalidad, puedo asegurar que se gana con creces sus honorarios que solo ha modificado hace dos meses.

El último día que estuvimos juntos, su espalda y sus glúteos tenían la señal de varios golpes, no me pareció oportuno preguntar qué le había ocurrido.

Hoy, martes, no está, la señorita que me ha recibido no sabe nada de Bijou, no la conoce, dice que ella tendrá a partir de ahora ese horario. Mientras se quita la ropa con lentitud me pregunta si estoy de acuerdo, me encojo de hombros. Añade si deseo algo especial, sonrío, también la llamaré Bijou.




Dedicado a los responsables de la lucrativa sección de contactos de los principales diarios del país.

8 comments :

LA ZARZAMORA dijo...

Ces belles de jour, pleurent tant des nuits...
Des bijoux volés.

La bise,Pedro.

cristal00k dijo...

Pues gracias! por tu trinchera. En su nombre y en el mío.

Pedro M. Martínez dijo...

LA ZARZAMORA, muchas gracias (supongo).

Pedro M. Martínez dijo...

cristal00k, entre que lo sientes, lo piensas, lo escribes y lo subes aquí pasa un tiempo en el que ya, después, hay cosas que no entiendes. Me pasa mucho. Muchas gracias a ti, como siempre.

Tesa dijo...

Como los perros de caza de mi abuelo, que siempre se llamaron Ton.

Pedro M. Martínez dijo...

Tesa, llamar a los perros de caza siempre igual me parece práctico. El personaje del texto que he subido hoy, que llama a todas las mujeres igual me parece un sinvergüenza (por llamarle algo suave).

Tesa dijo...

Precisamente por tu protagonista suavemente llamado: yo comparaba la "utilidad" de perros y prostitutas, para quien simplemente utiliza esas "herramientas", el uno para la caza, la otra para el placer.

Pedro M. Martínez dijo...

Tesa, un tema delicado. Ni siquiera me di cuenta al escribirlo (el texto). Hay realidades muy duras.

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