martes, 31 de enero de 2017

Mariposas



Ella inclinó el cuerpo sobre el mío y bajo su piel voló una mariposa. Yo tenía una mano entre sus muslos y con nuestros suspiros apenas pude ver los aleteos. Después, tendidos uno al lado del otro, cansados, hablamos de esto y aquello y se me olvidó.

Fue el viernes siguiente, ella volvía de un viaje a Bruselas y cada noche yo la había anhelado como si no nos quedasen más noches. Le quité la ropa despacio y acaricié su espalda, sus caderas, sus mejillas, me perdí en su mirada distraída. Ven, dijo, y mientras abría las piernas un remolino de mariposas azules giró alrededor de su sexo. Entré en ella como en la noche y sentí los mordiscos de la sospecha mientras nos amábamos. Estaba tan atado al deseo que no pude sino derramarme en dulces espasmos que disolvieron cualquier sensación ajena a nuestro abrazo.

El tiempo ha pasado y me he acostumbrado a las mariposas de la duda, ya han traspasado su piel y giran sobre nuestras cabezas, nos acompañan en nuestras ternuras, se posan en sus nalgas, en mis hombros, en su pelo. Sé que algo me quieren decir pero aún no entiendo su lenguaje, no tengo tiempo, sigo enfrascado en descifrar este amor.

Anoche ella dormía, levanté la sábana y admiré su cuerpo. Justo debajo del omóplato las mariposas formaron con sus alas un rostro serio que me miraba. Distinguí con nitidez a Pedro.

Creo que él también me reconoció.

lunes, 30 de enero de 2017

Parker y lo invisible.



Marie está en pijama y bata, equilibrada, mirando por la ventana como el viento se lleva las nubes de una provincia a otra. Lleva la bata abierta justo hasta el límite del libro de modales.

Parker hace equilibrios desalentados sobre la delgada línea roja que separa y une, lo que fue y lo que es. La línea brilla, se expande, torna en grieta confusa más allá de las colinas, Parker cae en ella, desaparece, incapaz de encontrar el camino entre la maleza y las mentiras, el reino con fronteras y la princesa en su torre, las trenzas recogidas, los leones en la puerta.

Marie vive en un prudente duermevela de candor, camina con Parker y otra dama por el parque boscoso al lado del balneario, la luz del atardecer pinta de rojo la hierba que susurra. Los tres hablan de amor, del tiempo fugaz, del deseo, de lo invisible, de los celos. Se sientan en un claro de silencios, yeguas blancas en la colina, pájaros nocturnos desperezándose, un libro de versos abierto por la página doscientos treinta. Marie se duerme y el dragón de la duda se come el bosque, los manteles, la poesía, un tren que pasaba y Parker se difumina de diez a uno hasta volverse invisible.

Parker despierta herido en el centro de una flor y sabe que ha soñado el sueño de Marie. 

(El Roto)

domingo, 29 de enero de 2017

Parker y los collages.

Pedro Martínez.


La brisa murmura en el lomo del gato negro que mira a las estrellas como si descifrase un arcano. Se escuchan ladridos en el caserío al otro lado de la colina.  Con una sonrisa doliente Parker está delante de Marie, una mujer de aquellas que dan el ole. Ella entorna los ojos y bajo sus pestañas hay leones amaestrados, tigres dóciles y un cuervo desobediente.

Él prepara su zalagarda y con voz temblorosa dice:
—Marie, debo irme, esto… esto…

Ella protesta:
—No, calla… Quédate… Quédate… No me dejes a este lado del río…

Parker advierte:
—Pronto llegará…

Marie rezonga:
—No me lo recuerdes, no seas cruel.

En los labios de él se dibuja un encantamiento de sibilas, de cortesanas, de una emperatriz de Egipto. Busca el beso con amoroso sobresalto y tras un forcejeo turbador se pierde en el camino que lleva al río que marrulla acariciando las junqueras que ocultan ranas y ruiseñores sedientos que esquivan el fango.

Al llegar al castañar, Parker se detiene y teclea un mensaje en el whatsapp:   
—Cariño, he perdido el metro, llego en media hora ¿llevo algo para cenar?

sábado, 28 de enero de 2017

Verdad.

No necesito mentiras para contar mi verdad. 

Es esta.
La cuento cada día.
(La mayoría de las veces sin saberlo)


Christopher Payne, Autopsy Theater, St. Elizabeth’s Hospital, Washington DC (2005)

viernes, 27 de enero de 2017

Día D.




Es evidente que cada uno está aquí por lo que está. Por lo que está suele ser un misterio. Por eso cuando llegó el primer mensaje - L´heure du combat viendra- estaba claro, demasiado claro diría.

