domingo, 11 de enero de 2015

Música muerta.




Me gusta la música, siempre me ha gustado.
No quiero entrar ahora en exponer mi catálogo de preferencias, de gustos. Dejémoslo ahí. Soy coleccionista de música en diferentes soportes. Que recuerde ahora: rollos mecánicos, discos de pizarra, vinilos, diskettes de 5 ¼ y 3 ½, casetes, CD, DVD, MP3, etc.

Los diskettes los tiré a la basura.

De los rollos y los discos de pizarra ni hablo. Me ocupan sitio, se empolvan.

Se estropeó mi reproductor de casetes y no he encontrado piezas en ningún taller. Ahí están las cintas, olvidadas; no las tiro pero no me sirven ya para nada.
Un día dejó de funcionar el sistema de tracción del giradiscos y la tienda donde lo compré había desaparecido hace años, la marca también y nadie me dio ni una pista de dónde repararlo. Mis discos, una pared del salón entera, por orden alfabético, se llenan de olvido, muchos siguen con el plástico, sin abrir, sin escuchar.

El mes pasado entró un virus a mi ordenador y no he sido capaz –ni Karspersky- de quitarlo, de arrancarlo, adiós, finito, no funciona, toda mi colección de archivos en MP3 perdida, seis años de recopilación. Quiero comprarme otro PC, pero no tengo dinero para eso, ahora.

Por eso me he centrado en mi colección de CD´s. Tengo cientos, miles, perfectamente organizados; me pides un cantante, un grupo, una orquesta y ya, lo encuentro al momento.

Mi equipo de música es un Linn con pantallas Nexus, pre-amplificador de estado sólido Kairn, un reproductor Karik, una amplificador de potencia Klout y un plato Thorens (sí, el estropeado).

Dedico mucho tiempo a escuchar jazz, ópera, grupos de los 60, de los 70, de los 80, sinfonías, sin orden, cambiando, me agradan todos los géneros, folk, canciones brasileñas, italianas, francesas, ritmos suaves, fuertes, solistas, pandereteros, virtuosos de la flauta dulce, del violín, piano, castañuelas, cantaores, los que silban, joteros, rockeros, pop, indie, etc, etc. Mientras escribo, me acompaño con melodías, pianos, baterías y voces, maravilla de la música. No la escucho nunca cuando hago el amor (eufemismo) ya que tarareo las canciones y no me concentro.

Esta mañana me apetecía escuchar a Cecilia Bartoli; coloco el CD y nada, silencio. Se habrá roto- pienso. Cambio a Paolo Conte y tampoco suena. Pruebo con Celentano, nada. Frenético, lo intento con toda mi colección y después de varias horas compruebo que ninguno funciona. Me asomo a la ventana y no se escucha música, solo coches, ruido, gritos, truenos a lo lejos. Llamo a Javi y me llegan sus lamentos. No puedo escuchar mis Cd´s –gime-. Algo ha ocurrido. Veo un bulto pasar por la ventana, me asomo y en el suelo yace el cuerpo del melómano del cuarto, se ha suicidado. De la casa de enfrente se lanza otro aficionado al bel canto, con los brazos en cruz, plaff, se estrella contra los adoquines de la calle. Enciendo la televisión, un Sálvame que se interrumpe para informar de suicidios masivos por ausencia de música, de inexplicable lavado de soportes, de que se han borrado todos los Cd´s del mundo.

Además me he quedado mudo.

Entonces me despierto y ya no llueve.




La idea es buena, pero no tengo tiempo (ni ganas) para desarrollarlo a mi gusto.
Sentado en la cama pienso en cuantas tonterías debo colgar aquí para mantener mi absurdo reto personal del post diario.

Y que paciencia tenéis conmigo.

Gracias, guapas, guapos.




El Cd, soporte para la grabación de datos, fue desarrollado en 1979 por un holandés, Joop Sinjou. Están fabricados con plástico de policarbonato y recubiertos por una delgada capa de aluminio reflectante, donde se graba la información digital. Se complementan además con una película de laca protectora para evitar que la capa de aluminio sufra daños. Los peligros para este soporte de información son: la luz ultravioleta, que altera las propiedades ópticas del policarbonato, el frío, la humedad, y la oxidación que puede afectar a las capas protectoras. El mayor peligro para la duración de los CD son -claro- que surja una tecnología que los mejore y reemplace. Que vendrá. Y pronto.

2 comments :

J.T. dijo...


Hace tanto que no comento nada aquí que no recordaba ni cómo me llamaba. Menos mal que la maquinita sí lo recuerda...
Titánica tarea la suya señor.
Podrá morirse la música pero nunca las canciones o al revés si prefiere.
Somos música aunque nos cuesta afinar.
Un abrazo de buen año.

Encarna C dijo...

No tires nada aunque no funcione o no se puede escuchar. Es cómo un abrigo de recuerdos. Además todo ordenado. Es tú museo. O un refugio. Leerte es una calma antes de dormir. Gracias y muchas Pedro.

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