domingo, 8 de marzo de 2015

Cambio de registro.



Hoy cambié el registro, se movió el dial.
Nos mintieron, dijeron que este invento nos haría libres, mejores, ricos en sentimientos, que alcanzaríamos una óptima comunicación entre iguales. Mentira.

Después de una lectura imaginamos una cara a nuestro gusto, unas manos que acarician la soledad, un pecho que recibe nuestras lágrimas o nuestras risas, una voz que siempre dice cosas bellas o tristes o graciosas. Nos engañamos. Pero sabemos que la vida es un engaño.
Reproducimos los mismos esquemas que en la vida real. Tan egoístas, deseamos compulsivamente que nos quieran, que nos hagan caso, que nos mimen, que seamos únicos, tenemos celos de los otros, impulsos de rabia, frustraciones, soledad, miedo, un cúmulo de emociones fluyendo quien sabe por qué incomprensibles, insondables sistemas.
Sin saber cómo, un día te ves envuelto en un problema. Primero literario, aunque ese lo resuelves a golpes de versos, oficio y emocionados poemas de cristal. Pero luego los sentimientos te saltan a los ojos, te muerden el corazón, sufres con los sufrimientos de otros, te das cuenta que la soledad no es privilegio de ningún país, idioma, sexo, condición social y que esta comunidad universal es solo una mujer o un hombre temblando de miedo bajo un cielo inmenso, lleno de estrellas, de dioses invisibles.
Uno siempre fue un romántico pero besaba a su amor en los portales, en los parques, en la última fila de los cines, en los pórticos de las iglesias.
Uno siempre tuvo la cabeza en las nubes, pero abrazaba su cuerpo desnudo al cuerpo desnudo de las mujeres que amaba.
Uno no sabe muchas cosas, es cierto, pero las que sabe, las que siente, las defiende con todo el alma, con todas las fuerza.
Uno sabe que la vida es tan corta que no se puede perder ni un segundo en lamentaciones.

No sé a qué vino todo pero no tengo tiempo ni ganas de enmendarlo. Me ha salido a borbotones. No lo corrijo, no tengo tiempo.
En referencia a todo aquello que no digo, Benedetti dijo:

...querría que en mi amor vieras todo eso
y que vos muchachita
con paciencia y cautela
sin herirme ni herirte
rescataras de allí la luna y el río
los emblemas rituales
los proyectos de besos o de adioses
el corazón que aguarda pese a todo.



Dora Carrington (English, 1893-1932), Naked Figures in an Apple-Loft.


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