No se produjo el mensaje en caso de cancelación -Les enfants s ´ennuient au jardín- por lo que, digan lo que digan, suspiramos aliviados aún intuyendo dónde nos metíamos.

Cuando llegó el siguiente -Les dés sont sur les tapis-  empezamos a cortar los cables y los hilos del telégrafo. En cierta manera nos aislamos.

El último mensaje -Il fait chaud à Suez- era la señal para atacar todas las vías de comunicación. Así lo hicimos sabiendo que no había vuelta atrás. Había comenzado el día D.

jueves, 26 de enero de 2017

Parker sabe que las comidas gratis no existen



Parker no sabe si lo dijo Robert A. Heinlein, o si Arthur C. Clarke dijo aquello del silencio es oro y otras frases así que dicen lo que dicen, ni una palabra más ni una menos. 

Marie vive alejada del mundo, en otro mundo, en su mundo. Nadie ha dicho qué mundo es el único mundo, cada uno tiene el suyo. 

Así cuando su mundo y el de Parker se cruzan puede suceder una explosión galáctica o una lenta deriva de astros en un universo infinito. 

Sucede que Marie es una señora y Parker casi un señor, no son planetas, son personas, con sus características, sus cosas, sus órbitas, sus propias derivas. 

Sin necesidad de catalejos o centros astronómicos de exploración, Parker ve a Marie, se recrea en sus movimientos lentos, elegantes, sinuosos, en su voz contándole galaxias o que ha subido el precio del pan. 

Tendríamos que remontarnos a “Los propios dioses” de Asimov para encontrar asteroides, satélites, especiales naves espaciales que den más vueltas que Parker alrededor de esa mujer. 

Sí, es cierto, ella sabe que antes que Parker nadie le había escrito historias circulares de magos y poetas, de colibrís y alegres danzarines pero también sabe que tampoco nadie le había proporcionado a él dulzuras como las suyas. Cultura versus dulzura, intercambio de intangibles.

Y aquí están, amigos, Marie jugando al criquet con posturas y ademanes, Parker buscando acólitos por los inhóspitos polígonos, hablando que si sí, que si no, lejos, cerca, ay, qué saben ellos, pobres,  there ain´t no such thing as a free lunch.


miércoles, 25 de enero de 2017

No cumpleaños.





En teoría hoy es mi cumpleaños.

Pero no es cierto.

Me he despertado dulcemente. Estaba aún en la cama, tranquilo, leyendo “Regreso a Berlín” de William Shirer, cuando a las ocho y un minuto ha sonado el teléfono.

Ringgg, ringgg, ringgg…

Dígame -he dicho-.

Oiga, mire, es usted Pedro Martínez -me han preguntado-.

Sí -y por la voz he pensado que me querían intentar cambiar de compañía telefónica-, ¿qué desea?

Mire, que hemos detectado un error en su ficha personal y que debe pasar por nuestras oficinas -me dice una voz de señora o señorita entrada en años-.

Perdone, ¿qué ficha, qué oficina? -pregunto intranquilo-.

Ah, perdone, es que tenemos un lío…sí, mire, por el Registro Civil -me dice-, esta misma mañana a las 12 y 13.

Pues eso, que entre que me he planchado una camisa, me he hecho el nudo de la corbata que no estoy acostumbrado, me he preparado y eso, me ha llegado la hora de ir.

Omito el viaje ¿vale?

Me presento en una ventanilla y digo -buenos días, que me han llamado.

¿Es usted Pedro Martínez? –me pregunta un señor de bigote.

Sí –contesto.

Haga el favor de ir al despacho número 7 –me solicita, amable-.

Voy. Entro al despacho. Hay una bella dama sentada detrás de una mesa llena de expedientes.

Pase, pase –dice- buenos días, siéntese.

Me siento.

Se coloca unos lentes, rebusca en una carpeta de piel, encuentra un papel amarillento, carraspea y me suelta – Don Pedro, según el último censo usted no ha nacido – me mira por encima de las gafas y sigue – o si ha nacido, ha nacido después de lo que dice este papel traspapelado.

¿Qué? –exclamo, atónito.

Sí, lo que le he dicho, no me gusta repetir –y eleva el tono de voz- o no ha nacido o lleva usted viviendo bastantes más años de los que le corresponden. En cualquier caso usted o no tiene edad o no tiene la que tiene, lo estamos investigando.

Me quedo de una pieza, solo me sale decirle –pues mire, en teoría es, o era, mi cumpleaños y esta tarde tendré la casa llena de invitados a una fiesta.

