domingo, 8 de junio de 2014

Carta a J. bajo una magnolia.


El que no posee 
una sombra en su interior 
una Sombra a la que uno pueda retirarse 
de la multitud humana 
una Sombra, una penumbra, un manantial secreto 
que murmure pacíficamente 
un Manantial cuyas aguas curen 
la fiebre del alma 
se encuentra desamparado en el desierto, 
cegado por el sol, 
condenado a creer 
en todo espejismo 
y la arena del desierto cambia 
constantemente de forma, 
la ciudad, desaparecida del mapa, 
seguirá igual de alejada 

El que no posee 
una Sombra, una penumbra, un manantial secreto 
un Manantial cuyas aguas curen 
la fiebre del alma 

Desgraciado aquel que no tiene una Sombra en su interior

Arto Melleri 

(Traducción de F. J. Uriz)



Niña bonita inmune al tiempo, que se le sientan al lado, enfrente, escritoras llenas de manías y magnesio, invadidas por seres extraños, jóvenes ahítas de aminoácidos, melancólicas con libros de poemas bajo el brazo, jubiladas de vivir, adolescentes subiendo la cuesta de sus bajadas, curiosos novelistas atraídas por la magia femenina, exclusiva, encuentro de mujeres escritoras, virgen del Umbe donostiarra, qué haces tú ahí que ni cartas escribes ya, agobiada en la proa de tus días, rozando con los dedos las ondas de la bahía con peces oscuros y voraces, J. rozando con los dedos su alma de tecnología última generación, proclive a deteriorarse con el viento que gira frente al Guggenheim, viento cargado de humedades de las montañas del fondo, las de alrededor, las que construimos con dedos de niños jugando a los castillos de arena – 
Gozad bajo el sol y la lluvia en los días que os han sido concedidos. Todo lo demás no tiene sentido – J. construyendo símbolos para el prisma de mis ojos de poeta que refleja, refracta y descompone esa luz de tu silueta en mil colores de arco iris, en millones de emociones pintando los días grises, líneas separando incoherencias y deseos, interminable gama de uñas desgarrando el indefenso envoltorio del que soy, fácil presa en mi sensible mirar, no el que ha corrido con placer en sus muslos, en su corazón de atleta, en su alma de no rendirse y seguir corriendo aunque el frío, la distancia, el dolor en un costado, el jadeo, la alegría de un año más en el sudor, en esta emoción por la fortuna, por tantas brebajes en mi copa, la que levanto en las cenas familiares, con mis amigos, espacio singular y preservado, J. preciosa, que te quiero desde un territorio que aún no abarcas, lejos aún de tu distancia, algún día se equilibrarán nuestras dioptrías y veremos, nos veremos, no hoy, tú en la proa del barco de tu terraza y yo corriendo en las riberas, que ya lo sabía, no por listo, no, por la experiencia de tantos comienzos y finales, uno corre y corre, sabe cuándo debe respirar, cuándo apretar la zancada, cuándo pararse y beber agua y cuándo decir qué demonios, que hago aquí con las piernas al aire y este frío, con jóvenes que me pasan por los lados, por arriba, sí, pero llego, satisfecho y sonriente, otra vez me he ganado, mis apuestas, me conozco, me disfruto, es una parábola, no te preocupes. Besos, ah, busca Tu Tiempo, el Tuyo, para ti.



4 comments :

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Precioso poema, que tomamos para su próxima inserción en ZdeP. Visitamos su blog, entre otros cientos que barremos diariamente, en busca de poemas dignos de ser publicados. No obstante, también leemos sus textos, que en general suelen gustarnos. Cordiales saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.), si he entendido bien, diariamente ustedes visitan cientos de blogs buscando poemas dignos de ser publicados (por ustedes). Es decir, ustedes, según su criterio, determinan los poemas dignos y, obviamente, desechan los indignos. Un duro trabajo ¿no? Les envío mi enhorabuena por su entusiasmo en la difusión de la buena poesía. Un ejemplo, son ustedes un ejemplo. Mi aplauso.

"Un zumito de poesía, recién exprimida, para desayunar cada mañana. (Rico en vitaminas y antioxidantes. Muy muy nutritivo.)" Muy original, muy colega, una buena invitación.

J dijo...


Te leo hoy y siento no haberlo hecho ayer cuando la sombra no era tan poètica, más bien una presencia negro carbón de esas con las que no puede ni un domingo expléndido de azules y amarillos. Por eso nos gusta ¿verdad? la literatura, digo, para vivir en diferentes mundos al mejor de los posibles.

Llámame cualquier día, anda, y charlamos sin censuras al lado, por las aceras de Albia.





Pedro M. Martínez dijo...

¡¡¡J!!! te estoy llamando pero, o el teléfono está equivocado o tengo poca voz, ninguna de las dos cosas son ciertas pero nada es cierto cuando te sientas y escribes un mundo diferente al que vives (he dicho diferente, no mejor o peor). La literatura nos gusta por variadas cosas, por ejemplo estoy leyendo Noticias del imperio y no quiero que se me termine, ese milagro de un libro que te gusta tanto que lo disfrutas en cada línea. Charlas sin censuras al lado no sé cómo es, estoy tan acostumbrado a los censores que ya no sé cuando debo decir A o cuando debo sonreír como un tonto del culo, acompañante y cállate, chaval, que hoy también vas de consorte ¡Vivan las cadenas! (perdona, me he dejado llevar).
Oye, yo qué sé.

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