martes, 30 de diciembre de 2014

La grieta.





El lugar exacto donde comenzó fue Burdeos, en Francia.

El pequeño Jean Jacques se escondía de sus amigos en unos de esos juegos que la mayoría de los niños actuales han olvidado. No quería que le descubrieran, estaba tumbado sobre una gran roca aún caliente por el sol del mediodía conteniendo la respiración. Para no aburrirse, con la uña dibujaba rayas paralelas en la superficie de piedra. Fue entonces cuando la vio. La grieta tenía apenas veinte centímetros pero en pocos segundos comenzó a ampliarse con gran rapidez. Jean Jacques se asustó y salió corriendo indiferente a los gritos de sus compañeros de juego que gritaban victoriosos que le habían pillado.

En la siguiente media hora la grieta llegó hasta el pueblo dividiendo en dos la rue Saint Catherine, allí donde se concentra todo el comercio, llenando de espanto a los abundantes compradores de sábado. Se tragó varios coches, a una señora mayor y al gato de Marcel que dormía bajo un semáforo.

Los noticiarios de las diferentes televisiones y emisoras de radio dieron la noticia del suceso llamando a la calma a la población pero advirtiendo que la grieta se adentraba ya en territorio español y que por el norte estaba llegando a París. Caprichosa, la grieta pasó a escasos metros de la torre Eiffel que desapareció en sus profundidades. Los muertos se contaban por centenares, desastres en vías de comunicación, casas y demás, las pérdidas económicas y materiales eran astronómicas.
En los tres días siguientes la grieta dio la vuelta al planeta dividiéndolo en dos caprichosas mitades que giraban por el universo al unísono con una separación de apenas medio kilómetro. Fue el momento de hacer balance, evaluar los daños, contar a los desaparecidos, reclamar a los diferentes seguros.

Han pasado varios meses y la situación se ha normalizado. La tierra sigue dividida y los habitantes de uno y otro lado se comunican por teléfono o a gritos. Se plantean diferentes problemas a resolver por los científicos, pero numerosos comités de sabios están concentrados en el tema de las mareas, de los océanos que se desparraman por los bordes, sin la sujeción de las riberas, de los ríos que fluyen directamente al infinito, etc. También grupos de juristas tratan de poner orden en la cuestión de fronteras, lindes, propiedades de las naciones o de particulares, esas cosas. Hay mucho que organizar, que actualizar.

Cariño, con todo esto no quiero poner excusas, pero es la causa por lo que hace tiempo no te escribo. No tengo momentos libres, este suceso absorbe gran parte de mi quehacer. Además la grieta me ha dejado en el aire y soy objeto de estudio por tres ingenieros rusos y uno japonés. No es que pueda volar, no, solo estoy en el aire, suspendido. Ahora estoy tecleando gracias a un complejo sistema de bluetooth. En cuanto logre estabilizar esta incómoda postura reanudaré nuestra correspondencia. Sabes que te quiero, nena.




2 comments :

Encarna c dijo...

Cautivante el argumento. Absorve por completo a su lector cuando està leyéndola. La imagen inferior..hechizo de neuronas. Gracias Pedro . Buenas noches.

Pedro M. Martínez dijo...

Encarna C, esas neuronas las tengo alteradas. será el frío. Muchas gracias.

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