Usted verá –dice- puede celebrar lo que le parezca, pero su cumpleaños no es, que quede claro.

¿Puedo reclamar o algo? –digo-.

No, de momento usted no existe. Cuando exista hay un formulario que pondremos a su disposición. Puede retirarse –dice tajante.

Y me retiro. Salgo del Registro mirando al suelo y pensando en lo efímero de la vida, tanto tiempo viviendo y no he vivido. Y ahora qué hago con la fiesta, con la cantidad de comida, ginebra y pasteles que he comprado.

Bah, ya me arreglaré. De cualquier forma, hasta este año, hoy 25 de enero, era mi cumpleaños.

martes, 24 de enero de 2017

Das ist einmalig in der Geschichte.


Bigotes de morsa, leopardos heridos de arrepentimiento, su voz sonando tenue, desconcierto, no sé si debo seguir sentado, aburrido en su portal, o enredarme en la anilla que aprisiona la frágil pata de una paloma torcaz, cerrar todas las puertas con románticos candados, deshojar alhelís sobre las sábanas aún húmedas, besar el dorso de sus manos y el ahora se pierde entre los dedos, aire, nada, minucias quizás entre lo importante y lo superfluo, lo que hoy es primordial, mañana, si llega, será un absurdo o no será, arrullos maternales y un molino de agua, besos de pico de golondrina, amor sin sangre, sin espinas, todo el folklore del aturdimiento, no sé qué me ha ocurrido, una sombra oscura me cegó y me dejé, disculpas, querías saber de qué iba esto de amar y ser amada, turbada, seducida, el deseo como un relámpago y el trueno, tu cuerpo al viento, curiosidad de suspiros y grana, de luces transparentes, el poema entre las manos, tú y yo, nosotros, en el mismo escalón, libres, dándonos, recogiendo la cosecha del azafrán y el abrazo, trémulos, riendo, la ternura envolviendo el júbilo, desnudos, hermosos, bellos, pregonando el abismo, insensatos, despoblados de cordura, escarabajos en el barro del camino a ninguna parte bajo un cielo verde, tierra mojada en el jardín, habitaciones envueltas en luz tibia, las incipientes hojas de la primavera acechando, fuimos paso a paso a la inmortalidad de lo ya hecho, del afán, de los jazmines, del silencio de los pájaros bajo el alero, constelaciones en las entrañas, los muslos enternecidos, versos en tus oídos, jamás escuchaste antes esta canción de arroyos y volcanes, de jungla y violonchelos, de horizontes heridos y la luna colgada de un piano, me dejé engañar por tus palabras, amándonos frente a un espejo, nos vimos, éramos nosotros, ¿recuerdas?, pesadumbre de ocasos y naufragios, la etiqueta colgada de una oreja, eres el que eras, ¿lo soy?, y ¿qué?, fidelidad a los que fuimos, dama en la almena y su guerrero rompiendo la espada en la decencia expuesta en los atriles, el viento en una caja, el tiempo resbalando sobre el río de la vida al borde de las cenizas, ¡despierta!, te regalo una quimera antes que  de la negra mina salgan los fieros, los voraces perros de la pena, los animales hambrientos de estrellas y fango, de tanto y nada, vivos en otoño con Garcilaso y Lennon en los bolsillos, con juegos de niños en la noria, un amor iluminado, una esperanza por la que deslizo mi lengua y mi aorta, con nuestros nombres en el futuro pozo del olvido, ¿no lo ves?, galopa y gime el invierno, sisea el verano en tus bragas rojas, temes el fuelle del infierno, la caldera de los ojos múltiples que siempre te miran, te vigilan,  el anillo doble, tus labios con pestillos, los dedos hurgando en las costuras de la túnica feliz, no existe lo infinito, existe ahora, esa vida que se ha sentado, obstinada, que no quiere andar más, ay, pobre niña formal, recuerda, das ist einmalig in der Geschichte, esto ocurre una vez en la historia.

lunes, 23 de enero de 2017

Dulce Jeanne.




Por fin es lunes y etcétera.

Rearmo el puzzle de lo cotidiano.

Intento estar aquí y allí, en todas partes, que cantaba aquel grupo antiguo, los Beatles.

No es falta de imaginación, es falta de tiempo.

No es que no haya impulso, no, es obsesión por unas caderas.

¿De qué diablos hablo? Está escrito, de unas caderas.

Advierto cierta confusión tanto en lo que digo como en la forma de decirlo pero me parece lógico, estoy obsesionado por unas caderas.

También por el resto.

Digamos, digo, que estoy obsesionado por la dulce madurez de su dueña.

Qué cosas.

