viernes, 23 de enero de 2015

Anuncian un tsunami.


No hay venganza más bella que aquella que infringen los otros a tu enemigo. Tiene hasta la virtud de dejarte la parte del generoso. (Cesare Pavese).



Estaba ciego, eso era, pero soy este, no otro, el que está sentado bajo la única y raquítica palmera en el centro de la pequeña isla del desconsuelo, frágil arquitectura vegetal para tanta tormenta, tantas olas. Creía que todo estaba bajo control pero no, me aburro de pescar calamares, de seguir el vuelo de las  gaviotas, de no pisar fuera de la línea blanca, de cavar el mismo hoyo cada día, de estar encerrado en este espacio sin paredes, sube el nivel de agua, bajan las nubes del miedo y apenas queda oxígeno para respirar.

Mientras, tú estás ahí, mirándome sin dejar rastro, ajena, ves la pleamar que se lleva la arena de la playa mínima, que apaga el fuego, que se lleva mis provisiones, mis enseres. Qué cuajo tienes, nena.

Oscurece y anuncian un tsunami.



1 comments :

Encarna C dijo...

Un bravo carácter. Capitán. En este texto hay al final un peñisco una sirena. Le abraza con sus brazos y le da un beso. El sube por completo del agua y se lanza sobre ella. Que venga el tsunami ni lo notan. Buenas noches Pedro.

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