Mis profesores dicen que no me centro, que estoy distraído en clase, que así nunca llegaré a ser nada en la vida.

La verdad, me importa un pimiento, lo único que me interesa es acariciar esas caderas, besar su espalda, perder mi boca entre sus pechos, buscar sus gemidos suaves, los míos, dejarnos llevar por la cálida corriente del abrazo.

Llegarán a casa los informes de mis ausencias, mi inasistencia a las clases, mi falta de atención, de constancia, mi desidia para el aprendizaje, lo dicho, me importa un higo.

Aún sobre la cama, con los ojos abiertos, solo veo sus caderas.

Cómo le cuento esto a Paul, cómo va a entender que amo a mi profesora, a su madre.

Será lo que deba ser mientras ella siga siendo amable.

Dulce Jeanne.


domingo, 22 de enero de 2017

Exactamente como tú.




Lánguida, entre cardos, su sombra asombrada, con lirios en las sienes, se abría paso entre el follaje y la bruma, azul tenue, el ris ras de las pisadas, imágenes para no decir, un caballo a su lado, la cadencia de sus patas traseras aplastando las iguanas, los parterres, los parasoles, (mira, mama, un caballo –decían los niños), su sombra orgullosa ocultando el temblor de los labios en el fastidio, en lo sombrío, sin cirios ni ceniza, san Dionisio Areopagita en equilibrio sobre un pie, piadosa, penitente cigüeña, san Juan verde, Judas amarillo, la bendición del fuego en la noche encapotada cuando ella quiso el abrazo del río, ciudadana desposeída de rimas y poemas, desventuradamente única, melancólica de flautas tristes y manos vacías, condenada a la soledad, campos con ovejas y mastines, eslabones de una tragedia que empezó en un rictus, enredaderas de hierro suspendido, hilos de algas en sus cabellos, se ahogó, Dios la haya acogido en su gloria, aviones sobre el camposanto, lo digo así, entre palabras que mienten como sábanas pintadas que ocultan el escenario y a los actores, barriendo sus huellas en el polvo del camino del recuerdo, con careta de poeta trasnochado, sin poder llorar, así, tal como lo digo.

sábado, 21 de enero de 2017

Con el culo al aire.




La libertad es una ofensa.

La educación, el respeto, el vuelva usted mañana, pues anda que tú, el miedo, qué se creerá, la mezquindad, lo diferente, tú correrás mucho pero este es el mejor pescador del pueblo, el agravio, los recuerdos en una caja de cartón, qué has querido decir, uno es pobre pero honrado, hoy por ti mañana por mí, lo bueno si breve dos veces bueno, me inspiras, me aburres, Yo soy mejor, cada oveja con su pareja, ayer repetiste, ¡#&~$"/*=}Ç!, cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana, eso, aunque saltes de un primer piso no deja de ser peligroso, sobre todo si no sabes trepar, o no tienes escalera, o ganas, o piernas, sé bueno, honrado, cabal, consecuente, fiel, trabajador, honesto, limpio, obediente, cumplidor, leal, legal, no ofendas a nadie, no utilices malas palabras, cuida a los tuyos, respeta a tus mayores, sé tú mismo, estudia, lee, da, fórmate, paga tus impuestos, crece, cree, créetelo todo, hasta la mentira, lo blanco es blanco, lo negro es negro, black is black, qué me estás contando, la vida corre que se las pela, quién me habrá mandado meterme en este lío, aquí no hay niveles, ni comparaciones, ni tú mejor, no hay categorías, no hay ranking, no es una competición, me muerdo la lengua para no decir más.

Con la boca llena de sangre os digo que la libertad es una ofensa para los esclavos, para los que no saben andar solos, para los que jamás saldrán a la batalla, para los débiles, los miedosos, para los que miran para otro lado, los de mirada sucia, los de corazón sucio, para los sucios, para los opresores, para los cobardes, para los que no saben amar.

La libertad es una ofensa.

viernes, 20 de enero de 2017

No quisiera que lloviera. te lo juro.

No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.

Cristina Peri Rossi.



Como los alionines, agrupémonos todos en la lucha final ahora que hombres vestidos de negro nos demonizan, ahora que Cristina (Peri Rossi) se contradice y ama, sufre de nostalgias y de presentes, como usted, como yo, devanándome los sexos (y el sexo) para dejar aquí lo del viernes, o sea hoy, es decir lo que no está escrito, dejarme llevar por la improvisación liviana que no tiene nada que ver con Libia ni con Siria (una tragedia, aun), intentado recoger la cosecha después de meses y meses para que me diga que soy el de siempre, manda narices, después de más de 800 días me dice que sigo siendo el de siempre, pues claro, no voy a ser el de nunca, soy el que era, con matices, si en tanto tiempo no ha sabido ver los matices no sé qué carajo hago yo por la vida de chico bueno, que bien podría ir de chico malo, que mi amiga J se despierta torcida un día y me abronca sobre mis textos sexuales, mi mal gusto, que no escriba desnudo (con este frío, qué ocurrencia) el descenso en el número de comentarios, el descenso a los infiernos y esta terapia de metonimia es magnífica para lo mío, ahora que escribo menos, o peor, o yo qué sé, es así, queremos lo que no tenemos, tenemos tanto que queremos todo, nadie sabe de qué va esto, bah, ya me lo dice I, o era S, o G, no recuerdo, es lo que tiene un mal dominio alfabético, que te confundes, que no sabes quién, con quién, cuando, qué, que cada día estoy más convencido de los beneficios de la soledad, criatura rumorosa que no sabe que es hermosa, soledad (Emilio José), a la rueda, rueda, el que no venga no juega, residencia de ancianos, Germán que ha sido tanto es ahora un cuerpo derrumbado en una butaca, dormitando permanentemente, pasando los días, cuesta mucho morir, se muere uno de aburrimiento pero no se muere, ya lo dice Paniker, eutanasia, ancianos vivos que murieron hace mucho, la medicina al servicio de la vida, mujeres y hombres conectados a una máquina, la madre tecnología supliendo a la madre naturaleza, el negocio de la vida eterna, el negocio de la Moral (de una moral, de su moral), amén, que en la frágil distancia entre los Otros y nosotros (en singular, es decir uno, es decir tú, yo, Paco, Silvia) a veces solo hace falta dar un paso para que esa singularidad se convierta en un Nosotros de dos, es decir uno, aunque sea un rato, ¿me quieres?, te beso y me miras a los ojos intentando leer si sí o si no, si ese beso es un preámbulo o la continuidad de aquel que se fue, el que te dejo con el corazón debajo de un zapato y qué culpa tendré yo que acabo de llegar y no te he dado más que sonrisas, ya, pero no respetabilidad, ni mi brazo, es lo que tiene, los ojos, miles de ojos mirándote cuando estás sola, te miran incluso en la soledad de tu cuarto, te miran los árboles, por supuesto los vecinos, el señor que baja a comprar el pan y el periódico y esa vecina siempre gritando a su pobrecito marido, ya, a quién le importa lo que tú hagas (Alaska), estoy rabioso, alejaros que muerdo, grrrrr, este es el texto que he improvisado para hoy, buenos días, buenas tardes o buenas noches, hasta mañana.    

jueves, 19 de enero de 2017

Reminiscencia




Oración

Líbranos, Señor,
de encontrarnos
años después,
con nuestros grandes amores.

Cristina Peri Rossi

Descubro este poema, breve, intenso, fácilmente comprensible por aquellos que han disfrutado grandes amores, dolorosamente cierto para los que los sufrieron, jocoso ya que la invocación al Señor es privilegio de ateos, medroso porque si se produce el encuentro ya no te salva ni dios.

Admito discusiones.

Reminiscencia

No podía dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es modificación, de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en los parques
donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas cosas que habíamos conocido.

Cristina Peri Rossi

miércoles, 18 de enero de 2017

En el desamor no está el olvido



En el desamor no está el olvido, me lo copia usted mil veces. 

Envueltos en capas de salteador, el Tiempo, el Pecado, la Muerte señalando el Reloj, el dramático empeño de querer saber, olvidar lisonjas y partir camino adelante, con brío, con fuerza en los muslos, olvidarse del polvo y la sed, un día, otro día, lo anuncio, llegará la oscuridad y nos iremos, fuera obsesiones, fuera voces, quemaremos calendarios en la dársena, humo de olvido, las espinas, los fantasmas ululando en lo oscuro, tras la tapia, el cuerpo ausente en la cabeza, en los tendones, la palabra que hiere, el silencio que no cesa, ya no sé si era o si soy yo, si existió y si estoy vivo, escribo aquí, pero no vale.

En el desamor, aún. No lo copie, no hace falta.

martes, 17 de enero de 2017

Antes de




¿Qué hacía antes de lo de la deriva de los continentes?

Lo conté hace algún tiempo en un largo escrito, el proceso de encuentro / acercamiento / encantamiento / apasionamiento / explosión / alejamiento / desencuentro. 
Me salió bien bonito, parecía real.

También conté de aquella vez en la que me metí al agua, no recuerdo si era piscina, arroyo, mar abierto o charco, hace mucho. 
Me salió realmente mal, no, el texto no, lo otro, salí hundido, chorreando agua, con una sardina en la oreja, tiritando.
Lo mío no es el agua.

lunes, 16 de enero de 2017

Es el insomnio



No puede dormir y se enreda en recuerdos, se engaña con sus historias, las revive, las cambia, las improvisa, las imagina, las modifica, borra los finales que no.

Da vueltas en la cama y no puede dormir.

(Ya ves, no recuerdo cómo son tus pies, no sé siquiera si alguna vez los he visto. Recuerdo la curva de tu espalda, tus labios entreabiertos, tu mirada, el suave movimiento de tus caderas, el cabello ondulando por la frente, los gemidos, tu risa.)

Escucha el viento de la noche que llega del mar y agita las persianas.

(En el duermevela se esconde un ejército de sombras, me apresuro a borrar tus mensajes, la despedida en la arena, el escueto adiós, nunca supe si decías lo que decías, me perdí en monosílabos, sí, no, nunca entendí lo que escribías.)

Ha parado el viento y llueve, son más de las cuatro de la madrugada, mañana no habrá quién le levante. Eso, si es capaz de dormirse.

(En la dulzura de tus caricias descubrí una puerta a un mar azul, en la tierna corriente de tus manos sentí un mundo nuevo, en la curvatura de tu vientre me perdí, tu novicia lengua hizo en mi maravillas, amén…)

Suena el despertador, otra noche en blanco. 
Se levanta de la cama y se va a trabajar.

domingo, 15 de enero de 2017

Es el naufragio



Todo va (bien, o + o -), navega por un mar en calma hasta que en la cabeza (¿en el alma?) se produce un click apenas perceptible (pero real).

Ha sucedido.

Desde entonces las cosas, eso, lo de vivir, comienza una lenta deriva.

Se da cuenta de ello cuando es tarde, cuando no hay vuelta atrás.
Sigue.

Dolores de estómago, de cabeza, mareos, ahogos, opresión en el pecho, sensación de tristeza, desgana, inapetencia, apatía, somnolencia por el día, insomnio por la noche, sufrimiento (¿me dejo algún síntoma?).

Un día se esconde para llorar.

Y otro.

Es el naufragio. 

(Continúa)

sábado, 14 de enero de 2017

En las calles del aire



En las calles del aire, aquí donde somos reyes absolutos, tiranos, dueños de las horas inmóviles, se encendió una luz y volaron los vencejos que anidaban bajo los alféizares de nada.

Guardé la voz en los intersticios de lo oscuro, esparcí azafrán por los prados, vacié mis alforjas y volver fue una derrota, un sinsentido, una liberación.

Una mujer en la orilla susurraba no sé qué, sin querer escucharla cerré las puertas del océano y las mareas vivas de enero hicieron el resto.

Colgué los sueños en la noria de los días y ahí están, cabecean sin atreverse a bajar, inmóviles en su movimiento, intactos, amarillos, míos.

viernes, 13 de enero de 2017

Cazador herido




Todo es pasado,
todo está lejos ya,
en un mundo en claroscuro

Queda el amarillo
colibrí del miedo.

Equilibrio en la derrota.
La ausencia justo al filo
del olvido.

Queda la estela
del vuelo.

jueves, 12 de enero de 2017

Quello che ho detto ho detto. E qui lo nego!

Lo que he dicho, lo he dicho, y aquí mismo lo niego 
(Totó).




Usted no sabe nadar. Está en la mitad de un mar agitado. No sabe cómo ha podido llegar hasta ahí. Agita los brazos, mueve las piernas, traga agua, tose. Se está ahogando. Es una situación absurda pero usted está a punto de morir. Ha pasado por la cabeza toda su vida en un segundo. Como lleva un tiempo en el agua le ha pasado varias veces. Hay momentos que no recordaba. Sigue agitándose y tragando agua. Es una situación desesperada.

A lo lejos ve un barco, muy a lo lejos. En el hipotético caso que le hubieran avistado no le dará tiempo a llegar para socorrerle.

Hasta aquí.

Este podría ser un guión para un comic.
Pero esto no es un comic, es un blog.
¿Qué es un blog?
Imagino que hay muchas respuestas.
Para mí es un diván en el que me tumbo y cuento.
A veces cuento lo que hacía sobre un diván, cama, pared, alfombra, asiento de atrás de un Simca 1000, bajo una arboleda, entre zarzales (en la época masoquista), sillón de dentista, mesa de sala de juntas, tras una puerta, en el agua, etcétera.
Casi siempre invento y miento, imagino, me conformo y digo.
Siempre siento.
Demasiado.
A veces es tan intenso que sufro.

También cuento lo que pasaba por mi corazón cuando amaba, soñaba, vivía al borde o en el centro, lejos de lo que era, soy, otro, distinto, el que quería ser y nunca seré, mi ahora disfrazado, mi mañana esperanzado, mi ayer maquillado, mi nunca extraído de lecturas alojadas en algún recóndito lugar de mi memoria.
Con una y otra cosa dejo mis historias.

Y quédate tranquilo, el barco te ha visto, han lanzado un bote salvavidas. Por esta vez te has librado.
Pero aprende a nadar, ya ves lo que te puede ocurrir.

miércoles, 11 de enero de 2017

Un pez que se muerde la cola.




Un pez que se muerde la cola, es decir la eternidad, es decir lo inalcanzable, repetir y repetir, el día de la marmota, lo de siempre, decir lo ya dicho, decir lo ya dicho, es decir, lo ya dicho, lo que yo te diga, ingenuidad de revisar las estadísticas, lectores curiosos, curiosos que no leen, cuota de comprensión, de comparación, de conciliación de lo (pretendidamente) dicho y lo (naturalmente) entendido, enfrentamiento de voluntades, es decir la libertad, uno escribe lo que quiere, cuando quiere y otro lee y entiende lo que quiere y cuando quiere si quiere, y si no, no, es decir la anarquía de las letras, la suprema libertad, el supremo yo me lo guiso yo me lo como, el lenguaje como un pasquín mojado por el viento, austera manera de no decir nada, es decir, nada, una convocatoria de música y color, colorines, es decir lo digerible, lo que conmigo va, lo mío, yo, mí, me, conmigo, el amor reducido a vagos sonidos convocados a una romería, la mano acariciando su pelo, amarla frente a un espejo, mirándonos, vernos en nuestro deseo desnudo, esos dos somos, ese único ser que gime, suspira, hipa, llora, ríe, se estremece, se busca, tantea la piel, los íntimos secretos, descubrimiento del placer, besos en recónditas esquinas del alma, la confabulación de la seducción, ámame sin medida ni clemencia, deja todo y ven, solo para mí, pertenéceme, ilusa pretensión de quién nada tiene, un pobre sentado en la puerta de la catedral, nada tengo, nada soy, pájaros en vuelo, fotografía de estorninos en el cielo de Berlín, fotografía de estorninos sobre Central Park, ¿son los mismos?, mi mirada, ¿es la misma?, ella rompiendo porcelanas, rabiosa en el silencio, resignada en el destierro, reyes desfilando en el sepelio, perfume de flores rojas, se estruja las manos mientras mira el horizonte oscuro, desnuda por las habitaciones del castillo, abriendo y cerrando la puerta de salones sombríos, húmedos, no está allí y lo saben sus caderas meciéndose sin eco, sus senos que sopesa sin otro tacto que el hastío, abre las piernas y el viento las transita, se mira en el espejo, sola, se tumba escondiendo la cara en la almohada, escucha el eco de su propia risa, el espasmo en el recuerdo, la soledad colgada como un crucifijo pasado de moda, el invierno volverá como un lobo, un flor mustia en un vaso seco, un gorrión muerto en la ventana de atrás, un libro abierto en la página 127, una foto amarilla enmarcada, un reloj imperioso, la pasión en la cesta de las pinzas del tendedero, lo que fue, roto, descascarillado, respiro es decir vivo, es decir aún, es decir un pez que se muerde la cola, la vida es esto y lo descubrimos cada día, sin rebeldía, sin hacer otra cosa que quejarnos, qué otra cosa podemos hacer, cambian los tiempos, estamos en el borde de un cambio magnífico (no quiero decir que sea bueno o malo, no sé, no llego, es decir hablo, solo eso) se rebelan los pueblos, caen tiranos, nuestro propio tirano somos nosotros mismos, nos esclavizamos, nos tenemos escondidos, nos torturamos, nos hemos desayunado la llave de la celda, hemos renunciado a buscar la felicidad, la felicidad es estar vivos, es decir tenemos lo que nos merecemos, los poetas son los grandes mentirosos del lenguaje, son espectros, lengua muerta, fantasmas que copian sentimientos enterrados, invocación de una magia antigua, no, huellas de antepasados, lo ya dicho, lo ya sentido, lo de ayer, hoy no existe, mañana está a un millón de años, la felicidad no está en el mañana, hay un rescoldo de cenizas frente al altar, no sabemos dónde está el cielo, arriba o abajo, dónde, el silencio de dios, dios es Dios, es una pregunta, es decir lo que nadie sabe, demasiado para un día como el de hoy, ¿qué dice este capullo? (eso si has llegado hasta aquí), esta es una página de cuatro (puedo decir sus nombres) que aprecian lo que tiene de reflejo de lo que son, que sobre todo se leen, no os enfadéis pero escribo solo para mí, esos cuatro son yo, somos uno, uno más uno es uno, así hasta cuatro veces, como mínimo (has dicho cuatro, no te rajes ahora), amo a cuatro, no a la vez, nos amamos en ese ser uno, sin dobles sentidos, con pureza de alma y cuerpo, comunión de emociones, de reacciones, del sinsentido de creer lo que no vemos, de vernos desnudos y frágiles, sensibles, únicos, acto de amor frente al espejo, pasión en esta metonimia que me descubrió S y que nunca podré agradecérselo bastante, cuando alguien logra que descubras tus desiertos, tus oasis, tu peor y mejor tú, tu esencia, lo mejor de ti mismo…he vuelto a enseñar el culo, hala, me visto y me voy, mañana más, quizás. 



martes, 10 de enero de 2017

Guapas/os


Sobre lo políticamente in/correcto. Lo que se llama algo así como un estudio de marketing. Que Facebook, Twitter y similares  son lo que son y dan lo que dan, llegan hasta donde llegan, no política, no sexo, no religión, no definiciones, no enseñar la pata debajo de la puerta aunque  los lobos ya no asustan a nadie, ni siquiera a los valientes. Ya, qué quieres que te diga, que se han terminado las fiestas y volvemos a lo que era, bostezos 10-orgasmos 0, lo que viene siendo la vida de toda la vida, eso mismo, pero no te confíes en cuantito se vaya el anticiclón, suban las temperaturas y caliente el sol o llueva podremos seguir mirando esta pantalla que dicen que atonta pero tú no les creas (en mi caso venía así de serie, en serio, atontado).

Pero.

Contra mi costumbre de no programas me he hecho propósitos para el 2017, a saber: seguir el cursillo de buena gente, tratar de aprobarlo, subir a más montes, más altos, nadar hasta el horizonte,  caminar más (¿+?), Camino de (¿?), retomar lo de los collages (Andrea me ha regalado un curso), escribir menos (¿- ?), leer más (¿más?), estar con más personas reales, cultivar la amistad en vivo y en directo y así hasta cien sabiendo el número uno de la lista, seguir vivo.

También me había propuesto aligerarme de amigos mudos pero, oye, que me da una pereza. Que se den de baja ellos mismos.


No creo que, pero tenía que decirlo.
Guapas/os.



Ah, y leer cada día un capítulo de Los ensayos de Montaigne.


“Montaigne escribe que el hombre es «un objeto extraordinariamente vano, diverso y fluctuante» (I, 1). Y en otro lugar deja cumplida constancia de sus propias contradicciones: «Todas las oposiciones se encuentran en ella [en mi alma] según algún giro y de alguna manera: tímido, insolente; casto, lujurioso; charlatán, callado; sufrido, delicado; ingenioso, obtuso; huraño, amable; mentiroso, veraz; docto, ignorante; y generoso y avaro y pródigo… Nada puedo decir de mí entera, simple y sólidamente, sin confusión y sin mezcla, ni en una sola palabra. «Distinguo» es el componente más universal de mi lógica» (II, 1).”

Pasaje de la introducción de J. Bayod Brau a “Los ensayos.”  de Michel de Montaigne.

lunes, 9 de enero de 2017

Quantum mutatis ab illo.




Por primera vez desde hace meses hoy no me han puesto pañales, espero llegar a tiempo y no mearme.

Me ven escribir como ven a Nieves andar arriba y abajo por el pasillo, como a Julián frotarse el pantalón, como a Carmentxu menear la cabeza sin descanso, otra manía, rutina, un tic, escape de lo mismo y sin embargo.

Me siguen la corriente cuando hablo sin cesar de historias inconexas, nombres nuevos que creen me invento, un ayer florido que ni se plantean, que no aceptan.

Me dicen sí o no, me traen papel, bolígrafos, menean la cabeza con suspiros, me cuidan bien, no hay queja, no me leen.

Mis hijos vienen sábado sí, sábado no, me hablan de sus cosas, me traen libros, algunas veces lloran, mis nietos nunca vienen.

Las piernas me responden, puedo andar apoyado en la enfermera, siento el calor de su brazo, su dulce olor, su voz suave, me trata como a un niño, como al viejo que soy.

Pero estoy vivo.

Sigo sintiendo, escribiendo, soy.

Cuán distinto de cómo era.

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